Recordar con memoria y la verdad
Hoy se cumplen 45 años del golpe militar que derrocó al gobierno constitucional de la primera mujer que ocupó la presidencia en la República la Argentina, María Estela Martínez, quien fue la tercera esposa de Perón. La fecha fue declarada feriado nacional a instancias del Poder Ejecutivo Nacional en el año 2006.
Por la particularidad de la iniciativa de la Casa Rosada, de declarar como festivo o conmemorativa, según guste llamarla, a la fecha de inicio de un proceso demoníaco como el que se implantó a partir del 24 de marzo de 1976 “prima facie” parecería estar en el marco del abuso de días no laborables que inunda el calendario. A modo de triste ejemplo sería similar que los franceses declarasen feriado la caída de París en poder de los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial, y no el 24 de agosto día de la liberación parisina, en 1944.
Se entendería más razonable, como día de la memoria verdad y justicia, el 9 de diciembre cuando la Cámara Federal dictó la sentencia a los líderes de la Junta Militar en el año 1985. La fecha que se evoca, más allá del feriado, ha quedado históricamente inscripta, al igual que los siete negros años del proceso, en el informe de la Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas (Conadep) en su libro «Nunca Más», que confirma que hubo 8.960 desaparecidos y de una cifra mucho mayor por casos que no fueron denunciados.
Luego del dictamen de la Conadep, que estuvo presidida por Ernesto Sábato e integrada también por otras calificadas personalidades, el ministerio público procedió a inculpar a los responsables del gobierno militar con el conocido juicio y su posterior condena a las tres Juntas de Comandantes. Este hecho sólo tiene parangón con lo ocurrido en Nüremberg luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, al ser juzgados los jerarcas nazis responsables del exterminio de ocho millones de judíos.
Necochea hace 45 años
Entrado el verano de 1976 los necochenses y turistas concurrían a un flamante Casino, donde 4.545 personas habían dejado sobre las mesas de juego 11.107.100 pesos ley 18.188, el último sábado de febrero, con un beneficio para la banca de 1.648.700 pesos cuando un Fiat 600 0 km. se vendía a 377.903 de la misma moneda.
Los espectáculos teatrales y café concert estaban a la orden del día anunciando en cartelera, entre otros, los nombres de María Concepción César en el teatro Mayco; Irma Roy, Raúl Rossi y Carolina Papaleo en el Auditórium’ Casino; José Luis Gioia en Posta 83; Linda Peretz y Alberto Mazzini en calle 85 y del hoy premiado Danilo Devizia (h) en otra sala de la 83.
La temporada estival pasó. No obstante, en las ciudades más importantes del país, la escalada terrorista no conocía de pausas. Las bombas, los secuestros y la muerte eran noticia corriente; el desabastecimiento de los más esenciales productos de la canasta familiar aún con precios regulados no contenían la inflación que golpeaba los bolsillos de los argentinos; el desgobierno y la falta de poder conmovían a la opinión pública.
Los partidos políticos de la oposición buscaban denodadamente la fórmula milagrosa que, dentro del marco de la Constitución, pudiera revertir aquel estado de cosas. La fórmula lamentablemente no apareció, ante los desencuentros surgidos del poder. El discurso pronunciado por la red nacional de radio y televisión por el líder radical Ricardo Balbín, el 16 de marzo, exhortando a la unión de todos los argentinos ante las críticas horas que se vivían, fue un presagio de los tiempos que se avecinaban. Su esperanza y fe en las instituciones democráticas fue puesta de manifiesto con angustiadas palabras al decir: «Todos los incurables tienen cura, cinco minutos antes de la muerte». Era el principio del fin.
En la jornada del 23 de marzo las versiones sobre movilización de tropas en distintos puntos del país y las nerviosas reuniones de dirigentes políticos y gremiales en diferentes esferas del gobierno eran símbolos de la antesala de la sublevación militar.
A las 3.20 de la madrugada del 24 las radios entran en cadena con los sones marciales de la marcha «Cura Malal», mítico simbolismo castrense, empezando a transmitirse los primeros comunicados de la Junta Militar, conteniendo las entonces conocidas frases de las proclamas» «unidad nacional», «recuperación de valores morales y éticos», «reserva moral», «salvar la República del caos y la corrupción», «ser nacional», «justicia y respeto», etcétera, etcétera. Mientras tanto, a esa hora sobre ruta 88, en las puertas de Necochea, una columna del Ejército Argentino esperaba la orden de ingresar al centro de la ciudad. A las 6 de la mañana los efectivos llegan a la comisaría y Municipalidad imponiendo el poder detentado por las armas.
La población, que al despertar se encontró con la novedad, comenzó el día realizando sus tareas habituales, a pesar del feriado cambiario y administrativo dispuesto. Los comentarios de los madrugadores en la mesa de café se entremezclaban con el de los acontecimientos y el partido de fútbol que a la 1 de la tarde jugaría la Selección de Menotti con su similar de Polonia.
Había una suerte de alivio y esperanza sumida también en una manifiesta indiferencia ante la caída del gobierno constitucional.
A media mañana se confirmaba en el cargo interinamente como delegado del gobierno militar a Hugo Yelpo, junto a sus colaboradores. Otra historia comenzaba que nadie presagiaba, la noche con su negro manto cubriría a la República hasta el amanecer del 10 de diciembre de 1983.
A raíz del feriado recordamos las palabras del filósofo y académico francés Pierre Nora: «La historia no puede ser dictada por los legisladores. Eso sucede sólo en los países totalitarios, no en una democracia. Si cada hecho histórico se vuelve intocable tras haber sido declarado por ley genocidio o crimen contra la humanidad, se está condenando a muerte la investigación histórica y, por ende, cristalizando la historia de una nación».///