Un crecimiento. Rápido pero no planificado
Exponencial aumento. De las construcciones hacia la zona del parque eólico. Se levantan viviendas de diverso material y se cercan terrenos, pero los servicios esenciales aún están lejos del sector
Está más que claro que la ciudad de Necochea solo puede y debe crecer hacia un solo lado, dado que sería ilógico retirar más las viviendas del mar y en el otro extremo se ve limitada por el río Quequén. Entonces, para el único lado que puede urbanizarse es paralelamente al mar, entre la avenida 2 y la avenida 58, en todo el tramo costero, donde también se encuentra el parque Miguel Lillo.
En los últimos dos años, la zona cercana a los molinos eólicos ha tenido un crecimiento exponencial en cuanto a cantidad de terrenos loteados y levantamiento de nuevas viviendas. Cada vez son más las construcciones que se ven allí y los alambrados que delimitan los terrenos vienen poblando la zona.
Eso también ha aumentado la circulación de vehículos entre Villa del Deportista y el parque eólico, más popularmente conocido como los molinos, incluyendo allí a Villa Zabala.
Que ocurra esto no es para nada ilógico, ya que todavía los lotes tienen valores accesibles, porque están retirados del núcleo urbano y a su vez hay mucha gente que está apostando por construir allí, buscando estar rodeado tranquilidad, naturaleza y en cercanía del mar. Otros lo hacen con miras de alquilar en temporada.
Sin plan de urbanización
Lo que sí es ilógico es que todavía no exista un plan de urbanización serio en una ciudad que tiene mucho potencial y en la que sus dirigentes permiten hace décadas que no exista ordenamiento alguno a la hora de construir en esos sectores ni en ningún otro, porque el Concejo Deliberante abusa del otorgamiento de permisos por vía de excepción.
Así es como se construyen viviendas a las que difícilmente les llegará algún día de los próximos 15 o 20 años un servicio de gas, agua corriente y cloacas.
Mientras tanto se levantan viviendas con distintas variedades de material y diversos estilos, incluyendo los containers que desde hace años se vienen instalando en todo este territorio en expansión.
El Parque
Por otro lado, con el avance de la construcción de viviendas en esa zona y el marcado interés que hay por invertir hacia ese lado, cada vez queda más en evidencia la necesidad de hacer un mejor uso del parque Miguel Lillo, que queda en el medio y que podría ofrecer la posibilidad de tener emprendimientos que favorezcan aún más este crecimiento de Necochea de forma paralela al mar, pero que está custodiado por grupos ambientalistas que en alguna forma se han transformado en la piedra en el zapato para todo proyecto que se pueda aplicar en esa zona.
El actual gobierno municipal ha demostrado que es posible, sin problemas de stock, que el Vivero sea proveedor de miles de nuevas plantas y que el Municipio se encargue de comprar más para sembrar e ir recuperando lo perdido si es necesario. También se le puede exigir al concesionario como requisito sembrar árboles en determinado sector, acorde a un plan estratégico urbano. Al fin y al cabo, el Parque, tal y como lo conocemos, fue sembrado por el hombre y no está allí por mera acción de la naturaleza.
En una ciudad que pretende ser turística y llamar la atención de inversiones, todo proyecto que se elija hacer no puede tratarse de sacar árboles sin plantar nuevos ni tampoco se puede evitar el crecimiento y la generación de nuevos atractivos y servicios por no sacar una planta. Ambas cosas deben respetarse de manera simultánea. Pero sin un plan, no hay un camino certero, pero sí un destino. Y no es bueno.///