Hace poco más de un mes, la ciudad sufría la pérdida de tres jóvenes en dos accidentes de motos. Uno, producido en la Avenida 75, sin mayores datos en aquel entonces; y otros dos que, en una aparente picada en la Avenida Jesuita Cardiel, impactaron de frente y no sobrevivieron.
Esta última semana, otros dos necochenses fallecieron en accidentes automovilísticos que, posiblemente, podrían haberse evitado de diferentes maneras. Podemos sumarle a esta triste estadística, el joven que falleció en avenida 75 al ser impactado por una camioneta, manejada por un menor de 17 años, en la esquina de calle 54.
El lunes, por la tarde noche, en Los Pinos, en el Partido de Balcarce, un joven de 31 años impactó con su VW Gol con una camioneta sobre la ruta provincial 55. Luis Manuel Leoz, de 31 años, perdió su vida al no poder resistir las gravísimas heridas que le produjo aquel impacto.
En nuestra crónica del día, se explicó que “la violenta colisión involucró un vehículo marca Volkswagen modelo Gol, conducido por Luis Manuel Leoz, y una camioneta marca Ford modelo Ranger, en la que circulaban Juan Marcelo Torres (38) y Leonel Rodríguez (34), ambos vecinos domiciliados en Balcarce”. Los dos balcarceños ya fueron dados de alta y se encuentran fuera de peligro.
Si bien aún resta que la Justicia defina cómo ocurrieron los hechos, luego de las pericias de rigor, queda claro que uno de los dos vehículos realizó, al menos, una mala maniobra y, por ende, terminaron chocando de frente en la mencionada ruta.
El miércoles por la tarde, una mujer que estaba estacionando su auto, a metros del Banco de la Nación Argentina, en la esquina de 61 y 60, impactó a una señora que intentaba cruzar la calle, justamente por detrás del auto que estaba en movimiento.
La víctima del golpe fue hospitalizada, en grave estado, y pelea por su vida, según pudo saber Ecos Diarios.
La madrugada del jueves dejó otra víctima fatal. Un hombre de 37 años, que volvía de una fiesta, fue colisionado por otro joven que también había concurrido al mismo lugar y, en estado de ebriedad, lo chocó con su auto, produciéndole la muerte en el lugar.
Homicidio culposo
Según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, un accidente de tránsito es un “evento generalmente involuntario, generado al menos por un vehículo en movimiento, que causa daños a personas y bienes involucrados en él e igualmente afecta la circulación normal de los vehículos que se movilizan por la vía o vías comprendidas en el lugar o dentro de la zona de influencia del hecho”. Esto tipificado en el Código Nacional de Tránsito, del año 2002.
Desde la Justicia, estas investigaciones, por lo general, llevan la tipificación de “homicidio culposo”. Es decir, se provoca la muerte de alguien, aunque no haya habido ningún tipo de intención de que eso ocurriera.
Está claro que es difícil encontrar un solo responsable en cada uno de los hechos que describimos en esta página, pero también es sumamente necesario que todos tomemos conciencia de lo que está pasando en nuestra ciudad.
La frialdad de los números nos dice que, en el último año y medio, cerca de una decena de vecinos fallecieron producto de accidentes de tránsito. Ya sea en choques entre dos automotores o con motos involucradas. O, como en este último caso, por atropellamiento.
Podemos inferir, sin generar demasiada polémica, que en Necochea se maneja mal, al menos en líneas generales. Si no, ¿cómo se entiende un choque en una avenida, como la 58, que posee un boulevard central de amplias dimensiones? Otro claro ejemplo es lo que ocurre en la avenida 75, donde está estrictamente prohibido girar a la izquierda, y sin embargo diariamente observamos motos, autos, camionetas y hasta camiones detenidos sobre el separado medio, esperando para girar hacia la izquierda.
Nosotros, los conductores, somos parte de esa cadena de responsabilidad a la que se hace referencia en esta nota. Si bien damos por entendido que todos conocemos las reglas de tránsito, queda en evidencia que muchos no las entendemos o, lo que es aún peor, no las aplicamos de forma correcta.
El Estado también tiene una cuota parte de responsabilidad en estas cuestiones. Todo Necochea sabía de una nueva edición de la denominada “Fiesta de la Cerveza”. Por qué no realizar un cordón seguro, durante parte de la noche, y de esa manera, al advertir la presencia de alguna fuerza de control o seguridad, tal vez, los conductores tomen alguna medida precautoria.
Está claro que, en una fiesta donde el eslogan principal es la ingesta de cerveza, quienes salen de la misma, evidentemente lo hacen habiendo consumido bebidas alcohólicas. No es una ecuación muy difícil de entender. Sin embargo, nada de esto ocurrió el jueves por la madrugada.
Tampoco las fuerzas de seguridad, en este caso la Jefatura Departamental de la Policía Bonaerense, tomó cartas en el asunto. ¿No había posibilidad alguna de realizar algún tipo de control policial en la zona? No para secuestrar cuanto automóvil circule por el lugar, pero sí para advertirle y llamar la atención de quienes conducen y, de esa misma manera, no sólo generar una reducción en la velocidad, sino también desviar algo de tráfico vehicular.
El fiscal a cargo del caso, José Luis Cipolletti, reveló en una nota periodística realizada en Ecos Radio que los agentes de la Policía le comunicaron que no pudieron realizarle el test de alcoholemia al joven conductor que arrolló al hombre porque no tenían las denominadas “pipetas”, que son las que se utilizan cuando se realizan controles de tránsito nocturnos.
Hace algunos meses, el municipio anunció la llegada de alcoholímetros enviados por la Provincia para este tipo de acciones. El jueves, según la palabra de la propia Policía, no había. Dos horas más tarde de ocurrido el hecho, apreció una “pipeta” y con el test se supo que el conductor tenía 1,54 por ciento de alcohol en sangre.
“Y, mientras tanto, el sol se muere... Y no parece importarnos... Mientras te quiero, el sol se apaga”, reza una de las canciones del disco “Porco Rex”, de Carlos “Indio” Solari y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
Es hora de que esto cambie. De que comience a importarnos esta situación. Porque el sol que se apaga, no es más ni menos que la vida de un vecino, un familiar o un amigo nuestro.
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