“Pusimos nuestro grano de arena durante el conflicto”
Dijo Gerardo Armando González, quien fue uno de los soldados movilizados durante la guerra de Malvinas
Gerardo Armando González, trabajador aceitero desde hace 40 años, en la empresa ex Oleaginosa Moreno, actualmente Viterra. Casado con Claudia. Tienen 2 hijos: Lucas y Gimena. Y dialogó con Ecos Diarios y recordó su tarea en 1982 en la Base Aérea de Tandil.
-¿Dónde te encontrabas durante la guerra de Malvinas?
-Estuve movilizado como soldado en la sexta brigada aérea con asiento en Tandil. A mí las balas no me pasaron cerca. Estuve como soldado bajo bandera desde 4 de enero al 7 diciembre de 1982. Yo soy clase 62, debería haber hecho el servicio militar en 1981 pero el
colegio secundario lo realicé en la escuela técnica, tuve un año más para terminar.
Entonces me tocó realizarlo con la clase 63, es decir, estuve incorporado en el momento en que se desarrolló la guerra de Malvinas. Nosotros no teníamos la instrucción para ir a combatir, éramos reservistas.
-¿Cómo funcionaba la base aérea?
-El personal de la sexta brigada se dividió en dos grupos: uno que se movilizó al puerto San Julián, que es donde se enviaron a los pilotos que luego tuvieron misión en Malvinas y otro quedó en la base de Tandil, en este grupo me encontraba yo.
Respecto al grupo movilizado hacia la Patagonia, fue donde tuvimos mayor pérdida de pilotos pero también es donde más daño se le hizo a la marina británica.
-¿Cuál era tu función en la sexta brigada?
-El 1 de mayo de 1982, nosotros desde la reserva nos encargamos de cargar los aviones en cualquier momento del día, principalmente a los Hércules. Eso implicaba el abastecimiento de combustible y armamento. A las 3 de la mañana había que levantarse a cargar
municiones. Además, se llevaron ambulancias. Teníamos que estar alerta y desplegarnos durante el día sobre la pista porque estaba la amenaza de invasión.
Cuando despegaban los Mirage, nosotros íbamos con los cañones a hacer guardia por si venía alguien a atacarnos, aunque eso era muy hipotético.

-¿Qué envió la Fuerza Aérea a San Julián?
Hacía la base de San Julián se llevaron los aviones operativos: Hércules que son de transporte de mercadería y de tropa, y de abastecimiento de combustible. De combate: los Mirage y A4Q que eran de la brigada de Mendoza.
Además enviaron los dispositivos que permiten el desplazamiento de los aviones Mirage desde la cabecera de pista o hasta su guardado en el hangar. Se cargaron bombas y munición de la ametralladora que tienen en el alerón.
Necochenses en Tandil
De Necochea éramos dos: Roberto Renterías que actualmente trabaja en Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) y yo. Los dos cumplimos funciones en la Base de Tandil.
Reconocimiento a los caídos en combate
A nosotros, lamentablemente, nos tocó hacer guardia de honor de los pilotos fallecidos o heridos. La sección mía era de los más altos, nos ocupamos de bajar el féretro del avión y hacer un pasillo cuando iban los familiares. Recuerdo que lo hicimos cuando trajeron al primer teniente Héctor Ricardo Volponi, que cayó en combate. Los oficiales estaban muy
consternados. Para nosotros fue un golpe duro porque era el Jefe de la Base los fines de semana y además era de Tres Arroyos, de nuestra zona. Cuando ingresamos conversó con nosotros.
-¿Cuál es el reconocimiento que tuvieron por su trabajo?
Los que fueron a San Julián tuvieron un trato especial respecto de nosotros, reciben una pensión y tienen un reconocimiento. La Fuerza Aérea fue insistente en eso y lo lograron, pero no todos.
Nosotros deberíamos ser considerados como reservistas continentales. Hicimos una reunión en Tandil y consideramos que no nos correspondía nada, cumplimos con lo que nos
habían pedido y para mí eso es fundamental. Me considero un trabajador de la Fuerza Aérea en medio de la guerra de Malvinas.
Debería haber un mayor reconocimiento para los que estuvieron en Malvinas, los que estuvieron desplegados en el sur también. Para los que les pasaban los proyectiles cerca.
Homenaje al cumplirse 30 años de la guerra
Cuando se cumplieron 30 años de la guerra se entregó una placa que tiene el nombre de los que fueron desplegados y los que estuvieron en San Julián. Estuvimos en la plantación de 52 robles que representan a los caídos en Malvinas de la Fuerza Aérea.
-¿Seguís en contacto con otros soldados?
- Quedó un grupo muy unido: de los 110 que estábamos en la base en 1982 todos los años nos estamos juntando entre 60 y 70, en distintos quinchos a tomar cerveza, a contar historias. Es la camaradería que quedó después de estar tanto tiempo encerrados y de haber pertenecido a ese momento glorioso.
La primera semana de noviembre, además, vamos un fin de semana en la base, nos seguimos juntando en Tandil. Recorremos la base, pasamos una jornada donde nos preguntan qué es lo que hicimos. Inclusive, los que viven lejos, se quedan a dormir en el casino de oficiales por un módico precio. Después de 45 días juntos, encontrarte y abrazarse es muy emotivo, es el recuerdo más grande que me traigo. Nosotros pusimos nuestro grano de arena durante el conflicto. No debemos ser considerados veteranos de guerra. Tengo conocidos que estuvieron en las islas, que han
estado “cagados de hambre” (sic), tirados en un campo o incluso prisioneros de los ingleses. Hay muchos que la pasaron mal.
Nosotros si bien trabajamos, tomamos frío, comíamos bien, dormimos calentitos. No me considero un veterano de guerra, sí de la vida, por eso no participo ni estoy vinculado con el círculo de veteranos, ni voy a las escuelas.
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