Un iluminado discurso por Puerto Quequén
En 1906, desde el púlpito, el fraile Modesto Becco intentó convencer a las autoridades nacionales presentes de la necesidad de construir aquí una gran estación marítima
Archivo
Ecos Diarios
La ciudad, tal como figura en el acta de fundación, nació bajo la invocación de Santa María del Carmen. Por esta razón, se la declaró patrona de la ciudad. La primera capilla se construyó en la calle 60 y tenía 15 metros de largo y ocho de ancho.
Pero poco después, de acuerdo con las mensuras y delineamientos del agrimensor José María Muñiz, se decidió construir el templo parroquial en un terreno ubicado frente a la plaza.
La construcción del templo fue ordenada por el decreto de fundación del pueblo de Necochea, fechado el 8 de junio de 1881.
Desde el nacimiento de nuestra ciudad, hombres de la Iglesia han impulsado iniciativas para el progreso de la comunidad.
Fue precisamente un sacerdote quien a principios del siglo pasado, desde el púlpito, levantó la voz para reclamar la construcción de un puerto.
Una pequeña conspiración
Corría el año 1906 cuando el ministro de Obras Públicas de la Nación llegó a nuestra ciudad invitado por la comisión Pro Templo Parroquial. El supuesto objetivo del encuentro eran las gestiones de la obra de construcción del templo de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, pero se invitó a la reunión al fraile Modesto Becco, quien tendría a su cargo un discurso para convencer al ministro de la necesidad de construir una estación marítima en la desembocadura del Río Quequén.
Treinta años antes, en 1870, desde una pequeña bahía hoy ubicada en una curva del denominado camino de sirga, se realizaron los primeros embarques de productos de la región. Desde entonces, el puerto natural tuvo cada día mayor movimiento, aunque las dificultades naturales que presentaba el acceso al río por los bancos de arena que se acumulaban en la desembocadura, fueron una limitación.
Por esos años la actividad marítima tenía cierta regularidad, con la navegación de embarcaciones de 80 a 100 toneladas, las que traían mercancías y llevaban carnes, lanas y cueros a Buenos Aires.
Una anotación del 28 de julio de 1906 del libro de actas de la Comisión Pro Templo, refiere que “el señor Lincoln Howard manifiesta haber recibido una carta por la que se le comunicaba que en los primeros días del mes de agosto vendría a la localidad el ministro de Obras Públicas de la Nación y que se le pedía que la Comisión Pro Templo se encargara de organizar la recepción al distinguido huésped”.
Howard hizo referencia al asunto en una reunión en la que también los vecinos Pando, Bernard, Bilbao, Trelles y Cazenave, que integraban la citada comisión.
El grupo aprobó la iniciativa y decidió invitar a los presidentes de las sociedades vecinales a una reunión preliminar con el objeto de aunar ideas respecto “a la mejor forma de recibir al ministro”.
El acta agregaba: “Dicha reunión tendrá lugar mañana 29, a las 4 de la tarde, en casa del presidente, Héctor Bernard”.
“Al mismo tiempo se invitará para la recepción al fray Modesto Becco, que dirigirá la palabra desde el púlpito al ministro, haciéndole ver la necesidad de construir el Puerto de Necochea”, añadía la nota.
Un año atrás, una tormenta había arrasado con las obras realizadas por la empresa Gardella en la desembocadura del río (ver La otra mirada) y el proyecto de construir una estación marítima, aprobado en el gobierno de Roca, se había detenido y todo indicaba que podía llegar a quedar en el olvido.
Por tal motivo, la visita del ministro era de vital importancia para toda la comunidad necochense y se trató de darle la mayor trascendencia posible. A la recepción del ministro también fueron invitados el vicealmirante Enrique Howard, al comodoro Rafael Blanco, diputados nacionales Pastor Lacasa y Francisco Seguí, al doctor Rafael Calzada y a redactores de los periódicos La Prensa, La Nación y El Diario.
“Fervientes votos”
Otra acta, del 9 de agosto de 1906, refiere los preparativos de la comisión antes de la llegada del ministro. La nota da detalles de las gestiones realizadas por Carlos Voigt ante el ministro con motivo del viaje del funcionario a Necochea.
Escrita por Howard, el acta señala que Voigt había cumplido con todo lo encomendado por la comisión y le ordenaba que recibiera al ministro y le “hiciera presente sus fervientes votos para llevar a feliz término el proyecto de Puerto Necochea de Ultramar”.
Por otra parte, Voigt debía comunicarle al ministro que la comisión “pensaba prestar su cooperación a la obra mediante la invocación de los auxilios de la Divina Providencia a cuyos efectos realizaría en todo el presente año una peregrinación al Santuario de Nuestra Señora de Luján”.
Nada se sabe de aquellas insólitas gestiones y sobre los efectos que causó en el ministro el discurso del padre Becco, pero a 103 años de aquella visita, Puerto Quequén es una de las estaciones marítimas más importante del país. Podría decirse que, de alguna manera, dieron resultado.///