El marcado descenso de la temperatura, que cortó la seguidilla de agobiantes jornadas, significó para muchos un respiro en el día de ayer.
Tras la lluvia de la noche del viernes, escasa pero beneficiosa, refrescó como para que muchos pudieran descansar debidamente y ya desde la mañana de la víspera se observó que no sería un día apto para la playa, con una temperatura máxima de 28,5 grados, lejos de la térmica máxima del pasado viernes, que había trepado a 37,9 grados.
Un fuerte viento, con ráfagas de más de 30 kilómetros por hora desde el sector suroeste, hizo que no fuera disfrutable la playa, y las opciones volvieron a ser los distintos sectores del Parque Miguel Lillo, mientras que varios turistas y lugareños recorrieron las calles de la Villa, especialmente las peatonales.
Puede interesarte
Comentarios
Para comentar, debés estar registrado
Por favor, iniciá sesión