“Fue mejor de lo que esperábamos…” La frase ha surgido de la boca de la mayoría de los operadores turísticos de distintos rubros, que ha consultado Ecos Diarios a la hora de hacer un balance del mes de enero.
La lectura de esta especie de enunciado puede sonar a conformismo, en el caso de algunos, y de positivismo para otros. Lo cierto es que el primer mes del año, el más fuerte de cada temporada, ha dejado un saldo “interesante” para quienes viven del turismo. Que no son pocos y que brindan numerosas fuentes laborales.
En una actividad en la que juegan los vaivenes de la economía y lo que suceda con el tiempo condiciona o no su éxito, el mes recientemente culminado dejó una serie de aspectos que bien merecen ser analizados.
La presentación de la banda de rock “La Renga” a fines de diciembre, con una multitud de espectadores y miles de visitantes de todo el país durante ese fin de semana, había servido de enorme incentivo para la llamada temporada “fuerte”.
Sin embargo, en el final de ese mes y la primera quincena de enero el mal tiempo, con temperaturas muy bajas y pocas jornadas aptas para ir a la playa, fue el factor principal para que los visitantes llegaran en cuentagotas por esas semanas. Las muecas de preocupación y desazón se instalaron en el rostro de más de un empresario o comerciante vinculado al turismo.
Tampoco se puede obviar la situación económica del país, que primero afecta al mayoritario perfil de turistas que eligen Necochea para vacacionar y, en la misma línea, la devaluación monetaria en Brasil, que tentó a más de uno a visitar las playas del país vecino. Algo, esto último, que no parece tener la misma incidencia en nuestra ciudad que en otros balnearios de la costa atlántica.
Metamorfosis turística
Tradicionalmente la segunda quincena de enero es la más potente de cada verano turístico, y esta vez con el buen tiempo como aliado levantó la llegada de visitantes para disfrutar de Necochea y Quequén.
Siguiendo la tendencia de las últimas décadas el llamado turismo de fin de semana, influenciado por el aporte de visitantes de ciudades cercanas a Necochea infló los números de “huéspedes”. Y así lo reflejaron los relevamientos que hace la Secretaría de Turismo y Desarrollo Productivo, con cifras que fueron subiendo y que treparon en el periodo del miércoles 22 al domingo 26 de enero al 90% de ocupación promedio de las distintas opciones de alojamiento que ofrece la ciudad.
Si bien aún resta el mes de febrero, donde se estima que la realidad no variará mayormente, un sello distintivo de este verano 2024-2025 es el acortamiento de las estadías. En su mayoría no superan los cuatro días; lo que habitualmente se denomina “escapadas cortas”.
Esta modalidad, indudablemente vinculada al factor económico y al interés de ir variando los sitios de vacaciones, se puede decir que ya ha dejado en el olvido a las estadías de media quincena o de un mes de los llamados “años dorados” del turismo en Necochea.
En esa metamorfosis que ha experimentado el rubro del alojamiento, donde en la oferta actual aparecen departamentos y complejos que incluyen servicio de mucama y desayuno, una cuestión ilustrativa es que en la década del 80 llegó a haber 150 establecimientos hoteleros en Necochea y hoy quedan poco más de 40.
No todo es negativo
En las consultas efectuadas por Ecos Diarios a operadores turísticos y visitantes aparecen algunos aspectos positivos, que empiezan a describir un perfil nuevo del turismo que viene.
En primer orden se dio cuenta que ha regresado un buen porcentaje de turismo que había dejado de venir a Necochea, y que la ha elegido porque a sus bellezas naturales suma la cualidad de ser uno de los destinos más accesibles de la costa atlántica.
Otra cuestión que se notó es la presencia de un público con mayor alcance económico y que impacta de lleno en el consumo, sobre todo el gastronómico.
Precisamente empresarios gastronómicos son los que más conformes se han mostrado con el resultado de lo que va de la temporada. De hecho, hablan del “mejor verano en muchos años”.
Este rubro ofrece una amplia paleta de precios para todos los bolsillos, en especial teniendo en cuenta que en el turismo que viene a estas playas prevalece el de familias, en su mayoría de clase media, que debe extremar los recursos a gastar.
De todas maneras, también hay que tener en cuenta a un sector de mayor poder adquisitivo que ha llegado este año, y que en buen porcentaje hace uso del polo gastronómico que se ha creado en la costa de Quequén y sus calles cercanas, con precios más elevados en sus cartas de menúes, pero igualmente con una alta demanda.
En este panorama no hay que descuidar que este tipo de turista, tanto el que regresó luego de años sin venir, como el de mayor disponibilidad económica; es más exigente en cuanto a servicios y lo comparan con otros destinos. Algo que deben tener en cuenta los distintos actores de la actividad turística.
Por otro lado, los hoteleros usufructuaron durante enero un mayor aporte de turismo generado desde agencias y mutuales, una modalidad que no se registraba desde hace años y que les posibilitó contar coin una base de ocupación estable.
Lo que viene
Febrero ha comenzado y genera nuevas expectativas, aún a sabiendas que no arriba el caudal de visitantes de cada enero, debido a que sectores como el de la Justicia o la educación retoman sus labores y ya no pueden pensar en varios días para vacacionar.
Más allá de eso se mantienen las ilusiones de tener un mes que compense el esfuerzo de quienes apuestan a un proyecto comercial de temporada, donde el comportamiento del tiempo seguirá siendo determinante. ///
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