Quién fue el necochense que se convirtió en el gran amor de Cris Miró
Si viste la serie Cris Miro (Ella) seguro tenés algunas preguntas sobre la vedette trans icónica del teatro porteño
A 25 años del fallecimiento de Cris Miró, llegó la serie Cris Miró (Ella), producida por TNT y Flow y protagonizada por Mina Serrano, que relata la historia de la primera mujer trans argentina en hacerse famosa como vedette.
Con ocho episodios de 30 minutos, la historia basada en la novela Hembra, Cris Miró - Vivir y morir en un país de machos de Carlos Sanzol, recorre la vida y trayectoria de uno de los exponentes más imponentes y emblemáticos de los años 90.
En 1995, Cris Miró fue elegida como la primera vedette trans de la revista del Teatro Maipo en Buenos Aires. Una sensual y ambiciosa Cris vio la oportunidad de presentarse al mundo como realmente se sentía.
Sin embargo, en su vida no solo hubo mucha fama, sino también amor y ese amor tenía su origen en Necochea. Su nombre era Pablo.
El apellido de Pablo no fue revelado en la investigación de Carlos Sanzol para su libro Hembra, vivir y morir en un país de machos (Milena Caserola). Sin embargo, deja claro que él fue parte fundamental de su historia de vida y, también, de su desenlace, temas que se retoman en la serie Cris Miró (Ella), disponible en Flow.
Proveniente de Necochea, Pablo tenía ambiciones de conquistar Buenos Aires y hacerse famoso. Su atractivo físico lo hacía destacar en el mundo de strippers y taxi boys: rubio, alto, masculino y viril. Trabajaba como barman en la disco gay Gaysoline, en Recoleta, donde conoció a Cris.
“Yo me reía mucho cuando veía a Pablo en las fotos porque era como un book viviente, nunca se relajaba, siempre estaba buscando la cámara, preparado para que lo miren, listo con una sonrisa. Era un sello de él estar en pose”, cuenta Victorio D’Alessandro, el actor que fue parte de la exitosa tira juvenil Casi Ángeles y que participó en decenas de otras, interpretando esta vez a Federico Robles (Pablo en la vida real), el gran amor de Cris Miró en la serie.

La relación entre Cris y Pablo se desarrolló rápidamente. Pablo frecuentaba la casa de Cris, quien lo presentaba a su familia como un amigo. Todos intuían que eran pareja.
Hubo un momento clave del vínculo entre ambos: durante una fiesta de Año Nuevo, la familia Virguez, el apellido de Cris Miró, conoció a la madre de Pablo, que había llegado de Necochea para brindar con ellos. La relación empezaba a consolidarse.
Además, Cris fue vista por vecinos de la familia de Pablo más de una vez en Necochea.

Según una nota de Verónica Dema para Ohlalá, Esteban, el hermano de Cris, también se llevaba bien con Pablo, unidos por su amor a los deportes y algún que otro partido de fútbol. En 1994, cuando Cris audicionó para Viva la revista en el Maipo, Pablo también lo hizo. Cuenta Sanzol en Hembra, que esa fue una idea de Juanito Belmonte, quien llenó el espectáculo con chicos de la noche que formaban parte de su entorno.
“Yo vi entrar a un muchacho de una belleza pocas veces vista y con un chico atrás, Pablo, que era Brad Pitt”, recordó el coreógrafo Ricky Pashkus recientemente en una entrevista que le hizo Florencia de la V, en referencia a la primera vez que los vio juntos. Pablo era Pablo Marcos, bailarín y pareja de Cris Miró.
Pablo Marcos además de tener un gran atractivo físico, se caracterizaba en sus años de juventud por ser deportista. Jugaba al vóley en el Centro Vasco y tenía un récord provincial en atletismo en los 100 metros.

En Hembra se recorren los distintos momentos por los que pasa la relación, con distanciamientos y reconciliaciones. Las razones de la ruptura definitiva entre Cris y Pablo son objeto de especulación, aunque no hay certezas, tal como cuenta Sanzol en su libro.
Pablo Costa, asistente de Cris, revela que Cris siempre estuvo enamorada de Pablo y que la fama fue uno de los factores que los separó. Según Costa, Pablo quería que Cris tuviera el valor de reconocer públicamente su relación, algo que las imposiciones de Belmonte no permitían. El representante de Cris la quería "sin novio".
Jorgelina Belardo, otra amiga, opina que el fin del vínculo se debió a otro tema: según dijo, entrevistada para el libro editado por Milena Caserola, Pablo no pudo soportar el protagonismo que Cris adquiría.
El necochense se alejó de los escenarios y llevó en sus años posteriores una vida más relajada, de viajes y lejos de los medios.
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