Sospechan que testigos ocultan información sobre el crimen de Alejandra Fiorito
Se cree que algunos saben más de lo que han aportado a la investigación judicial
A dos meses y medio de ocurrido el homicidio de Alejandra Fiorito, no existe ninguna pista que permita sospechar de quién la mató, sin embargo los investigadores sospechan que los testigos saben más de lo que dicen.
Hasta el momento ni el trabajo de campo ni las pericias han permitido obtener ningún elemento que permita identificar al autor del crimen de la mujer que apareció muerta con cinco disparos y una herida de arma blanca.
El cuerpo de Fiorito fue encontrado en la mañana del jueves 30 de septiembre en el interior de un Volkswagen Suran, estacionado en la avenida 58 entre 87 y 89.
La tarde anterior, entre las 18.30 y las 19, vecinos habían visto el auto estacionado en la mano hacia el centro de la ciudad. Recién el jueves alrededor de las 8.30, alguien que pasó por el lugar vio que en el interior del vehículo había una persona muerta.
El hallazgo de drogas y dinero en el interior del auto disparó varias hipótesis, sin embargo, ninguna pudo ser comprobada hasta el momento y a medida que pasan los días parece cada vez más difícil conseguir algún elemento que permita aclarar el misterio.
Personas vinculadas a la investigación confirmaron ayer a Ecos Diarios que tienen la certeza de que algunos de los testigos ocultan información.
Hasta el momento la investigación se ramificó entre las pericias realizadas en el auto y en el domicilio de Fiorito, los testimonios de personas allegadas a la víctima y la reconstrucción de las últimas horas de vida de la mujer.
En este sentido, mediante un intenso trabajo de observación de las grabaciones de cámaras de vigilancia de distintos puntos de la ciudad, se logró reconstruir el recorrido realizado por Fiorito en las horas previas al crimen, hasta que estacionó su auto en la avenida 58 entre 87 y 89.
Sin embargo, esa reconstrucción tiene muchos puntos ciegos, ya que sólo permitió observar el trayecto del Volkswagen Suran por los lugares donde hay cámaras de vigilancia. En ninguna de esas imágenes se ve si alguien acompañaba a la mujer.
Conmoción
El hallazgo del cuerpo de Fiorito provocó conmoción en la ciudad. El informe de autopsia precisó que la mujer murió tras recibir los dos primeros disparos en el hombro derecho y que esos dos proyectiles destrozaron el corazón y los pulmones de la víctima.
De acuerdo a las pericias, se utilizó un arma calibre 38 y el autor de los disparos habría estado sentado en la parte de atrás del automóvil.
La trayectoria de los dos primeros disparos fue desde arriba y de derecha a izquierda, es decir que habría apoyado el arma sobre el hombro derecho de la víctima.
Los otros tres disparos se habrían efectuado a través del asiento, por la espalda de la mujer. Además, Fiorito presentaba una herida de arma blanca en el vientre.
Las primeras hipótesis sobre el crimen señalaban podría estar vinculado con la venta de estupefacientes, ya que en el interior del auto, se encontraron 29 envoltorios de cocaína, preparados para la venta. También se encontró dinero en efectivo.
No obstante, los investigadores no descartaron la posibilidad de que el homicidio haya sido por otras causas e incluso se habló de un posible crimen pasional.
Horas después del hallazgo del cuerpo, la Policía acordonó la vivienda de la calle 24 entre 57 y 59 donde vivía Fiorito a fin de realizar posteriormente un procedimiento en busca de alguna pista para esclarecer el crimen.
Allí se secuestró más droga, una balanza y otros elementos que permitirían confirmar que la mujer se dedicaba a la venta de estupefacientes.
Según se indicó, la víctima tenía hijos grandes y vivía sola. La Policía no pudo determinar que Fiorito haya estado vinculada con anterioridad a ninguna causa por venta de estupefacientes.
En tanto, en el auto la Policía Científica realizó distintas pericias para recoger rastros y logró recuperar un plomo que corresponde a un proyectil de revólver calibre 38, aunque no se encontraron vainas.
Cien policías
Quince días después del crimen, se concretaron quince allanamientos en forma simultánea en viviendas de personas que tuvieron vinculación con la mujer.
Varios sospechosos fueron demorados por espacio de algunas horas y se les tomaron huellas dactilares que fueron cotejadas con los rastros encontrados en el interior del automóvil de Fiorito.
Las diligencias desarrolladas por un centenar de policías permitieron el secuestro de dos armas de fuego de distintos calibres, pero no del calibre 38 con la que asesinaron de cinco disparos a la mujer.
También se incautaron diversas cantidades de drogas, entre marihuana y cocaína, y demás elementos de interés para la investigación del caso.
Sin embargo, con el paso de los días se fueron descartando posibles vínculos. Las pericias y los testimonios tampoco aportaron nada y por estos días la causa se encuentra en el mismo punto donde estaba el jueves 30 de julio.
Sí existen certezas de que por algún motivo, temor o intereses particulares, algunos de los testigos están ocultando información que permitirían identificar al o los autores del crimen de Fiorito.
La causa caratulada “homicidio simple calificado por el uso de arma de fuego” se encuentra a cargo del fiscal Carlos Larrarte, titular de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 30.
Entre el silencio y la impunidad
El silencio entre las personas que han testificado hasta el momento en la causa por el crimen de Alejandra Fiorito, no es exclusivo de esa investigación. En los últimos años, el silencio por temor o con el claro objetivo de ocultar pruebas, ha llevado a muchas investigaciones a un camino sin retorno.
Es el caso del crimen de Alicia García, ocurrido el 26 de diciembre de 2006. Los investigadores sospecharon en su momento que personas vinculadas al lugar donde ocurrió el homicidio ocultaron información que podría haberlas complicado. Debido a ello, no existen elementos siquiera para sospechar sobre las causas del homicidio.
García fue encontrada por su hijo acostada en la cama, toda ensangrentada, con un golpe en la cabeza en el departamento de la calle 30 al 2800.
En primer momento se sospechó del propio hijo de García, pero luego se pudo determinar que al momento del crimen el hombre se encontraba en otro lugar y hubo testigos que lo confirmaron. Las sospechas recayeron entonces en un amigo y en otras personas vinculadas a García y a la vivienda donde residía.
Incluso se descartó la hipótesis de robo y sin ninguna rastro o huella que permita a los investigadores contar con algún indicio del crimen, la causa quedó archivada por falta de elementos de prueba.
Pacto de silencio
Otros dos casos donde el silencio llevó a que nunca se conociera a él o los homicidas, fueron las muertes de Fabián Fraga y de su hijo Axel, de sólo 11 años.
La muerte de Fabián Fraga fue una trágica paradoja. En enero de 2008 su pequeño hijo había sido asesinado de un disparo en la nuca durante un presunto ajuste de cuentas. El hombre nunca brindó pistas sobre el posible autor del homicidio.
El domingo 13 de febrero de 2011 Fraga regresaba a su domicilio a caballo cuando desde atrás de un árbol un sujeto comenzó a dispararle.
Si bien varias personas vieron el hecho, nadie identificó al agresor, se cree que por temor. A pesar de que ninguno de los testigos le vio el rostro, en el barrio José Hernández todos parecían saber que Fraga fue víctima de un ajuste de cuentas.
El mismo silencio que impidió que la muerte del hijo de Fraga fuera esclarecida, dejó impune el crimen de este hombre de 36 años.
Puertas adentro
Otro crimen en el que parece existir un silencio cómplice es el de Vilma Gómez. La jubilada fue acribillada a puñaladas. Según la autopsia, el cuerpo de la mujer tenía 17 heridas de arma blanca.
El martes 25 de enero de 2011 en horas de la tarde, el cuerpo sin vida de la mujer que vivía sola en su casa de la calle 55, fue hallado por una persona que en su momento fue su empleada doméstica.
La víctima estaba en su dormitorio, tenía puesto un camisón y había un cuchillo al lado del cadáver.
Los encargados de la pesquisa apuntaron sus cañones a varios sospechosos como probables responsables del asesinato, pero en realidad, las hipótesis se fueron desplomando en la medida que se avanzaba en la incorporación de pruebas. Se llegó a sospechar hasta de una de las hijas de la víctima cuya presencia nunca se pudo probar en la ciudad.///