Recuerdos de empleadas de la tradicional “Casa Gómez”
En el marco del Día del Empleado de Comercio que se celebra este martes. Una tienda que marcó una época en la ciudad
Este martes, se celebra el Día del Empleado de Comercio y son muchas las historias detrás del mostrador pero, sin lugar a duda, que la tradicional Casa Gómez marcó una época en nuestra ciudad, donde las familias iban a comprar todo para la casa, colchones, telas, además de indumentaria y calzado.
Quienes tienen algunos años, también recuerdan las tiendas Aduriz, Galli, Molinari e Hidalgo Solá, entre otras.
Susana Tauz, desde muy pequeña soñaba con atender al público, jugaba a la vendedora y es algo que lleva en su sangre, porque hasta el día de hoy, recuerda su etapa como empleada en la antigua “Casa Gómez“ con mucho cariño.
En su relato recordó a Federico Gómez, quien estaba en la gerencia del local, además de sus compañeros Antonio Tugores (zapateria), “Pocho” Alonso (en ropería), Norma Caldera, Amelia Fiscina (en telas), entre otros.
Susana, primero fue clienta del comercio y luego pasó a ser parte, trabajando en el sector de zapatería. “Entré en el año 1977 hasta el 2000, cuando se empezaron a dividir los locales y desapareció Casa Gómez”, dijo y aseguró que “me encanta el trato con la gente”.
Teniendo trato directo con el público mencionó que es fundamental que el cliente se vaya contento, y detalló que “me tocó probarle zapatillas a Mariano Garat que hoy es médico, a Mariano Núñez que es odontólogo, pero lo más lindo que te deja el mostrador cuando tratas bien a la gente, es que hoy voy por la calle y me saludan”.
Tantos años de trabajar en Casa Gómez, aseguró que siempre recibió buen trato, era un ambiente de “gente linda”, donde había muchos empleados.
En cuanto al movimiento comercial que generaba el local, Susana puntualizó que “era una buena época, la gente tenía plata y compraba, existía lo que se llamaba cuenta corriente y además pagaban en efectivo”.
El trato de antes no era como el de ahora. Susana indicó que muchas veces ingresa a un local y la empleada pregunta con desgano ¿te puedo ayudar?.
En cuanto al tema de la inseguridad en el local, no existía como ahora, el clima que se vivía era otro, mucho más tranquilo.
“Se atendía bien, se estaba sin miedo, se trabajaba muy cómodo, inclusive yo me iba y venía caminando todos los días 44 cuadras y salía de noche y me volvía a pie sin temores, era otra época, se podía hacer eso, ahora no”, mencionó.
La presencia también era muy importante detrás del mostrador, y los empleados estaban uniformados. “Todos los años cambiaban el color, a veces polleras y chaqueta, camisas, para estar bien presentables”, subrayó.
De aquellos años, Susana recordó la cocina que tenía el comercio, donde les daban 20 minutos para tomar café con leche, y servían sándwich de jamón y queso, facturas y galletitas, “era una atención de la casa hermosa”.
Por último, destacó que lo más importante es el reconocimiento de la gente, lo cual queda para siempre.
Cordialidad
Otra de las empleadas fue Norma Caldera, quien con sus 90 años, recordó aquellos años dorados.
“Estuve 14 años, trabajé en el sector de telas, y al mismo era compradora porque me mandaban a comprar telas a Buenos Aires”, dijo.
Los lindos recuerdos están intactos, “para mi fueron gente muy buena y educados y además siempre tuve ganas de hacer las cosas bien, ser responsable”.
Sin lugar a dudas, Norma recalcó que para ser buena vendedora hay que ser buena gente, al respecto explicó que “hay que dirigirse al cliente con atención, eso es muy importante para uno mismo y para quien va a comprar. Hay que ser amable y tener una sonrisa”.
Aquella época dijo que “para mí fue muy lindo, me recuerdan al día de hoy y uno recoge cosas lindas”.
Primera mujer
Amelia Fiscina fue la primera mujer que ingresó a trabajar al sector telas.
“Ese trabajo fue lo mejor que me pasó en mi vida, siempre tuve paciencia porque además vendiendo telas no es lo mismo que vender heladeras”.
Amelia se jubiló en el 2000 de Casa Gómez y pasó a trabajar a Pampa, donde estuvo 15 años.
Amelia recordó que con las compañeras de trabajo en Casa Gómez se armó un grupo muy lindo, y lo mismo sucedía con los clientes, “cuando llegaba Navidad venía la gente a darte un beso y desearte una feliz Navidad, o para el día del amigo te llevaban una flor”, dijo.
Por último, aseguró que “si no tenes don de gente, no sos buena vendedora y nunca me avergoncé de ser vendedora y de haber trabajado toda la vida”.
El origen de la fecha
El Día del Empleado de Comercio se celebra el 26 de septiembre, siendo una fecha en la que se reivindican derechos para las personas que realizan su trabajo en las tiendas de las ciudades.
El origen de la fiesta data del año 2009, cuando fue modificado el artículo Nº 76 del Convenio Colectivo de Trabajo Nº 130/75 en el cual se estableció que se tenía que celebrar el 26 de septiembre el Día del Empleado de Comercio.
La Ley 26.541 establece en su artículo 1º el establecimiento de día de descanso para todos aquellos empleados de comercio. Según el artículo 2º de la Ley 26.541 establece que los empleados de comercio no prestarán labores, asimilándose el mismo a los feriados nacionales a todos los efectos legales.
A pesar de ser un día de descanso, según la norma, queda a criterio de cada uno de los comerciantes y por eso en la jornada de ayer se vio muchos supermercados y tiendas de electrodomésticos entre otros rubros con sus puertas cerradas, mientras tanto, otros, abrieron sus locales estando los dueños o bien aquellos empleados que aceptaron asistir a cumplir sus tareas.
En cambio en los barrios, los comercios estuvieron abiertos en su gran mayoría.