Rieles en las calles de Necochea
Nuestra ciudad fue una de las 30 de todo el país que contó con servicio de tranvías. Desde un trencito a vapor hasta los coches eléctricos, definieron el perfil progresista de la localidad hace 100 años
Por Juan José Flores
Redacción
El servicio de tranvía eléctrico se inauguró el 28 de febrero de 1914 y funcionó en Necochea durante dos décadas.
En mayo de 1975, luego de publicar un extenso artículo sobre el Museo Histórico Regional, el Ecos Diarios publicó el breve artículo que se reproduce en la foto sobre los coches “La mimosa” y “La coqueta” y detallaba el recorrido del servicio de tranvía eléctrico.
Parte de la información de esa breve nota había sido tomada de un ejemplar de Ecos Diarios de 1936.
“Hace dos décadas una especie de tren, una miniatura de ferrocarril tipo Decauville y algo parecido, aunque no tan pequeño, al viejo trenecito del Jardín Zoológico de la metrópolis, deslizábase sobre los rieles, por los cuales después empezaron a correr los tranvías estilo Lacroze, que, un tanto remozados y en buen estado de uso, siguen prestando sus servicios en las temporadas de verano", escribía en junio de 1936 un entusiasta periodista de Ecos Diarios.
Necochea Belle Epoque
Bajo el título "El tranvía de antes", el cronista recordaba con lujo de detalles la inauguración del servicio veinte años antes, el 5 de enero de 1913. "¡Cómo cambian los tiempos!", expresaba. "Esta exclamación la arranca forzosamente la observación retrospectiva. Veinte años atrás, insignificante lapso de tiempo en la existencia de un pueblo, contemplábamos con orgullo aquel tranvía a vapor, cuyas locomotoras ponían en la ciudad una nota decididamente ferroviaria, que se renovaba en cada esquina, al paso de cada bocacalle, con el pito bullicioso con que se anunciaban en tanto que ascendían al espacio las espirales de humo de sus chimeneas".
"La Coqueta y La Monada... ¿Recuerdan? Así se llamaban las dos locomotoras chicas, que lentamente, laboriosamente, arrastraban tras de sí a los acoplados de bancos largos situados a ambos lados del coche. ¡Qué hermosas nos parecían! ¡Cómo temblábamos de emoción al verlas, porque ellas representaban un progreso y un esfuerzo! Hoy, si salieran de su guarida, donde duermen como cosas de museo, los pibes de las escuelas habrían de reírse a mandíbula batiente y acaso no faltaría alguno que preparase su mano para cascotear al maquinista...".
El periodista remataba el artículo, aparecido en un suplemento especial, con un detallado y luminoso recuerdo de aquel legendario 5 de enero: "El día memorable de la inauguración de ese servicio de tranvía a vapor entre la playa y la ciudad, el público se congregó a celebrar el acontecimiento. Y en los primeros viajes, que eran gratuitos, las damas ensombreradas y los señores serios, emocionadísimos, tomaron asiento en los bancos largos de los acoplados, al propio tiempo que los chicos hacían acopio de maní caliente y se despedían de sus mamás para emprender el largo viaje hasta la playa...".
El día de la inauguración
No menos entusiasta era una nota aparecida en los días de la inauguración del servicio, en la ya mítica revista Caras y Caretas. "Como resultado de los trabajos hechos por la Sociedad de Fomento de Necochea, el domingo 5 del corriente fue inaugurada en aquella importante población, una línea de tranvía a vapor", escribía el corresponsal.
"La obra inaugurada era una necesidad hace tiempo sentida por aquella laboriosa ciudad y si bien se pensó en un principio en que dicha línea fuera a tracción eléctrica, razones de última hora determinaron que su movimiento se realizase a tracción de vapor, empleando coches como los del tipo "Anglo-Argentino". En el centro de Necochea se ha construido una estación amplia y cómoda para dar abrigo al material rodante del nuevo tranvía, que tan señalados servicios está destinado a prestar a la vida de aquel centro de labor y actividad.
"El acto inaugural revistió mucha solemnidad, yendo a Necochea todos los miembros de la Sociedad de Fomento para encabezar los festejos con tan grato motivo se celebraron. "Al arrancar el primer convoy el entusiasmo del público se transformó en delirio, oyéndose batir palmas al paso del tranvía engalanado con banderas nacionales".
Días de gloria
Según una publicación de la época, en su primer temporada los tranvías transportaron "a la playa 79.867 pasajeros, y en cuatro chatas de carga 6.743 toneladas de materiales para la rambla en construcción y otras obras". El recorrido del tranvía abarcaba, aproximadamente, 80 cuadras.
Salía de la Estación de Ferrocarril (donde funciona ahora la Escuela Municipal de Artes, en 47 y 62; seguía por 62 hasta 61; pasaba frente a la Iglesia del Carmen, doblaba en 56 hasta el Boulevard de los Eucaliptus (hoy avenida 59).
En ese tramo la formación pasaba delante de los galpones donde se guardaban y mantenían a los tranvías (actual edificio de la Municipalidad). El trayecto continuaba por avenida 59 hasta la avenida de Los Pinos (avenida 42), para doblar por ésta y seguir hasta la calle 87 por donde seguía hasta la avenida 2, pasando por el Hotel París.
En la avenida 2, estacionaba frente a la Rambla, donde permanecía varios minutos. El regreso al centro se iniciaba por avenida 2 hasta 79, tomaba por la avenida Atlántica (Diagonal San Martín) hasta 59, mano derecha, y desde allí seguía hasta 62 para concluir el circuito en calle 47.
El "troley"
Pero la vida del tranvía a vapor fue corta en nuestra ciudad. Necochea, en aquel entonces transformada en una de las ciudades más pujantes del país, pronto necesitó un servicio de tranvía más eficiente y cambió las viejas maquinitas por tranvía eléctrico a troley.
La Asociación de Fomento de Necochea, que había instalado los tranvías a vapor, fue la encargada de renovar el servicio, que fue inaugurado el 8 de febrero de 1914.
Según una nota de una guía turística de aquellos años, "el servicio, que es bastante normal, se efectúa por medio de tres espléndidos coches adquiridos en Norteamérica y del mismo tipo de los empleados por la compañía Lacroze, de la Capital Federal. La corriente eléctrica es suministrada por la Usina local, que también hace el servicio de alumbrado de la ciudad".
El artículo agregaba que "la Asociación Fomento Necochea realizó importantísimas obras, pudiendo considerarse de esplendor y despegue para Necochea los años comprendidos entre 1910 y 1914. No sólo apoyó y realizó la instalación de los tranvías a vapor y eléctrico, sino la construcción del Casino, con amplias salas y lujosamente arreglado".
El fin de una época
En aquel tiempo, el partido de Necochea tenía una superficie de 7.291 kilómetros cuadrados y la población era de 27.000 habitantes. En tanto, la planta urbana contaba con 12.000 pobladores.
Más seguro y silencioso, el tranvía eléctrico tardaba unos 40 minutos en unir la estación, el centro y la playa. Un motorman y un guarda eran su tripulación.
Los pasajeros ascendían por adelante y bajaban por atrás; contaban con una campanilla que hacían sonar para indicar en qué tramo del recorrido querían descender.
Pero el mismo empuje progresista que había hecho que el pueblo se transformara en ciudad en apenas cuatro años, entre 1910 y 1914, hizo que el tranvía comenzara a quedar relegado como medio de transporte con la aparición de los colectivos.
El 21 de enero de 1937 en Ecos Diarios se publicaba un artículo bajo el título "Con la paralización del tranvía queda improductivo un capital que la comuna valoriza en $212.876,55". En esos días un ejemplar del diario costaba 10 centavos.
En tanto, un artículo del diario El Argentino de La Plata, realizaba una detallada crónica de los motivos que llevaron a la desaparición del tranvía. "La línea de tranvías de Necochea ha sido suplantada por ocho o nueve líneas de ómnibus, entre la ciudad, rambla, playa, villa Díaz Vélez y puerto, favoreciendo así al turista, que en contados minutos se traslada a los diversos puntos. Pasan por otra parte, de cincuenta los automóviles de alquiler con taxímetro, mientras que los particulares llegan ahora a 1223, de tránsito 120, temporales 48, colectivos 25 y camiones 591".
Ecos Diarios replicaba a aquella nota y afirmaba que el diario platense había sido asesorado "tendenciosamente", a la vez que tomaba posición y sostenía "la necesidad de tranvía en Necochea".
"En el patrimonio del municipio el tranvía representa entre depósito y otras dependencias, coches e instalaciones, un capital de 212.876,55 pesos. La paralización de dicho servicio, hace que sea un capital muerto por obra y gracia de las actuales autoridades y existe el propósito de liquidar, mejor dicho de 'quemar' por menos que nada, lo que tanto costara para adquirirlo", se podía leer en un artículo aparecido en la tapa de este diario hace 64 años.
Y agrega que "cuando corría el tranvía el precio del boleto a la playa era de 10 centavos y ahora es de 15 centavos".
No obstante los reclamos, en mayo de 1937 comenzaron a retirarse las vías y los cables y el tranvía pasó a la historia. Pero en la memoria colectiva todavía está vivo.
Y en muchos lugares de la ciudad, bajo el asfalto, todavía algunos de los rieles del viejo tranvía sobreviven, como fieles testigos de una época de esplendor.///
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