Santiago Motorizado: «El poder de las canciones es lo que genera cosas»
El músico presentará este sábado en el estadio Malvinas Argentinas su disco “La otra dimensión”, un compendio de versiones y lados B de las canciones que componen “La síntesis O’Konor”
Él Mató a un Policía Motorizado (Emaupm) llevará el próximo sábado al estadio Malvinas Argentinas las canciones de su más reciente trabajo, “La otra dimensión”, un compendio de versiones y lados B del universo de “La síntesis O’Konor”, una suerte de «sonido post» como define su líder y con el que clausuran una etapa. “Nos gustó buscar una identidad post, fue una elección artística; en este último tiempo estuvimos haciendo versiones de temas. Buscar nuevas miradas es algo que nos divierte y también es un ejercicio musical que me copa como receptor”, cuenta Santiago Barrionuevo, alma máter, bajista y vocalista de El Mató, en diálogo con Télam, sobre la esencia de “La otra dimensión”, disco que será protagonista del recital del sábado. Este cuarto disco de estudio, que nace a partir de canciones que habían quedado afuera de “La síntesis O’Konor”, contempla nueve temas entre algunos lados B como “Las luces” que Barrionuevo canta con Ani Cartolano (Las Ligas Menores) o “Excálibur” y simples como “El perro” y “Buscando más allá”. En ese sentido, el compositor relata: “Fuimos al estudio Sonic Ranch con un plan de 15 canciones, pero a último momento se nos ocurrió respetar la duración del vinilo y decidimos publicar ‘La síntesis O’Konor’ con diez temas. Hoy duele menos dejar canciones afuera porque sabés que las podés sacar en cualquier momento con la lógica de las plataformas”. El quinteto que se completa con Manuel Sánchez Viamonte y Gustavo Monsalvo (guitarras), Guillermo Ruiz Díaz (baterista) y Agustín Spasoff (teclados), nació en La Plata en 2003, un momento histórico atravesado por el estallido económico, político y social de 2001 y al poco tiempo golpeado por la tragedia de Cromañón. En esa coyuntura, los músicos -sin tomar dimensión de lo que podían generar- empezaron a conquistar un rol activo como impulsores de un nuevo movimiento del “hágalo usted mismo”, que abriría espacio a nueva camada de bandas independientes dentro del circuito de la música. “El contexto era muy oscuro. Tuvimos que empezar de cero a armar nuestras fechas, el sello (Laptra), invitar bandas para que se sumen en medio de la nada. Ahora sí hay sellos independientes, festivales alternativos, bandas de diferentes provincias, soy consciente de que fuimos protagonistas de esta movida, pero no lo hicimos solos”, comenta Barrionuevo. El quinteto ostenta cuatro discos de estudio, el debut homónimo (2004), “La dinastía Scorpio” (2012), “La síntesis O’Konor” (2017) y “La otra dimensión” (2019), con el que llegan por primera vez al estadio Malvinas Argentinas y prevén para el verano próximo tres fechas en Ecuador, dos en la Argentina (Cosquín Rock y Lollapalooza), trece en España y una en Chile.
– Télam: ¿Qué se siente llegar al Malvinas?
– Santiago Barrionuevo: Es loco. Yo tengo muy presentes los primeros shows, que no eran para nadie y ese contexto en el que no pasaba nada. Lo que está pasando ahora es la respuesta a un montón de días y horas dedicados a la música, pero también somos afortunados porque uno puede dedicarle horas a la música y que después no pase nada, pero en este contexto de crisis económica la gente decide acompañarnos y todo ese cariño a nosotros nos llena.
– T: Respecto de la crisis, ¿celebraron el lunes pasado?
– SB: Sí, fueron años duros… A la vez, como banda, sacamos el disco que para nosotros fue buenísimo. Pero todo el tiempo estábamos haciendo ese contraste. Desde lo personal, celebro que haya terminado el gobierno nocivo de Macri. Ahora se viene una difícil, pero hay mucha expectativa y hay que acompañar tranquilos si la problemática del hambre y el desempleo están en el centro de la política. Como banda, vemos cómo cuesta que la gente compre una entrada porque tiene lo justo para cubrir las necesidades básicas y lo cultural queda en tercer o cuarto plano, pero también notamos que no se puede vivir sin el desahogo de la música y esas cosas que nos desconectan de la realidad oscura, y en ese sentido somos afortunados.
– T: ¿“La síntesis O’Konor” marcó un punto de inflexión en la banda?
– SM: Para nosotros es un disco muy importante, es el que más nos gusta y el que más respuestas positivas generó. Siento que tuvimos dos quiebres, primero con “La dinastía Scorpio”, que fue el primero que se editó afuera y que nos permitió girar mucho. Pero con “La síntesis O’Konor” se duplicó esa situación y nos estimuló porque inspira ver que lo que se hace genera respuestas, y el lado B de eso fue “La otra dimensión”, que tomamos como cierre. Después de esto viene un nuevo disco.
– T: ¿Por qué considerás que generó tanto?
– SB: No hay nada matemático, pero lo que siempre genera es el poder de las canciones, siempre pasa por esa conexión. Encaramos el álbum con una propuesta artística de producción que giró el sonido de la banda, nos desplazamos del sonido más garagero a uno de laboratorio, de texturas, y sumamos cuestiones que antes no teníamos en cuenta en la producción. Eso llevó a que lo grabemos en Estados Unidos con otras herramientas y con un sonido más high fi, y es innegable que ese sonido es más amigable. Quisimos hacer una especie de post-El Mató un Policía Motorizado.
– T: ¿Cómo apareció esa idea?
– SB: Soy muy fan del punk y me encanta todo lo que generó el post-punk, con sonidos de los 80, pop, cristalinos, menos sucios… Después pienso en los Strokes, que tenían un sonido más sucio y cómo ellos mismos crearon su sonido post-Strokes con más pop y cambios en la producción. Esos movimientos me interesan y me gustó buscar una identidad post, fue una elección artística y evidentemente eso hizo que llegara a más personas.
– T: Pero también desde las letras, cada recital es una ceremonia catártica entre la banda y el público…
– SB: Sí y es la parte menos planeada, voy escribiendo, seguramente mis ideas están influidas por el contexto, pero no es algo que tenga muy pensado. Son canciones que cuentan historias y sentimientos muy personales, que están atravesadas por la melancolía, en las que exteriorizo cosas que me angustian… Pero lo que más me gusta es que después la gente se las apropia y cuando llegamos al vivo son celebradas, no estamos tristes, hay un proceso de exteriorización que es compartido con el público, como una especie de grito colectivo, y es un fenómeno que pude entender con el tiempo. Eso hace que las canciones más celebradas, las que se saltan, las que se cantan con los ojos cerrados, que son las que más se tocan, nunca aburran porque hay mucha intensidad.
– T: Entre las fechas que tienen previstas para el año próximo hay trece en España y una ya con entradas agotadas, ¿cómo recibieron eso?
– SB: Es nuestra décima gira por allá, algunas veces fuimos solo a festivales, pero ya tocamos en salas varias veces. Fuimos por primera vez en 2010 y eran lugares para pocas personas, ahora tocamos para 800 o 1.000 personas. Pasa algo muy particular y es que se genera un clima muy festivo como el de la Argentina. Estamos argentinizando al público español (risas).