Río Quequén: por el avance de la erosión se derrumbaron dos juegos y un frondoso árbol
Estiman que en algunos sectores se perdió cuatro metros de barranca en los 5 cinco años. Retiraron cuatro bancos prontos a derrumbarse
RAUL JAUREGUI
Redacción
El avance de la erosión en varios sectores de la barranca ribereña no se detiene y producto de ello, en la jornada del pasado martes cayeron dos juegos infantiles a la orilla necochense del río Quequén, sumándose a un frondoso árbol que existiera frente a predio de Luz y Fuerza y que se derrumbara tiempo atrás.
La situación cada vez preocupa más a los propietarios de viviendas del Paseo de la Ribera, ya que según lo que han observado y que ha quedado plasmado en más de una fotografía, se han perdido no menos de cuatro metros de ribera en los últimos cinco años y el fenómeno no se detendrá.
Añejo árbol
En el caso del árbol añejo, que según se indicó se trata de un álamo, se derrumbó hace meses a la altura del kilómetro uno (avenida 74) sobre el lecho del río y no ha sido retirado, por lo que ante algún crecimiento que se produzca su copa sobre las aguas oficiará de barrera para elementos que puedan transportar el caudal del río.
A su vez, al lado del boquete de tierra que se produjera al caer el árbol hay un banco que está casi “en el aire” y que sería conveniente que se lo retire cuanto antes.
En el caso de los juegos (uno de color rojo y el restante amarillo, pertenecientes a la llamada plaza saludable ubicada a 600 metros del sector de inicio del camino) el año pasado se había publicado una nota con fotos en Ecos Diarios, donde se percibía la cercanía de la barranca a los mismos, que afortunadamente cayeron el martes último cuando no había niños jugando.

Las estructuras fueron levantadas por integrantes del área de Obras Públicas del municipio y los vecinos de Paseo de la Ribera prevén reubicarlos más adelante en un lugar “más seguro”.
En materia preventiva, el Dr. Ariel González, integrante de dicho grupo contó que “ante lo sucedido y el avance erosivo decidimos sacar cuatro bancos que en breve iban a estar en peligro de derrumbe, de manera de no tener que lamentar ningún accidente”.
Inquietud de años
Desde hace tiempo los residentes en el sector vienen mostrando su inquietud y han exigido que se dejen de lado los “parches”, como el de arrojar escombros de asfalto en algunos sectores de la ribera comprometidos y se encare una solución de fondo, que según las estimaciones iniciales de expertos en la materia sería “sumamente costosa”.
Ya en 2018, Ecos Diarios había indicado en una nota periodística que, si bien no era una cuestión de extrema urgencia en ese momento, era notable el ensanchamiento del cauce del río Quequén, producto de las distintas crecidas que venían carcomiendo la ribera del lado de Necochea. Algunos incluso lo adjudicaban al dragado de Puerto Quequén, porque consideraban que eso provoca que el agua del mar ingrese con más fuerza, lo cual no ha podido ser corroborado con certeza.

En el 2018, cuando se consultó a Hidráulica sobre el tema, se reconoció que en los últimos 15 años se habían perdido entre 5 y 8 metros de tierra, siendo el frente del complejo educativo Jesuita Cardiel uno de los sitios donde más se percibía el achicamiento. Luego se extendió a muchas más zonas.
A su vez se explicó que el desmoronamiento de la barranca se produce debido a que el suelo de la ribera es débil, sin demasiada piedra abajo y sin compactación suficiente, por lo que es fácilmente erosionable.
Colocar carteles de advertencia y barreras para que no se pueda acercar a los bordes podría ser una parte de las medidas para prevenir accidentes, ante el socavamiento que se está dando bajo la superficie en la que mucha gente va a pasear con niños o a sentarse para tomar mates y ver el paisaje.
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