¿Qué pasará con la inversión en investigación y desarrollo?
Las consecuencias que podría tener que se privatice el Conicet
El presidente Javier Milei suele afirmar que el 58% de los votantes le dio su parecer favorable para aplicar todo lo que propuso en su plataforma y en su campaña electoral: pero esa afirmación es errónea. Muchos lo han elegido porque lo consideraron la mejor opción frente a la otra posible, y en eso seguramente influyeron muchas razones. En un país actualmente pobre como el nuestro, estoy de acuerdo con que es positivo que la economía se transparente y con que se gaste menos de lo que uno tiene en nuestro contexto actual de país con problemas económicos serios: eso supone tener en cuenta muchas variables y opciones. Pero de ninguna manera se debería hipotecar nuestro desarrollo futuro.
La inversión
Los países del mundo de alto y mediano PBI per cápita saben que la inversión en investigación + desarrollo (I+D) es necesaria. En la mayoría de esos países la inversión de privados y fundaciones en proyectos de investigación es importante, pero la del Estado es tanto o más cuantiosa que la de los privados. Esos estados invierten en investigación entre el 2 y el 4% de su PBI, según informaciones del Banco Mundial. Israel llega a aplicar casi un 6% de su PBI a la producción de nuevos conocimientos. La importancia de la investigación es crucial, porque de allí se derivan las invenciones y patentes que dan regalías y este es un factor clave en el desarrollo de los países, como bien ilustra Andrés Oppenheimer en su libro “¡Crear o morir!”.
En países cuyos estados invierten en I+D los estudiantes se forman en un ambiente enriquecedor dentro de sus universidades, lo que promueve su deseo de aportar nuevo conocimiento para el crecimiento del país. Estoy de acuerdo con que hay investigaciones que son más prioritarias que otras, pero es también cierto que varias de las que parecerían menos relevantes suelen ser claves para el desarrollo de la cultura, lo que con frecuencia ayuda al desarrollo humano y repercute en la innovación y desarrollo científico y tecnológico. Seguramente hubo desaciertos en algunas decisiones que se tomaron en el CONICET, lo que podría ir corrigiéndose: personalmente, me enorgullezco en formar parte de esta prestigiosa institución que tanto ha hecho con tan poco dinero invertido en ella -como se verá a continuación-.
La situación actual
Cuál es la situación de la inversión en investigación en la Argentina: el Estado invierte el 0,52% del PBI. Una cifra magra. La pregunta surge de modo inmediato: ¿y qué pasará si se ajusta aún más esta inversión, como parece ser el programa del actual gobierno? Habremos renunciado a desarrollar nuestra capacidad académica, de invención y de desarrollo. Toda la investigación se concentrará en unas pocas áreas, las que sean interesantes quizá para algunas empresas, y se empobrecerá nuestra cultura y capacidad de dar respuesta a los tantísimos problemas sociales, tecnológicos y en salud. La decadencia del desarrollo de la investigación en nuestro país hará que muchos investigadores formados y con capacidad de aportar grandes cosas a la ciencia, renuncien a seguir investigando. Otros realizarán aportes y ayudarán al enriquecimiento de otros países, porque no fueron valorados en la Argentina como nos convenía. Quizá la mayor parte de los científicos no podrán reformarse para intentar conseguir fondos privados (cuyas fuentes son extremadamente limitadas). Si seguimos el plan de recortar en la inversión estatal para la I+D, este gobierno será culpable de haber logrado destruir la capacidad innovadora de nuestros científicos, que es reconocida a nivel mundial por su calidad y se hipotecará el futuro desarrollo académico de nuestra nación. Seremos un ejemplo más de un país que supo desaprovechar sus oportunidades para crecer.///
Jorge B. Aquino, doctor en Medicina, investigador
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