Se cumplen 37 años de la ley de divorcio vincular en Argentina
El 3 de junio de 1987 se promulgó la ley que permitió disolver legalmente el matrimonio y volver a casarse en el país.
Un día como hoy, 3 de junio, pero de 1987, se promulgaba en Argentina una de las leyes más debatidas de su tiempo: la Ley 23.515, conocida como la ley de divorcio vincular. Esta normativa revolucionó la vida civil del país al permitir, por primera vez desde el retorno democrático, la disolución legal del vínculo matrimonial con la posibilidad de volver a contraer matrimonio.
Hasta ese momento, en Argentina solo existía la figura de la “separación personal”, establecida por la Ley 2393 de 1888. Si bien los cónyuges podían separarse judicialmente, el vínculo legal seguía vigente, y ninguno podía volver a casarse, lo que generaba una situación de enorme desigualdad frente a las nuevas realidades familiares y afectivas.
La promulgación de la ley fue impulsada durante la presidencia de Raúl Alfonsín, en un contexto de ampliación de derechos civiles y modernización de la legislación. El proyecto fue presentado por el entonces ministro de Justicia Ideler Tonelli y aprobado por el Congreso de la Nación el 28 de mayo de 1987. Una semana después, se convertía en ley.
El debate parlamentario fue extenso y polarizado. Los sectores conservadores, tanto políticos como eclesiásticos, se opusieron firmemente al divorcio vincular, argumentando que atentaba contra la institución del matrimonio y los valores tradicionales. Sin embargo, la presión social y la realidad de miles de parejas separadas sin opciones legales terminaron imponiéndose.
La Ley 23.515 reformó el Código Civil argentino e introdujo, entre otras cosas, la posibilidad de disolver el matrimonio por decisión judicial, habilitando a los ex cónyuges a volver a casarse. También incorporó la figura del divorcio por presentación conjunta y estableció pautas sobre la tenencia de hijos, el régimen de visitas y la división de bienes.
A partir de su entrada en vigencia, miles de parejas que hasta entonces vivían en la informalidad legal pudieron regularizar su situación. La ley significó un cambio profundo no solo en el plano jurídico, sino también en el cultural, al reconocer la diversidad de estructuras familiares y la libertad individual para rehacer la vida afectiva.
Con el tiempo, la ley de divorcio vincular sentó las bases para nuevas reformas en materia de derechos civiles y de familia, como la ley de matrimonio igualitario en 2010 y el nuevo Código Civil y Comercial de 2015, que incorporó el divorcio express y amplió los derechos de los convivientes.
A 37 años de su promulgación, la ley de divorcio vincular sigue siendo un hito en la historia del derecho argentino y un símbolo de la conquista de libertades individuales en democracia.
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