Pudo ser ingeniero, pero se inclinó por el arte popular
Nicolás Maruca descubrió su vocación en un viaje al exterior como mochilero. Como payaso Abelardo es actor, malabarista, equilibrista y humorista.
Mucho antes de convertirse en el payaso Abelardo, Nicolás Maruca cursó estudios primarios y secundarios en Lomas de Zamora, donde nació hace 45 años. Luego ingresó a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires. Estudió tres años y le iba muy bien. Hasta que decidió viajar al exterior como mochilero, recorriendo varios países de América. Sufrió un robo, estuvo en Ecuador y cruzó al Amazonas. Conoció a un malabarista y allí su vida dio un giro copernicano. A punto tal que, a poco de regresar al país dejó trunco el proyecto de convertirse en ingeniero químico.
No obstante, ya sentía cierta atracción por el arte callejero. Durante las temporadas de verano, que desde niño pasó en Necochea junto a su familia , había visto actuar en la plaza de la villa balnearia al legendario payaso Chacovachi y al Circo Marisko en otros escenarios. “Siempre fui de ver espectáculos, pero nunca me imaginé que yo podía estar dentro del ruedo, jamás se me había ocurrido. Hasta que empecé a hacer malabares”, revela.
Su familia no lo podía creer. Aquel buen alumno, que había tenido doble escolaridad en colegios privados, siendo posteriormente estudiante universitario, pasó a instalarse junto un semáforo para demostrar sus habilidades como malabarista. “Estaban como medio preocupados”, afirma sonriente Maruca. Su padre es oriundo de Necochea y sus abuelos maternos residían en Quequén. De allí sus lazos con esta zona desde niño.

“Soy una persona que es fiel a lo que siente y a lo que cree que le hace bien. Y en aquel momento sentí que no quería terminar la carrera de ingeniería”, afirma para fundamentar aquella decisión de volcarse hacia el arte callejero. “Descubrí que quería otra cosa en la vida”, agrega. Y todo el tiempo que le insumía estudiar ingeniería pasó a destinarlo a hacer innumerables cursos y talleres de circo, teatro convencional, humor, títeres y otras ramas del arte. Y lo hizo, asegura, con “la misma pasión, con la misma profundidad” con que antes había estudiado ingeniería en la UBA.
“Fue una época muy hippie de mi vida”, reconoce. De compartir aulas en buenos colegios y la universidad, pasó a estar horas en una plaza con otros jóvenes bohemios. Y asegura que lo vivió “con una felicidad enorme”.
Su primera temporada de verano como artista callejero en Necochea la hizo en 2003. “Fue fatal, un espectáculo muy malo, al que le faltaban muchas cosas. Pero tenía la felicidad de hacer lo que me gustaba”, recuerda 22 años después, ya instalado definitivamente en la zona balnearia de Quequén, siendo padre de dos hijos y un fanático de la práctica del surf.
Maruca hace terapia psicológica desde hace un año, lapso en el cual inevitablemente descubrió “que estaba peleado con algunas cosas del pasado, una era la ingeniería. Yo adoraba todo lo que era la estructura. Y ahora me estoy amigando de nuevo con eso, me está ayudando para organizar mi trabajo”, confiesa.
Maruca, que despliega mucha energía y humor como payaso Abelardo, reconoce ser diferente en una reunión social: “No soy super sociable. Pero en escena disfruto muchísimo de la interacción con el público. Como así también del afecto de padres que se me acercan a saludar y que ahora son abuelos”.
Los Marielenos
Desde hace ocho años Maruca integra Los Marielenos, un trío que musicaliza canciones de María Elena Walsh en versión rockera. Lo hace junto a Ismael “Chima” Juncos (guitarra) y Jonathan Figueroa (batería). Fue una idea suya. “Yo quería hacer un show de rock con humor. Hoy sonamos como una banda de rock profesional. Hemos tocado con Axel, Kapanga, Onda Vaga y Miranda, entre otros, en festivales y eventos”
“Chima es una bestia con la guitarra. Y Jona, que empezó haciéndome sonido en la plaza, está tocando la batería de manera descomunal”, precisa sobre los otros dos “marielenos”. Maruca, además de ser la voz principal, ejecuta el bajo.
El 31 de agosto próximo se presentarán en el parque de las Cataratas del Iguazú, al que han sido invitados. Maruca es conocido en Misiones, donde con el traje de Abelardo y ofreciendo espectáculos para adultos viene actuando desde hace más de 20 años, incluyendo actuaciones en Puerto Iguazú, Eldorado, Montecarlo, Aristóbulo Del Valle y Oberá, entre otras ciudades.
Tras su reciente regreso de Misiones, se apresta a organizar la tercera edición de “El Club de la Risa”. ¿De qué se trata? “Convocamos a cinco personas para que hagan reír durante 10 minutos. El público vota al final y el ganador se lleva $50.000 en efectivo. Será el 19 de junio en Bless Restó y Bar, de 81 y 6. El último ganador fue Franco Cuello, que es el gran standapero de Necochea, después de Marcela García Loyoy”.
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión