Proteger la vida
Por Ignacio Augusto - Ecos Diarios
La última semana dejó un saldo de tres jóvenes que perdieron la vida en nuestra ciudad, a causa de accidentes en sus motos. El número, por sí solo, ya es una alarma para Necochea. Y si nos vamos un poco más atrás en el tiempo, el número de víctimas fatales alcanza a 6 chicos, ninguno mayor de 24 años, que fallecieron en nuestras calles en los últimos 12 meses.
La pregunta rápida que surge es ¿por qué ocurre esto? La respuesta, por supuesto, no tiene la misma velocidad.
Sin dudas hay varios factores que, en los últimos tiempos, se han dado para llegar a esta situación. Los costos de las motos, al menos las que se han visto involucradas en estas muertes, son mucho menores que las de los automotores. Aquí, un primer factor.
A esto, le podemos sumar que los jóvenes suelen “tocar” los vehículos de tal manera que le quitan peso y le agregan velocidad, con el claro objetivo de sentir la adrenalina al viajar en la moto y también poder realizar ciertas “piruetas”, que vemos prácticamente en todas las avenidas de la ciudad. Y si no las vemos en las calles, los propios jóvenes se encargan de subir el material a sus redes sociales.
Una de las víctimas del choque en la avenida Jesuita Cardiel, por ejemplo, tenía decenas de videos en sus redes sociales donde mostraba su “habilidad” arriba de una moto Honda Tornado 150cc. Esos videos, no sólo tenían miles de reproducciones, sino también miles de “likes”. Es decir, miles de otros jóvenes que festejaban estas acrobacias.
El tercer factor que puede incidir en lo ocurrido la última semana, además, es la evidente falta de control que ejercen el Estado y las fuerzas de seguridad. En muchos casos, por falta de personal que pueda atender esto y, en otros, por impericia.
Un tema recurrente
En Necochea existe una ordenanza, creada ya hace algunos años, la cual prohíbe que las motos circulen con caños de escapes alterados para “tirar cortes”. Hace algunas semanas, la Municipalidad realizó la destrucción de una buena cantidad de esos caños de escape, los cuales fueron secuestrados en operativos de Tránsito.
Es imposible pensar en que nunca más veremos una moto con un caño de escape alterado, pero en principio es una buena medida que busca desalentar, justamente, este tipo de infracciones a las ordenanzas vigentes.
La proliferación de los motovehículos no es un tema nuevo en la ciudad. En estas mismas páginas hemos narrado en más de una oportunidad la situación casi cotidiana que se da. Accidentes que ocurren a toda hora del día y prácticamente en cualquier lugar del distrito, incluso en las localidades más pequeñas.
Por supuesto, no todos estos accidentes son a causa de las motos. En muchos casos, los motociclistas son los más afectados ante maniobras imprudentes de quienes manejan automotores, tal el caso del último joven fallecido en Quequén en la noche del martes pasado, cuando una camioneta dobló hacia la izquierda en la avenida 578.
“Es imposible que pongamos un inspector en cada esquina…”. La frase pertenece al actual director de Tránsito de la Municipalidad, Sergio Nicolás, en una nota realizada en Ecos Diarios y tiene toda la razón en decirlo. Ningún municipio cuenta con esa posibilidad.
No es menos cierto cuando se indica que los recursos nunca alcanzan. Pero lo sucedido esta semana, sumado a la trágica estadística del último año, hace pensar que algo más se debe hacer en esta materia.
El peligro de las picadas
Como marcábamos al comienzo de este comentario, el lunes pasado murieron dos jóvenes de 19 y 21 años, aunque en circunstancias distintas a la ocurrida en Quequén.
En este caso, se encontraban corriendo una “picada” en la avenida Jesuita Cardiel, cuando se cree que habrían chocado entre ellos y esto provocó la muerte de ambos de forma casi instantánea. Una tragedia que tal vez se podría haber evitado, ya que estas “carreras ilegales” no son un método nuevo o desconocido en Necochea.
Hace algunos años atrás, el sector donde se realizaban estas maniobras peligrosas en todo sentido, con autos y motos, era en la avenida 2 y Pinolandia, entrada la madrugada. Tantas fueron las denuncias realizadas por vecinos que, tras un amplio trabajo con personal municipal y policial, las mismas se alejaron del sector. Pero, evidentemente, no dejaron de existir.
“Cambian constantemente de lugar ante nuestros controles y no toman conciencia del peligro que generan”, aseveró Nicolás al ser consultado sobre el tema. Otra vez, sus dichos son ciertos. Pero, ¿debemos quedarnos de brazos cruzados ante esto? Porque si decidimos quedarnos con esta alternativa, seguramente los jóvenes seguirán sufriendo accidentes de este estilo y, posiblemente, alguno más pierda la vida.
Hoy, que el Mundo se ve y se mueve por redes sociales, las “picadas” también se organizan por Instagram y Facebook. Incluso por grupos cerrados de WhatsApp. Como decíamos previamente, uno de los fallecidos mostraba casi diariamente sus “habilidades al volante” en estos sitios.
¿Las fuerzas de seguridad locales no realizan una tarea de inteligencia en tal sentido? ¿Es muy dificultoso llegar hasta el lugar donde se realizan estas “picadas” y disponer de un operativo cerrojo para secuestrar las motos que están participando de las mismas?
Está claro que los operativos que habitualmente realizan el municipio y la Policía dan resultados positivos, ya que se logra secuestrar una buena cantidad de vehículos que carecen de la papelería necesaria para circular. Sin embargo, con este simple sistema no se alcanza a “limpiar” la ciudad de motos y autos adulterados que participan de estas carreras ilegales.
Tal vez, como sociedad debemos entender que esta problemática necesita una solución rápida, casi urgente, porque el deber debe ser proteger la vida. No sólo la nuestra, sino también la de los jóvenes que por imprudencia o por la necesidad de “vivir la adrenalina” ponen en riesgo la suya.
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