Sigue el robo de cable eléctrico y afectó otra vez a los usuarios
Con absoluta impunidad y en la madrugada de ayer, delincuentes se llevaron más de 100 metros del tendido público en la zona de calle 24 entre 55 y 57. Daños materiales
No cesa el robo de cables eléctricos en distintos escenarios y si anteriormente los casos prevalecían en Quequén, desde hace algunos días, la modalidad delictiva se trasladó a sectores de nuestra ciudad.
En la madrugada de ayer, al menos tres delincuentes, se apoderaron de más de 100 metros del tendido público en la zona de calle 24 entre 55 y 57, además de provocar destrozos en los medidores del suministro eléctrico domiciliario.
Con absoluta impunidad, los ladrones arrancaron los cables con especie de lanzas y los tiraron hasta lograr desprenderlos de las columnas para luego cargarlos en la caja de una camioneta que utilizaron de apoyo.
Debido a la actividad ilícita en un sector del barrio Puerto, también quedaron sin servicio eléctrico varios usuarios, lo que motivó la rápida intervención de una cuadrilla del área de reparaciones de la Usina Popular Cooperativa “Sebastián de María”.
Este nuevo episodio habría sido denunciado ayer ante la Policía y la Fiscalía.
Daños materiales
En la zona de calle 24 al 2700, producto de la sustracción de cables eléctricos, los malvivientes hasta provocaron serios daños en el pilar del frente de una vivienda, ya que fue arrancado por el violento accionar.
“Los muchachos están descontrolados, de tanto tirar los cables del alumbrado público, hasta destruyeron la bajada del servicio a un residente en el sector”, reconoció un operario de la entidad cooperativa que no salía del asombro por lo ocurrido.
Los hechos delictivos se venían produciendo, en su mayoría, en barrios de Quequén, pero la modalidad se extendió a Necochea y la situación genera cada vez mayor preocupación por el impune desenvolvimiento de estas bandas organizadas.
Están imparables
“En los últimos días han sustraído cables de los pozos de agua, las luminarias y cableado de un complejo gastronómico frente al mar, en domicilios particulares y en el balneario Costa Bonita”, añadió uno de los trabajadores de la Usina.
Entre los daños materiales que provocan los delincuentes con dicha modalidad, no hay que dejar de lado los perjuicios a los usuarios particulares y comerciantes, a quienes se les queman las instalaciones eléctricas y los electrodomésticos.
Un negocio muy lucrativo
El robo de cables se volvió un negocio lucrativo durante el aislamiento social preventivo y obligatorio en el 2020, tras quedar atrás la “cuarentena” dura por la pandemia de Covid-19.
Según pudo saberse, intervienen tanto organizaciones delictivas con experiencia que operan con equipamiento específico como individuos por su cuenta.
En la mayoría de los casos, los sujetos con más audacia y violencia que técnica y paciencia, arrancan las líneas eléctricas o telefónicas a pura fuerza y con el uso de elementos caseros.
Distintos eslabones
Esta modalidad delictiva, capaz de alimentar un importante “mercado negro” con fácil disponibilidad de dinero, incluye la intervención de tres sectores bien diferenciados. Primero, los sujetos encargados de la sustracción material del tendido de cables. Luego, los responsables de las distintas chatarrerías que operan como comercios legales y que compran en el “mercado negro” el material robado y lo almacenan.
Y, finalmente, las fundiciones, talleres donde, a través de procesos metalúrgicos específicos, donde los individuos se encargan de separar el cobre del aislante que lo contiene para su posterior venta.
“Cada vez que se produce una escalada del valor del dólar ‘blue’, se generan a menudo los robos de cables eléctricos, telefónicos o de fibra óptica del servicio de Internet”, reconoció un experimentado agente policial. ////
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