Se recuerda el primer servicio de trenes
En Necochea, una está abandonada y destruida y la otra, convertida en un centro cultural
En toda la Argentina se celebra hoy el Día del ferrocarril, una fecha que se conmemora para recordar el primer servicio de trenes, que se realizó en 1857. En nuestro distrito, la mayoría de los pueblos se formaron en torno a las estaciones del tren y hoy esos lugares por los que supo pasar tanta gente se han transformado en añejas estructuras abandonadas, en casas particulares o, en el mejor de los casos, en un centro cultural, como es el caso de la Estación de Necochea. En otros casos, el edificio junto al que paraba el tren no corrió la misma fortuna y terminó destruyéndose, como es el caso de la Estación de Quequén, que ha sufrido las consecuencias de incendios, robos y vandalismo.
Los pueblos, por su parte, que nacieron en base al recorrido del ferrocarril, en algunos casos han ido desapareciendo y en otros logran sostenerse, con menos habitantes y mejor comunicados. En otros casos, han prácticamente desaparecido.
En la estación de Energía vive una familia; a la de Santamarina también se le está dando un uso y eso hace que se mantenga mejora que otras; la de Lumb conserva mucho de su fachada original pero está abandonada; en La Dulce funciona el Museo Histórico Nicanor Olivera; la de Quequén prácticamente está destruida por el fuego y el vandalismo y la de Necochea es hoy el Centro Cultural Municipal. La de Claraz también es hoy una vivienda; en La Negra se mantiene bastante en condiciones el centenario edificio y el caso de Juan N Fernández se encuentra pintada de rojo y verde, teniendo diversos usos.
El inicio
El programa de extensiones del Ferrocarril Sud fue recomendado por John Coghlan, ingeniero irlandés, en 1889 llevaba las vías, en distintas etapas, desde Rauch a Balcarce y de allí a Necochea. Así, el 24 de febrero de 1892 se abrió el tramo de Ayacucho a Balcarce y el 1º de agosto llegó a Quequén el primer tren de pasajeros, procedente de Balcarce.
Lorenzo Revol fue el primer jefe de estación y los pasajeros que iban a Necochea debían cruzar el río en balsa. Dos años más tarde, el 1º de agosto de 1894, el tren cruzó el río para llegar finalmente a Necochea, a la estación que se levantó donde hoy es la calle 62 entre 47 y 49.
El 12 de abril de 1908, en la línea Lobería – Tres Arroyos, se fundó Nicanor Olivera, o La Dulce, nombre que tomó de la estación ferroviaria. Ese año también se creó Claraz, en el tendido que venía de Tandil a Cooper (Deferrri).
Un poco más al sur, el 28 de marzo del año siguiente se fundó Juan N. Fernández. Entre Cooper y Energía se estableció Ramón Santamarina. En un momento se proyectó la construcción de un ramal entre Necochea y Energía, pero nunca se concretó.
Ese 1908 fue muy especial para el ramal a Cooper (como lo conocían los que vivían en Tandil, por ejemplo), llamado de «Las Calaveras», compuesto por las estaciones Azucena, Barker, La Negra, Claraz, Juan N. Fernández, Lumb y Cooper, que continuaba luego por Ramón Santamarina, Energía, Cristiano Muerto y Orense, entre otras estaciones, terminando en el puerto de Bahía Blanca, al sur de la Provincia de Buenos Aires.
Es curioso que uno de los lugares más abandonados lleve el nombre de Lumb, ya que en 1861 fue Edward Lumb quien solicitó la concesión de una línea ferroviaria entre Buenos Aires y Chascomús. Una vez obtenida, la transfirió a la Great Southern Railway Co. Ltd., de capitales ingleses, que fue conocida con el nombre de Ferrocarril Sud, inaugurando sus servicios el 14 de agosto de 1865.
En 1949 el servicio de temporada era de diez trenes de pasajeros por semana, cuatro nocturnos y seis diurnos.
El 25 de octubre de 1950 se anunció la corrida de un tren diesel, dos veces por semana, cubriendo el trayecto desde Plaza Constitución en 6 horas y 20 minutos. Durante esa década la estación Necochea funcionaba a pleno.
Sorpresivamente, el 9 de enero de 1964 Ferrocarriles Argentinos anunció que, a partir del 23, quedaría clausurada le estación del Ferrocarril Roca. Esta decisión fue resistida por autoridades y fuerzas vivas, que se movilizaron para obtener la revisión de la medida, pero todo fue inútil. El último tren cruzó el río el 16 de diciembre de 1968, durante el gobierno de Onganía. Así se decretó la clausura definitiva de la estación Necochea, aduciendo razones de orden técnico y seguridad del puente ferroviario.
Desde entonces los trenes comenzaron a tener a Quequén como terminal. En agosto de 1973 se construyó, sobre el ramal a Puerto Quequén, un apeadero para acercar a los pasajeros un poco más al centro de Necochea. Pero la gran inundación de 1980 destruyó el puente Ezcurra, que unía la zona portuaria de Necochea y Quequén, con lo que el apeadero dejó de ser una ventaja. De yapa, se llevó al puente ferroviario, por si quedaban dudas de que el tren no volvería a cruzar el río.///