“Cuida de los pequeños gastos; un
pequeño agujero hunde un barco. En
este mundo, ninguna cosa es cierta
salvo la muerte y los impuestos”, Benjamin
Franklin, expresidente de EE.UU.
“Hay que pasar el invierno”, marcábamos un par de semanas atrás en esta misma página, haciendo referencia a aquella vieja frase del por entonces ministro de Economía, Álvaro Alsogaray, allá por 1959. Y parece que el intendente, Arturo Rojas, logró mover las piezas suficientes como para acercarse, un poco más, a un primer objetivo: lograr cubrirse del recorte económico que impulsa el gobierno de Javier Milei.
Es que luego de aquella fallida segunda sesión ordinaria, donde los bloques de la oposición lograron pasar a comisión el proyecto para modificar la Ordenanza Fiscal Impositiva, en la última semana el jefe comunal bajó algunas de sus ideas primarias y consiguió que los ediles de La Libertad Avanza y la Unión Cívica Radical apoyaran una suba del 40 por ciento de las tasas municipales.
Para que finalmente el proyecto fuera aprobado, primero hubo algunas reuniones con la oposición para tratar de acercar posiciones. La idea original planteaba no sólo un aumento en los tributos urbanos y rurales, sino también algunos otros aspectos que hacen a la recaudación municipal.
En ese sentido, Rojas debió resignar la tasa de fortalecimiento para el sector rural y la posibilidad de arancelar los jardines maternales y de infantes que son parte del Estado municipal para el próximo año, pero pudo obtener un poco de aire de cara al “duro invierno” que se acerca.
Claramente, el jefe comunal sabe y entiende que no será un año sencillo en lo económico ni en lo financiero. Los recortes que ha propuesto el gobierno nacional ya tienen impacto en el día a día de los ciudadanos y, más temprano que tarde, seguramente será el municipio el que deba ir en rescate de aquellos que lo soliciten.
En toda la provincia
Pero la realidad que vive hoy la Municipalidad de Necochea no es una cuestión exclusiva. La gran mayoría de los intendentes de la región y la provincia también buscan algunas alternativas para engrosar la recaudación y, de esa manera, mitigar algo de los recursos que a las claras parece que no van a aparecer.
La estrategia no distingue a partidos políticos y tiene como contexto la inflación y la merma en los recursos propios por el recorte de fondos que viene aplicando el gobierno nacional.
Sin ir muy lejos, en Mar del Plata, desde febrero de este año se ha establecido la denominada “Tasa Vial de Mantenimiento de la Red Vial Urbana Municipal”. Se cobra cada vez que un usuario carga combustible y representa el 1,86% del ticket final.
Una tasa similar se aplica en las ciudades de Pinamar (es del 3%), Avellaneda, Escobar, Florencio Varela, San Isidro, Vicente López, Hurlingham y José C. Paz, entre otras.
Un hecho curioso ocurrió en Azul, a pocos kilómetros de aquí: el intendente saliente, que representaba a Juntos por el Cambio, logró que el Concejo Deliberante aprobara un tributo especial para el sector rural, el cual dispuso que los productores abonen un litro de gasoil por hectárea. Al asumir el nuevo jefe comunal, proveniente de las filas de Unión por la Patria, se ratificó la nueva tasa.
En el municipio de Pilar también se creó una tasa vial y además una tasa especial que pagan las grandes industrias cuyo objetivo es el mantenimiento del Hospital Central de Pilar, inaugurado en mayo del año pasado. Para aprobar estos nuevos gravámenes, por ejemplo, no sólo los concejales oficialistas (Unión por la Patria) levantaron la mano, sino también uno de La Libertad Avanza y otro de la Unión Cívica Radical.
En Almirante Brown, se creó un “fondo de fortalecimiento ambiental” por el cual se le cobrará a los medianos y grandes comercios que elaboren y comercialicen “productos potencialmente contaminantes”. La normativa, también tuvo el acompañamiento de concejales de la oposición.
Monedita por monedita
Solicitar un aumento en las tasas municipales siempre conlleva un costo político para el intendente de turno. Pero no es menos cierto que si el municipio no puede prestar los servicios básicos, el costo puede ser aún mayor.
Esa disyuntiva es la que hoy está planteada. El acuerdo entre el oficialismo y la oposición que terminó aprobando el mencionado aumento de las tasas, también establece que, de forma trimestral, las partes vuelvan a analizar los números del Ejecutivo y se pueda otorgar, o no, otro incremento.
Aquí, es donde empezará a tener un peso específico la cintura política y económica del intendente Rojas para poder mostrar una gestión austera que sepa cuidar “monedita por monedita” cada recurso que le ingrese a sus arcas.
Pero no sólo para poder sumar otro año con “superávit fiscal”, como anunció ante el Concejo Deliberante durante su discurso de apertura de sesiones, sino porque el acuerdo con la oposición no será “un cheque en blanco”, como ya lo expresaron algunos ediles y la mayoría obtenida hace pocos días atrás, bien puede convertirse en votos negativos hacia adelante.
La amplia mayoría obtenida en la Asamblea de Mayores Contribuyentes del pasado miércoles, podría interpretarse como un respaldo de parte de la sociedad hacia el Departamento Ejecutivo, aunque en estos momentos de ajustes y desaceleración económica también esa situación podría ser volátil.
Está claro que la situación no es sencilla para el Departamento Ejecutivo. Con un sistema de salud privado prácticamente inexistente en la ciudad, el recorte en los fondos nacionales, la falta de obra pública y la caída de la coparticipación, el panorama se oscurece. Además, deberá seguir haciendo frente a la paritaria con los gremios, ya que sus afiliados también están sintiendo en carne propia la situación económica familiar.
Como dice el ex presidente estadounidense, Benjamin Flanklin, Rojas deberá cuidar “de los pequeños gastos”, ya que “un pequeño agujero hunde un barco”.
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