“Que la poesía sea parte del paisaje de Quequén”
Dijo Diego Puccia, en referencia al acto en homenaje a su padre, Enrique, reconocido periodista y escritor fallecido en abril de 2001
El Museo Casa del Faro, de Quequén realizó recientemente el III Festival Literario “Homenaje a Enrique Puccia” que contó con la presencia de destacados poetas y personalidades de las letras. En su transcurso se entregaron los premios del concurso de poesía en “Honor a la paz” y la actividad central fue el homenaje al periodista y escritor Enrique Puccia que estuvo teñido de mucha emoción.
Los organizadores afirmaron que “todo el evento superó las expectativas ya que el nivel de la gente que concurrió al museo fue de máxima jerarquía..
Se contó con la presencia del catedrático y miembro de la Academia Argentina de Letras, Rafael Oteriño; los fundadores del movimiento Vapoesía Argentina: los escritores Marta Miranda y Ricardo Rojas Ayrala, “quienes no sólo concurrieron a nuestro museo, sino trabajaron junto a la comunidad en la Residencia para adultos Alejandro Raimondi y en la ONG Yipuy”, destacó Mariel Farías, de la comisión de literatura del museo.
Además, tomó parte del acto la escritora Marta Cwielong; el dueño y fundador de la Editorial Ediciones del Dock. Carlos Pereiro, los editores de la revista nacional de poesía “La Guacha” Javier Magistris y Carlos Lomenzo.
Por su parte, la licenciada Mónica de Marcenac, fue la encargada de entregar los premios al concurso organizado en Honor a la paz.
Como parte de la programación, se entregaron las Antologías realizadas en conjunto con la ciudad de Goya, Corrientes “Hablemos de nuestra tierra”, donde escribieron por primera vez muchos vecinos de nuestra ciudad, siendo esta su primera publicación .
Biblioteca
Mientras se desarrolló el festival se vivieron jornadas culturales de jerarquía a pleno y todas las actividades fueron abiertas a todo público.
Otro de los hechos significativos de este festival literario, fue la creación de la 1ª Biblioteca de consulta de poesía argentina “Enrique Puccia”, que tendrá sede en el Museo Casa del Faro. Nació por iniciativa de la escritora Marta Cwielong.
Ya cuenta con un centenar de ejemplares que fueron donados por Carlos Pereiro, y se están haciendo contactos para conseguir ejemplares editados por Libros de Alejandría, mientras que la inauguración está prevista para fines del año en curso.
En la noche del sábado pasado se hizo una mesa redonda de la revista La Guacha y se leyeron algunas poesías de Puccia aunque el verdadero homenaje tuvo lugar en la mañana del domingo.
Frente al mar
Con la emoción a flor de piel, escritores, amigos y familiares de Enrique Puccia, descubrieron una placa con un poema de su autoría en la entrada del museo y luego se dirigieron hacia el sector costero ubicado entre el complejo La Hélice y Monte Pasubio donde se leyeron varios poemas del autor que vivió en Necochea y trabajó en la redacción de Ecos Diarios.
Estuvieron presentes familiares de Puccia, entre ellos quien fuera su esposa, sus hijos Diego y Cecilia y, en representación de Pablo Ignacio que reside en Buenos Aires, asistieron su esposa e hija. Además, numerosos amigos del escritor compartieron la ceremonia en el espacio donde próximamente se instalará una placa con un poema de su autoría.
Diego Puccia se mostró complacido con el reconocimiento a la labor literaria de su padre y expresó que “más que un homenaje fue una celebración en su memoria y se puso en valor toda su obra”.
Este acto sirvió para recordar anécdotas y conocer otras facetas de este hombre que, entre 1978 y 1982, residió en España, donde obtuvo el Premio Antares (Sevilla, 1979) y participó en el VI Congreso Mundial de Poetas, celebrado en Madrid en 1982.
En ese sentido, Diego evocó que “cuando la familia viajó a España mi padre tenía una librería. Ahí ganó el premio de poesía con el libro “Tópico”, del que se editaron ejemplares en España, tenía un puesto en El Rastro, de Madrid y se codeaba con otros exiliados como Roque Narvaja y Mercedes Sosa, entre otros”.
Durante la caminata hasta la playa, Diego tuvo oportunidad de conversar con Rafael Oteriño, quien le relató que, junto a su padre, había subido a un barco encallado en Quequén, “se marearon y ese hecho generó poesía desde ese lugar, no desde la comodidad de un escritorio”, puntualizó.
Precisamente, Oteriño y Marta Cwielong fueron los encargados de hacer la apertura del homenaje y pusieron de relieve la labor que llevó adelante Puccia desde su editorial Libros de Alejandría y recordaron que, “en la década del 90 hizo la antología oral de la poesía argentina, llevando al teatro San Martín a poetas como Juan Gelman y otros poco conocidos de todo el país”.
Influencia
Este hecho hizo que su nombre cobrara mayor protagonismo en la literatura nacional, y para su familia este homenaje cobró un significado especial porque este paisaje influyó su obra, “la poesía era palpar distintas cuestiones de la vida y buscar situaciones complejas que tienen que ver con la naturaleza”, afirmó su hijo.
Cabe mencionar que Enrique Puccia regresó a la Argentina en 1982 y tiempo después se instaló con su familia en nuestra ciudad. Hijo y homónimo de un reconocido historiador de los barrios porteños y referente en el tema, durante bastante tiempo trató de diferenciarse de su padre, hasta que logró ganarse un nombre propio en otro género literario.
Diego expresó su agradecimiento por el homenaje y dijo que “los organizadores le dieron dimensión a su obra la revalorizaron desde otro lugar”, y bregó para que se instale la placa frente al mar, “para que la poesía y el arte urbano sea parte del paisaje de Quequén y de su mística”, manifestó.
Si bien ninguno de los hijos del poeta se inclinó por la literatura, cada uno trabaja distintos lenguajes artísticos, y a pesar que Diego tiene vagos recuerdos de su padre mencionó que “lo veía escribir en la máquina y en momentos más cercanos en la computadora, estaba abstraído, en su mundo”.