Se conocieron jugando un videojuego y él la fue a buscar a otro país: ahora están casados
Máximo es de Necochea y Melissa de Bolivia. Una historia de amor que trasciende fronteras
Por Ian Larsen – Redacción
Los últimos días de febrero del 2023 tuvieron un acontecimiento en Necochea con varias particularidades. En primer lugar, el casamiento de dos chicos tan jóvenes es un tanto llamativo por estos días en que todo parece tan efímero y en el que tantas personas parecen huir al compromiso y a esa promesa de amor eterno.
Máximo Britos tiene 18 años y Melissa Quiroga 26, pero más allá de una plena juventud y toda una vida para disfrutar juntos por delante, también tienen detrás una historia de amor digna de ser contada.
La virtualidad ha jugado un rol más que preponderante en su relación, porque su primer “encuentro” fue jugando al Free Fire, un reconocidísimo videojuego online de supervivencia en el que varios jugadores se enfrentan en un campo abierto, hasta que solo uno quede en pie.
El primer contacto
Máximo, que es necochense, tiene habilidad para desempeñarse en ese juego y Melissa, que es de Bolivia, había entrado a jugar porque su hermano mayor, que también es bastante “gamer”, le había hecho una cuenta para que se sume a los miles y miles de jóvenes que juegan Free Fire por internet a diario.
A los pocos días de empezar a jugar, Melissa se enteró que su mejor amigo también jugaba, aunque no era demasiado bueno. Así empezaron a jugar juntos y en medio de una partida aleatoria con jugadores de distintas partes del mundo, un usuario se mostró solidario con los novatos bolivianos. Ese usuario era Máximo, que lejos de tratar de eliminarlos haciendo uso de su talento y experiencia, los ayudó a aprender la mecánica de juego.
“Yo era un cero a la izquierda en el juego, porque no tenía ni idea, pero él me ayudó a ir aprendiendo y cuando terminamos la partida le dije a mi amigo que lo agregue para que nos siga ayudando y enseñando”, contó Melissa.
Después de varias partidas, esa primera noche la joven boliviana y el necochense, sin saber absolutamente nada el uno del otro (ni siquiera sus nombres reales), acordaron que se volverían a conectar a las diez de la mañana del día siguiente para seguir jugando juntos.
Conocerse más
Noche tras noche siguieron jugando como un equipo, pero la confianza no había traspasado más allá del campo de Free Fire. “Yo soy muy desconfiada, así que le pedí su Instagram, porque no le quería dar mi nombre real ni mi número sin antes conocerlo más, y ahí empezamos a hablar por fuera del juego. Nos pusimos de novio entre juegos y chistes y así fue durante dos años y algo”, recordó Melissa.
Cuando la joven de 26 años le contó a su mamá, con quien vivía en la misma casa, la mujer no podía creer lo que escuchaba. “Me decía que estaba loca, no me lo creía”, rememoró.
Fueron dos años de llamadas, videollamadas y mensajes, hasta que un día Máximo propuso ir a buscarla.
Fue en ese momento cuando la madre de Melissa creyó que era momento de intervenir en lo que ella consideraba “una locura” y decidió hablar con la madre del joven necochense. “Mi mamá no creía lo que estaba pasando, yo estaba muy nerviosa y ansiosa porque lo iba a conocer de verdad”, contó la joven.
Finalmente, el día llegó y la familia recibió a Máximo en Bolivia, aunque con la idea de no dejar ir a Melissa, la única hija mujer y la menor de tres hermanos. “Tuve que agarrar coraje de donde pude y decirle a mi mamá que era mi momento, porque mis hermanos mayores ya tienen esposas e hijos. Así que alisté mis cosas y me vine a Necochea, saliendo por primera vez del país”, dijo emocionada Melissa, que recuerda lo vivido y no puede evitar que se pongan vidriosos sus ojos.
A la iglesia
No fue una decisión fácil para Melissa ni para su familia. Dejar su país natal para irse con alguien a quien veía por primera vez frente a frente era todo un desafío. Sin embargo, la convicción de Máximo y su promesa de que sería una de esas historias “para siempre”, hicieron que hoy ambos estén radicados en una misma ciudad y que no tengan que preocuparse más por la distancia que los separó por más de dos años.
Unos siete meses después de llegar juntos a Necochea, finalmente se casaron e hicieron una fiesta para familiares y amigos, iniciando así un nuevo capítulo de una historia que tuvo un inicio distinto al de muchas otras pero que gracias al constante avance de la tecnología, empieza a ser cada vez más frecuente.///