“Somos de los pocos países que tiene ciencia soberana”
Preocupación de científicos del Conicet que trabajan en Necochea por la crisis desatada por el recorte presupuestario del gobierno nacional
JUAN JOSE FLORES
Redacción
“Esta crisis va a tener un gran impacto a futuro y hay realmente una preocupación muy grande por que no desaparezca este sistema científico tecnológico que nos enorgullece como argentinos”, afirmó la antropóloga Josefina Motti.
Junto a Gustavo Chiaramonte, Mariano Colombo, Victoria Fernández, Ornela Barone Zallocco y Luciano Valenzuela, todos científicos del Conicet que trabajan en Necochea, dialogaron con Ecos Diarios sobre la situación que atraviesan a partir del recorte presupuestario del gobierno nacional.
“Somos uno de los pocos países de Latinoamérica que tiene ciencia soberana y que también tiene una ciencia a la que puede acceder gente de clase media”, dijo Motti, quien junto a Valenzuela y Fernández, se desempeña en el Laboratorio de Ecología Evolutiva Humana, que tiene su sede en la Unicen Quequén.
“Hoy trabajo en Necochea gracias a que existe la Unidad de Enseñanza Universitaria de Quequén, que depende de la Unicen. Ahí hacemos investigación sobre poblaciones humanas del pasado, pero hay más grupos del Conicet en la ciudad: la Estación Hidrobiológica de Puerto Quequén y el Área de Museos de la Municipalidad”, explicó Motti.
El Conicet en Necochea
Gustavo Chiaramonte, a cargo de la Estación Hidrobiológica, recordó que “desde que se fundó el Conicet, hace más de 50 años, tuvo presencia en Necochea”. Y destacó el trabajo pionero del profesor Balech, quien investigó sobre mareas rojas y elaboró la primera lista de peces marinos de la Argentina. “Eso tuvo impacto en el sistema médico nacional y en los protocolos de Senasa”, sostuvo.
Mariano Colombo, investigador del Museo de Ciencias Naturales de Necochea, señaló que el desarrollo de los grupos científicos en la ciudad comenzó en los años noventa con dos arqueólogos: Ricardo Guichón y Nora Flegenheimer. “Fueron quienes iniciaron el estudio sistemático del Conicet en Necochea”, explicó.
“El establecimiento de Guichón dentro de la universidad permitió que existiera el lugar donde tanto Luciano como yo trabajamos hoy”, agregó Motti. “Nuestro laboratorio se inició como uno de antropología biológica, pero hoy se diversifica con técnicas más amplias”.
Luciano Valenzuela precisó que actualmente en el laboratorio son cinco investigadores de Conicet y cinco becarios de distintas agencias. “No solo está presente Conicet, también la Comisión de Investigaciones Científicas de la provincia de Buenos Aires y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica”, detalló.
En total son unos 20 los científicos y becarios del Conicet que desarrollan sus investigaciones en la ciudad.
Sin recursos
Por su parte, Ornela Barone Zallocco, becaria del Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales de Mar del Plata, desarrolla en Necochea una investigación sobre el ciclo menstrual en el ámbito educativo. “Analizo cómo se enseña el ciclo menstrual, cómo se vincula con la ESI y con discursos sociales y religiosos”, explicó. “Es un tema tabú, que requiere investigación y producción de materiales, pero hoy no hay financiamiento. No hay nuevas becas vinculadas a estos temas”, lamentó.
Victoria Fernández, la investigadora más joven del grupo, comenzó este año su doctorado bajo la dirección de Motti. “Estudié Antropología en La Plata y ahora puedo seguir investigando acá, en mi ciudad”, dijo.
Sin embargo, la continuidad de esos proyectos está amenazada. “Venimos arrastrando un déficit de financiamiento desde siempre, porque lo que se otorga un año se paga dos o tres años después. Y ahora directamente no hay más financiamiento”, alertó Chiaramonte. “Se cortaron ingresos a carrera, se cortaron las becas. Mi becario terminó el 31 de marzo y no hay cómo incorporarlo”.
El investigador advirtió también sobre la pérdida de personal especializado. “Hace dos años se jubiló un miembro del personal de apoyo y a fin de este año se jubila otro. No tenemos reemplazo. Estamos perdiendo recursos humanos que no se recuperan”, advirtió.
Incertidumbre
Luciano Valenzuela remarcó que hay problemáticas locales que requieren análisis científicos desde la región. “No va a venir una universidad de Estados Unidos a investigar lo que pasa acá”, planteó.
Colombo añadió que para los jóvenes, investigar en Argentina es cada vez menos atractivo. “No se puede vivir de esto. Eso genera menos vocaciones, menos ingresos al sistema y un vaciamiento que llevará años revertir”.
El panorama, coincidieron, es desalentador. “Está en duda la utilidad misma de la investigación. Eso no lo habíamos vivido nunca”, dijo Colombo.
“Las personas que nos estamos doctorando acá, si no hay posibilidades en el país, vamos a tener que emigrar”, reflexionó Barone Zallocco. “Pero también está el costo emocional de trabajar en la incertidumbre. No saber si vas a poder seguir. Y encima, sin aportes jubilatorios ni aguinaldo. No es un trabajo que dignifique”, apuntó.
“La incertidumbre es tremenda. Cada semana esperamos un decreto que termine con el sistema”, sumó Valenzuela.
Barone Zallocco cerró con un dato contundente: “En nuestro país solo se destina el 0,15% del PBI a ciencia e investigación. En otros países se invierte entre el 3 y el 10%”.
Chiaramonte, por su parte, sumó otro número que refleja la crisis: “Desde 2015, perdimos un 47,9% de poder adquisitivo en nuestros salarios”.
El Conicet, amenazado
El Conicet (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) es el principal organismo público de promoción de la ciencia y la tecnología en Argentina. Fundado en 1958, depende del Estado nacional y tiene como misión fomentar la investigación científica y tecnológica en todas las áreas del conocimiento. A través del Conicet, se financian proyectos, becas y carreras de investigación, y se gestiona una amplia red de institutos y centros en todo el país. Su trabajo es clave para el desarrollo científico soberano y la producción de conocimiento con impacto social.///
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