Soluciones a los problemas
«Si no eres parte
de la solución,
eres parte del problema»
Lenin.
La política es la ciencia que trata del gobierno y la organización de las sociedades humanas, especialmente de los estados y en consecuencia debe ser la solución para el desarrollo y crecimiento de cada lugar. Los ciudadanos no quieren que, aquellos que comulgan con la política la conviertan en un coto de caza de interés personal, afanes individuales con propensión a acordar si conviene, y a obstaculizar proyectos de ciudad cuando no, muchos de los cuales suelen quedar por años archivados o lo peor, a veces guardados con la falsa excusa de que nunca es la oportunidad para su tratamiento, en atención al llamado “costo político”.
La gente quiere soluciones, no consignas ni debates inconducentes sobre el sexo de los ángeles ni discusiones bizantinas, sino la solución a la variedad de problemas que castigan a los necochenses.
En campaña se dicen muchas cosas. Son proyectos coincidentes en la voz de la mayoría de los precandidatos pero falta el cómo. Otros directamente huecos y son solo expresiones de deseos que la sociedad está cansada y hasta el hartazgo de escuchar sandeces cada dos años, que llevan al descreimiento de la casta política.
Entre esas coincidencias se habla de achicar la planta política, en este caso la vocera es la concejala María Eugenia Vallota, propuesta que no es una utopía más bien una necesidad ya que puede funcionar la Municipalidad con menos cargos de los actuales, acumulados a través de varias gestiones.
En época de avance tecnológico hay que evitar nuevos nombramientos y desterrar la superposición de cargos que surgen de vueltos políticos y del nepotismo; una gran cantidad de dirigentes inclusive de planta permanente son sueldos redundantes y hay que tener en cuenta que a la Municipalidad hay que manejarla como a cualquier empresa, no porque deba dar superávit sino porque no es bueno tener sobresaltos económicos ni financieros, porque se maneja el dinero de los contribuyentes. Ya no parece, la reducción de los cargos políticos, un debate de fondo que divide sino que responde a una imperiosa necesidad que impone el momento.
Acordar para la solución de esto, con un proyecto legislativo no es tarea ciclópea sólo hay que preguntar con nombre y apellido ¿fulano que función cumple y cuánto cobra? En muchos casos la respuesta sería “sarasa, sarasa”.
Tercerizar servicios
Somos periodistas no candidatos a nada, pero nos permitimos bajo esa condición preguntar: ¿nadie ha pensado la posible tercerización de áreas que podrían funcionar libremente sin necesidad de convertirse cada una éstas en un dolor de cabeza para el Estado municipal? Una clara muestra sería concesionar el servicio de desayuno, almuerzo, merienda y cena a los internados en los hospitales ¿alguien hizo seriamente un estudio al respecto sobre éstos costos y pensó en una posible tercerización del sector? Podría ser una desagradable sorpresa para los precandidatos a concejales si tuviesen los números sobre la mesa sobre la inversión que demanda la provisión de los alimentos para cubrir el área salud.
El municipio no tiene por qué estar ocupado en la compra de carne, verduras, pan, leche etc. etc., esto genera una cantidad de proveedores sin sentido, con todo lo que esto conlleva administrativamente en controles de stock y precios, obligado a pagar sueldos de personal de cocina que pasarían a ser de la plantilla del permisionario. Una experiencia positiva la concretó el «Hogar Raimondi», que recurrió a esto y al poco tiempo los resultados fueron concretos, reducción de costos y mejor atención. Así lo hacen también los complejos hospitales de las grandes ciudades.
Ya nadie se acuerda que la recolección diaria de residuos domiciliarios estaba a cargo de personal municipal, sería absurdo que hoy ese servicio no estuviera tercerizado.
De esto no se habla
Cuentan que Sócrates dijo: “Dios me puso sobre vuestra ciudad como a un tábano sobre un noble caballo, para picarlo y tenerlo despierto”. Siguiendo la frase del enjundioso filósofo griego no dejaremos la prédica sobre el ex complejo casino más aun teniendo en cuenta las últimas informaciones que se duda sobre la continuidad de la sala de juegos que se halla inactiva desde marzo del año pasado.
En tal sentido la respuesta de los precandidatos a concejales es un ni o vuelve la “sarasa, sarasa” en el tema de qué hacer con el edificio. Un tema recurrente sin solución aparente. Tienen terror de hablar sobre esto y mejor hacer como el avestruz. No hay un precandidato que tire una idea clara y factible de llevarse a cabo, se insiste sobre lo ya actuado, síntesis del fracaso. Ya es tiempo pretérito cuando se votó en el Concejo Deliberante la venta de las tierras con el objetivo de salir del estado de postración y vergüenza de ese lugar. Nunca quedó claro ni satisfizo los motivos que llevaron a que se abortase aquella millonaria licitación. No sirve llorar sobre la leche derramada sino seguir adelante, buscarle salida positiva a la situación y no dejar la experiencia sobre lo realizado hasta el momento; esto se llama buscarle soluciones a los problemas, comenzar un nuevo proceso que lleve a buen puerto, abrir las negociaciones y los nuevos concejales deberán ser el ariete insistiendo ante el Ejecutivo y flexibilizar en el cuerpo legislativo posturas indefendibles rayanas en el capricho político. Insistir sin cambios de fondo es volver a fracasar.
Intransigencia de los ambientalistas
El Concejo Deliberante tiene hace cuatro años un proyecto de ordenanza en referencia a un tema que preocupa no sólo a los productores agropecuarios sino a parte de la ciudadanía, ante la irracionalidad de una minoría ambientalista que cree tener privilegios sobre la sociedad, manejándose en la anarquía creando sus propias leyes y pasando por encima a la propia justicia en numerosos casos.
Bajo el título de «Opositores seriales», Ecos Diarios realizó un editorial sin rodeos, donde resaltaba que «embanderados en la causa del ambientalismo un minúsculo grupo viene oponiéndose con discursos en redes sociales, actos y manifestaciones a todo lo que huela a cambio en una ciudad estancada hace décadas.
Recientemente estos opositores seriales salieron presurosos a combatir el alambrado del Club Villa del Parque para cerrar su predio concesionado y probablemente lo hagan con el Club Villa Díaz Vélez, si se le concede un lote contiguo a su predio con la finalidad de construir canchas de tenis»; se refería también a la avanzada para una obra en la avenida costera de Quequén y actualmente están a la ofensiva, hostigando a productores rurales del sector de la Villa Díaz Vélez, endilgándoles que usan productos tóxicos en la fumigación de sus lotes.
El problema aquí y en otros radica en la falta de decisión del Concejo Deliberante y fundamentalmente debiendo llamar a especialistas, no a cualquiera que tire un slogan como si fuese una publicidad de yogurt, sin entender en serio de que se trata y, en el nombre de la protección del medio ambiente decir cualquier cosa, la solución al problema está en el Concejo, regulando claramente en la materia para terminar con el acoso ambientalista a gente que produce y da trabajo.
También es hora de hablar claramente sobre la generación de empleo genuino, no debiendo ser el Estado el mayor empleador permanente. El gran desafío es: ¿cómo generar empleo en el distrito?, No es algo fácil por ello se debe analizar con seriedad y responsabilidad.
La ciudad de las oportunidades perdidas y del «no» la conocemos.
Claramente una precandidata a concejala ha hecho hincapié en algo que venimos escribiendo hace tiempo, dos mil jóvenes cumplen 18 años cada año en el distrito, en una década 20.000 jóvenes comienzan a pensar en su futuro, la oportunidad laboral, terminación de estudios, formación de familia entonces de ese conocido diagnóstico aquí está la pregunta ¿hay propuestas al respecto? El plan para emprendedores debería estar basado en la elaboración y comercialización de productos afines a nuestra región. Industria láctea, encurtidos, fiambres, apicultura, hortalizas etc. con incentivo en materia fiscal, es decir liberar impuestos y trabas burocráticas
a la pequeña Pyme manufacturera, impulsando con promociones a las nuevas generaciones que lleven a la motivación para iniciarse en estos ejemplos como emprendimientos de nuevas áreas de trabajo. Resulta triste decirlo pero se ha venido nivelando para abajo en tal sentido, con ferias callejeras instaladas precariamente y de mal gusto con supuestos emprendedores desde la cocina casera.
La sociedad no quiere seguir viviendo frustraciones, son muchos años de desencuentros, frustraciones e impotencia que han sido constantes. Intendentes que han subido por el voto popular con la fuerza de cambiar han culminado sus mandatos débilmente «ni chicha ni limonada», expresión popular que indica algo sin sabor, ni una cosa ni la otra, por lo tanto terminan su gestión sin pena ni gloria.
No queremos diagnósticos de una realidad que conocemos suficientemente ni tampoco la paralización del cambio ante el menor reclamo. Si la culpa es de todos resulta que no es de nadie, y aquí con el correr de los años ha tenido y tiene nombre y apellido.