En tiempos en los que la agenda pública suele estar atravesada por noticias cargadas de desencanto, mezquindad política (como la relatada la semana anterior en esta misma página) o frustraciones sociales, hay hechos que merecen ser destacados. Uno de ellos es, sin duda, la adquisición e instalación del nuevo tomógrafo para el Hospital Municipal “Dr. Emilio Ferreyra” de nuestra ciudad.
Un hecho que no es casual, ni mucho menos automático. Es el resultado de una articulación virtuosa entre tres actores claves: la Asociación Cooperadora del Hospital, la Municipalidad de Necochea -con el intendente Arturo Rojas al frente- y, sobre todo, la comunidad en su conjunto, que volvió a dar una muestra tangible de compromiso solidario con su sistema de salud.
El arribo de este tomógrafo -un equipamiento indispensable para la medicina actual- no sólo jerarquiza la atención en el principal nosocomio del distrito, sino que también garantiza un acceso igualitario y de calidad a estudios complejos que, hasta no hace mucho, requerían ser derivados a clínicas privadas o incluso a ciudades vecinas.
Con esta adquisición, según han marcado los especialistas en la materia, se acorta una brecha histórica en términos de infraestructura sanitaria local. Porque contar con un tomógrafo no es simplemente tener un aparato más: es la posibilidad de detectar precozmente lesiones, tumores, hemorragias cerebrales, traumatismos internos, y de actuar con rapidez frente a accidentes o urgencias médicas donde los minutos cuentan.
Este logro, además, representa un mensaje para todos quienes habitamos esta ciudad. Muestra que cuando la comunidad se organiza, cuando la política gestiona con responsabilidad y visión, y cuando las organizaciones intermedias cumplen un rol activo, los resultados llegan y benefician a todos. La Cooperadora del Hospital Emilio Ferreyra ha sido, durante décadas, un pilar silencioso pero fundamental del sistema de salud público local.
Su trabajo desinteresado, sostenido, y muchas veces poco reconocido, ha permitido que el hospital mantenga niveles de funcionamiento aceptables incluso en épocas de crisis presupuestaria. En esta ocasión, la tarea de reunir fondos, organizar campañas, convocar a empresas y vecinos, y empujar un objetivo tan ambicioso como vital, ha sido titánica y merece el reconocimiento unánime.
Del mismo modo, es justo señalar el rol de la Municipalidad de Necochea, que no solo acompañó la iniciativa desde lo institucional, sino que puso el cuerpo en la gestión de fondos, en la logística, en la instalación de la aparatología, y en la adecuación edilicia (junto a la Cooperadora y los profesionales civiles) necesaria para que el tomógrafo comience a funcionar en condiciones óptimas.
El intendente Arturo Rojas, en más de una oportunidad, ha manifestado la necesidad de fortalecer el sistema de salud municipal y garantizar que el hospital sea un centro de atención de referencia para todo el distrito. Esta acción, concreta y palpable, va en línea con ese objetivo.
No es menor destacar, tampoco, el gesto solidario de cientos -o tal vez miles- de vecinos, comerciantes, productores, empresas, instituciones educativas, clubes y asociaciones que, sin esperar nada a cambio, hicieron su aporte. Desde rifas, colectas, eventos benéficos hasta donaciones particulares, cada acción sumó para que este tomógrafo hoy esté donde tiene que estar: al servicio de todos. Es una muestra clara de que la comunidad necochense, aun en contextos difíciles, no ha perdido su vocación de ayudar.
Pero este acontecimiento trasciende las fronteras urbanas. No sólo los habitantes de la ciudad de Necochea se verán beneficiados. Este nuevo tomógrafo está al servicio de todo el Partido de Necochea. Desde Quequén hasta Juan N. Fernández, pasando por La Dulce, Ramón Santamarina, Claraz, y cada paraje rural del distrito, esta nueva herramienta médica significa una mejora concreta en la calidad del servicio de salud pública. En una región donde muchas veces la distancia con los grandes centros de diagnóstico juega en contra del tiempo de respuesta ante una urgencia, acortar esa brecha se traduce, literalmente, en salvar vidas.
Cabe recordar que el Hospital Ferreyra es, por su escala y cobertura, el centro de salud más importante de la zona y en numerosas ocasiones ha recibido pacientes de partidos vecinos. Contar con tecnología de este nivel es también una forma de ejercer una salud pública regional, más solidaria, menos fragmentada, y con sentido de pertenencia territorial. No se trata solo de comprar un aparato: se trata de construir un sistema sanitario más justo y eficiente.
También es importante comprender que esta inversión millonaria no puede sostenerse exclusivamente desde el presupuesto municipal o mediante donaciones esporádicas. Por eso, es necesario que este logro sirva de puntapié para establecer políticas de mantenimiento, renovación tecnológica y capacitación de los profesionales. Tener el tomógrafo es un paso enorme, pero ahora el desafío es su sostenibilidad, su uso racional y su inclusión en una red de atención integrada que potencie sus beneficios.
La llegada del tomógrafo al Emilio Ferreyra no es solo una buena noticia: es una construcción colectiva que merece ser contada, replicada y sostenida. Es un símbolo de lo que se puede lograr cuando las barreras partidarias, las mezquindades personales y las inacciones burocráticas son superadas por una causa común.
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