Tras la inundación, pasos de emergencia
Hace 43 años, efectivos del Ejército montaron puentes Bayley en el Paso Otero y en el paraje Puente Blanco
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En mayo de 1980 efectivos del Ejército Argentino montaron dos puentes Bayley a fin de dar una solución urgente a los graves inconvenientes generados por la inundación.
El 24 de ese mes, efectivos del Batallón de Ingenieros, con asiento en Villa Martelli, comenzaron a trabajar en la preparación de las bases para montar dos puentes de campaña a fin de remplazar el denominado Puente Blanco y el del Paso Otero.
Para el total del basamento se depositaron 8.000 metros cúbicos de tierra, lo que demandó unos 1.000 viajes de camión, tareas que ejecutó personal municipal y de empresas privadas.
Luego de concluir estos trabajos en las bases del Puente Blanco, entraron en acción efectivos del Ejército que estaban acampados en el Parque “José Werndt” de Juan N. Fernández.
Los denominados puentes Bayley, son metálicos y su función específica es la de suplantar provisoriamente a los de material, tarea que en esos momentos especiales por los que atravesaba gran parte del territorio bonaerense, cumplían una utilidad de vital importancia, restableciendo los accesos devastados por la masa de agua.
Asimismo, efectivos de la misma unidad militar trabajaron en la ejecución de un puente similar en el Paso Otero para comunicar a San José y Juan N. Fernández.
La gran inundación
El Puente Blanco y el del Paso Otero fueron derribados por la furia de la inundación a fines de abril de 1980, cuando también fueron arrastrados todos los otros puentes sobre el río, excepto el Colgante.
Las lluvias comenzaron el 20 de abril sobre gran parte del territorio de la provincia de Buenos Aires. Hubo evacuaciones en Las Flores, Cacharí y Azul y unos 90.000 kilómetros cuadrados de campos quedaron bajo el agua, lo que provocó una gran mortandad de animales.
Días después, la ciudad y los necochenses se encontraban ante uno de los más grandes fenómenos meteorológicos de su historia.
Las intensas lluvias registradas en la región sobrecargaron el cauce del Río Quequén y provocaron la más grande inundación de la que existe registro. Según una crónica publicada el 28 de abril, el día anterior el partido de Benito Juárez, donde comienzan muchos de los arroyos que desembocan en el río, fue prácticamente arrasado por un alud de lluvia y lodo.
En Coronel Bunge, a unos 30 kilómetros al Oeste de la ciudad de Benito Juárez, el agua caída superó los 350 milímetros y en Barker, el temporal alcanzó inusitada violencia, con 150 milímetros de agua caída en sólo 30 minutos.
En tanto, en nuestra ciudad se registraron 100 milímetros de lluvia caída en sólo dos jornadas y el 27 de abril los Bomberos ya habían tenido que desagotar distintas viviendas.
Para el 28 de abril la situación en nuestra ciudad era dramática. Las aguas seguían avanzando río abajo y se debió evacuar a 200 personas, la mayoría del sector ribereño. Mientras tanto, la Terminal de Ómnibus debió ser desalojada ante la crecida.
Los primeros en ser evacuados fueron los pobladores del sector de la ribera a la altura de la calle 26. También los residentes en la zona del puente del ferrocarril hacia Las Cascadas. Mientras que las instalaciones del Rowing y el Náutico no tardaron en quedar totalmente anegadas.
Pero los momentos de mayor dramatismo se vivieron el 29 de abril, cuando los puentes Ezcurra, Ferroviario y Negro cayeron ante el arrollador paso de las aguas y el número de evacuados llegó a los 600 en Necochea y Quequén. En la región, Lobería, Juan N. Fernández y Claraz habían quedado aisladas y La Dulce se encontraba parcialmente inundada. A las 21 de aquel 29 de abril, también cayó el viejo puente del ferrocarril.
Para el 1º de mayo, las aguas comenzaban a bajar y la situación comenzaba a mejorar lentamente. Pero entonces los necochenses empezaban a tomar consciencia de la magnitud del desastre.
Puentes clausurados
Meses después del montaje de los puentes Bayley, en octubre de 1980, ambos debieron ser clausurados.
Primero el del paraje Puente Blanco, luego de que se detectaran fisuras en el estribo del lado norte.
Luego, el 24 de octubre, tras detectarse una socavación en uno de los tramos donde se asentaba el puente, se clausuró el del Paso Otero.
Se indicaba que el puente había quedado “en el aire, sin apoyo alguno”, por lo que personal técnico de Vialidad Provincial ordenó su clausura.///