Un auto con patente falsa, la única pista del robo de criptomonedas
No avanza la investigación del asalto registrado en el edificio de avenida 2 y 75
A un mes del robo de una importante suma de criptomonedas en un departamento de la Villa Díaz Vélez, la única pista firme que tienen los investigadores es que los delincuentes se movilizaban en un Peugeot 308 con una patente falsa.
El pasado 7 de octubre, delincuentes armados con cuchillos ingresaron a un departamento de un edificio ubicado en avenida 2 y 75 y mantuvieron como rehén a un joven especialista en criptomonedas y a su pareja.
Se cree que durante las cuatro horas que permanecieron en el lugar lograron mediante golpes y amenazas obtener las claves para realizar una transferencia de criptomonedas de la billetera virtual del joven a otra cuenta.
Sin muchas posibilidades de obtener datos que permitan identificar la cuenta hacia la que se realizó la transferencia, la Fiscalía de delitos complejos buscó información en agencias de cambios y otras entidades que se ocupan de la comercialización de criptomonedas.
Hasta el momento, la única pista firma se encuentra en las cámaras de seguridad del edificio y otras urbanas, que permitieron establecer que los delincuentes se movilizaban en un automóvil marca Peugeot modelo 308, que tenía colocada una patente apócrifa.
El falso dominio pertenece a un automotor radicado en la provincia de Santa Fe y se considera que a los dos autores materiales del ilícito, hay que sumarle al menos un cómplice que actuó desde el exterior del edificio y permitió la rápida fuga.
Violento robo
El 7 de noviembre un joven denunció que lo mantuvieron de rehén junto a su novia y lo obligaron a transferir de su billetera virtual una importante suma de criptomonedas.
Los investigadores nunca difundieron qué criptodivisas fueron robadas, por lo que es muy difícil saber el monto en dólares sustraído.
Se supo que la víctima fue sorprendida por dos delincuentes con armas blancas que estarían alquilando otro piso del mencionado edificio costero, donde se habrían alojado por el fin de semana extra largo.
Los desconocidos ingresaron al departamento del denunciante, un joven de 21 años, quien manejaría una importante fortuna a través de la comercialización de criptomonedas.
De acuerdo con la pesquisa policial y judicial, los delincuentes amenazaron con cuchillos al joven y a su novia, y los mantuvieron atados durante 4 horas, en una verdadera pesadilla para ambas víctimas.
Los malvivientes reclamaban las claves para acceder a las criptomonedas guardadas en una billetera digital a fin de trasferirlas a otra cuenta.
Los ladrones al momento de la huida, se apoderaron también de una computadora portátil, dinero en efectivo, dólares y euros, teléfonos celulares y demás pertenencias de las víctimas.
Una vez concretado el robo de las criptomonedas, cerca de las 2 de la madrugada del sábado 8, se logró alertar lo ocurrido al servicio de emergencias 911.
A partir de esa denuncia, varios móviles policiales se congregaron en el edificio de departamentos de avenidas 2 y 75, al igual que agentes del SAME con una ambulancia.
Los policías tomaron contactos en primera instancia con los dos jóvenes en el último piso y se inició la investigación pertinente con intervención del Ministerio Público Fiscal, a cargo de Carlos Larrarte.///
Dificultad para investigar
No se descarta la posible existencia de un “entregador” para el audaz asalto perpetrado en la noche del viernes 7 de octubre.
Entre las personas que declararon en la Justicia, figura la mujer que les rentó el departamento a los dos delincuentes que serían oriundos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Aunque puede haber existido un entregador, también es posible que los delincuentes se hayan enterado de datos de la víctima a través de las redes sociales, ya que él mismo se presenta como especialista en criptomonedas.
Si bien para los delincuentes puede haber sido fácil acceder a fotografías de la víctima y el lugar donde reside a partir de las redes sociales, los investigadores han hallado gran dificultad para obtener pistas de la transacción.
Esto se debe a que la mayoría de las transacciones de criptomonedas son anónimas. Esto obedece al mismo espíritu de este tipo de divisas, creadas para que no exista ningún intermediario.
Precisamente al no existir intermediarios, no se puede identificar a quien envía ni a quien recibe las divisas.
Tan sólo comprender cómo funcionan las criptomonedas requiere un conocimiento que escapa a personas que no son especialistas en el tema.
Las criptomonedas funcionan gracias a una tecnología que es descentralizada, porque no está controlada por una entidad específica o una empresa.
Una de estas tecnologías es el blockchain o cadena de bloques, que forma parte de las llamadas “tecnologías de registro distribuido” (DLT, por sus siglas en inglés).
Esto significa que es un sistema que gestionan los propios usuarios que la utilizan y no un banco o empresa financiera. Cada criptomoneda usa una cadena de bloques, pero tampoco es que se pueda usar para identificar a quienes operan con ella.
Por ello, que casas de cambio o empresas dedicadas a la compra de criptomonedas otorguen datos sobre operaciones sospechosas es imposible.
Si bien en la actualidad el uso de billeteras virtuales se ha generalizado, las billeteras de criptomonedas no funcionan de la misma manera que operan asociadas a cuentas bancarias.
El único registro que quedará a quien envía dinero es la cuenta de destino, que en realidad es como una larguísima contraseña que incluye números, letras y símbolos y que no está asociada con ninguna identidad o persona.
Una vez recibido el dinero, el delincuente podría enviar las criptodivisas a otra billetera e incluso, para agregar más confusión para no ser identificado mediante lo que se denomina “mezcladores de criptos”.
Los mezcladores de criptos se definen literalmente con este concepto: su objetivo consiste en “mezclar” sus criptoactivos con los de otros usuarios muchas veces y mediante diferentes y numerosas operaciones para que no se pueda llegar a rastrear ni el origen ni el destino real de los activos.