Todo por amor al ciclismo
Daniel Moya es uno de los fundadores de la Asociación Ciclística Necochea, entidad que integra a algunos de los más destacados deportistas de las últimas décadas
Nació en Tandil, pero se considera íntegramente necochense, ya que desde que tiene memoria ha vivido o trabajado en la avenida 75. Daniel Moya es un fanático del ciclismo que se ha convertido, casi sin quererlo, en un símbolo de un período de casi 30 años de ese deporte en nuestra ciudad.
Es que Moya es uno de los fundadores de la Asociación Ciclística Necochea, es el presidente y corazón de esta entidad que integró a algunos de los más destacados deportistas de la especialidad en las últimas décadas.
Antes de subirse a la bici, Daniel ya era un amante de los fierros. Desde los 13 años, cuando terminó 6º grado y decidió que no quería seguir estudiando, comenzó a trabajar en talleres mecánicos.
Por esa pasión fierrera, fue que se vinculó al motociclismo. “Yo anduve con las motos, con Oscar Roncallo y Oscar López. Nunca me imaginé que un día iba a andar en bicicleta”, explicó.
Pero ya pasados los 30 años, “arranqué con el ciclismo con un grupo de muchachos grandes. Era la época en que se podía correr en ruta, no es como ahora que eso es imposible”, señaló.
Aquel ya legendario grupo, que integraban ciclistas como Luis Ramírez, Manuel López Lara, Oscar San Martín, Jorge Polvorín y Julio Rodríguez, entre otros, comenzó a participar en competencias que organizaba una asociación denominada Pro Velódromo, que pujaba porque nuestra ciudad contara con su propio circuito ciclístico y que logró llevar adelante la pista que aún existe en el Parque Miguel Lillo.
Pero cuando el grupo de apoyo al velódromo comenzó a desintegrarse, Moya y sus amigos decidieron crear una nueva entidad para poder seguir compitiendo.
Fue así que el 31 de octubre de 1988 compraron una bicicleta de competición y organizaron una rifa.
Con lo recaudado por la venta de la rifa, compraron un terreno en la avenida 74 y fundaron allí la Asociación Ciclística.
“A la asociación la hicimos a fuerza de sacrificio”, dijo Moya.
En el caso de la sede de la entidad, en la avenida 74, “íbamos a trabajar los sábados y domingos, pedíamos colaboración y organizábamos rifas para recaudar fondos”.
“Hacíamos carreras todos los fines de semana en la ruta y después nos asociamos con algunos miembros de Pro Velódromo y empezamos también a realizar pruebas en la pista”, explicó.
“De las pruebas que organizábamos, la más tradicional era la que hacíamos en homenaje a Manuel López Lara, que fue uno de los fundadores de la asociación. Era una carrera muy importante”, precisó.
Trabajo y pasión
Moya todavía era un niño cuando comenzó a trabajar en el taller de Alfredo Blanco, que se dedicaba a la alineación. Luego de pasar por otros trabajos vinculados a la mecánica, el 27 de octubre de 1967 abrió su propio taller con un socio.
Hace ya casi 50 años que trabaja en la avenida 75. Por eso los fierros siempre han sido una gran pasión, al igual que el ciclismo.
Ese deporte le ha dado cantidad de amigos y buenos momentos. Le permitió también conocer a su actual pareja, la ciclista Mariana Maldonado.
Aunque, el gran cariño que siente por el deporte no le impide ver que todo ha cambiado y que ciclismo rutero está al borde de la desaparición.
“Se apagó el ciclismo de ruta, porque no se puede correr más en las carreteras”, explicó. “Ahora ningún dirigente se arriesgaría a organizar una carrera en ruta, porque es muy peligroso”.
Antes, recordó, “las pruebas que nosotros organizábamos se realizaban en la ruta 86. Iban hasta lo de Buck o hasta el kilómetro 43. Venía gente de toda la zona y en verano también de Buenos Aires”.
“A nivel veteranos nosotros corríamos en pruebas de Mar del Plata a Necochea o Lobería a San Manuel. Pero el tránsito era otro”, precisó.
Debido a los avances en la industria automotriz y la existencia de vehículos cada vez más rápidos, el ciclismo rutero le ha dado paso al mountain bike, que realiza sus pruebas en caminos vecinales.
“Ya los campeonatos argentinos se hacen todos en autódromos, porque no se puede correr en ruta”, afirmó.
No obstante, la asociación aún cuenta con destacados representantes como Angel Ortié, Eduardo Bozzolo y Roberto Martínez. “Son ciclistas veteranos, pero que siguen logrando títulos”, indicó.
Con sus 73 años, Moya todavía tiene ganas de salir a rodar. Hace dos años tuvo un problema de salud y debió dejar la bicicleta por un tiempo, pero quiere volver. “No oficialicé mi retiro. Con los veteranos me voy a prender en alguna carrera”, dijo.
Fanático del ciclismo, no se pierde las grandes competencias internacionales, como el Giro di Italia o el Tour de France, aunque tenga que ver las transmisiones de TV en otros idiomas.
“La ventaja del ciclismo sobre otros deportes es que como no hay roce, podés seguir corriendo, cualquiera sea la edad que tengas”, aseguró.