Un renovado jardín japonés estará listo para recibir visitas en la floración de los cerezos
Tareas de mantenimiento en el Parque. Un proyecto que se planea extender también para el año que viene
“El trabajo viene bastante avanzado y estamos ultimando detalles”, dijo a Ecos Diarios Ramón Yamamoto, referente de la colectividad japonesa, quienes se encuentran haciendo mejoras, en conjunto con el municipio, en la zona del jardín japonés del parque Miguel Lillo, situado en cercanías del Área de Museos.
La idea es que esté todo listo para octubre, que es la época de floración de los cerezos, esas especies que brindan unas flores tan particulares y que se distinguen entre las demás plantas del Parque.
Coincidiendo con el aniversario de la ciudad, el 12 de octubre, se espera que por esos días la gente elija el jardín japonés como punto de encuentro, aprovechando la llegada de la primavera y que los cerezos estarán en todo su esplendor.
Un mural
Entre las tareas que se vienen realizando en el sector, la colectividad japonesa buscó diseños que representen su cultura y se los brindó a la Municipalidad, que se encargó de designar al artista que luego lo pintaría. “El lugar venía bastante descuidado en los últimos años, así que una de las propuestas fue pintar un mural en uno de los viejos galpones que están atrás de los cerezos, porque no tenían una buena presentación. Estamos muy contentos con el resultado”, dijo Yamamoto.
Se espera que el mural sea presentado oficialmente con un acto por parte de la Municipalidad, una vez que todos los árboles hayan florecido.
También se hizo una poda de los árboles que rodean a los cerezos, ya que estaban invadiendo con ramas largas dentro a la mata y eso perjudicaba considerablemente a la floración, ya que le quita luz y espacio. “Nos quedó la parte trasera, donde hay unos diez ejemplares que necesitan un poco de despeje de ramas de pino, pero eso quedará para el año que viene”, señaló el integrante de la colectividad y especialista en plantas, que explicó que el cerezo es “un árbol muy generoso, que da una gran cantidad de flores”.
Entre las mejoras, también se pintó el tori, que es el arco rojo que se encuentra en el jardín japonés, con su color original y antes de octubre solo restaría pintar los bancos, que están en buenas condiciones pero necesitan una mano de pintura para no contrastar tanto con el mural y el tori. También resta cortar una rama que tapa el mural y no permite verlo desde lejos.
Respecto al mantenimiento en general, se está manteniendo el pasto corto y se están controlando los hormigueros, que eran un problema en los últimos años.

Próximos pasos
Para el año que viene, a la colectividad japonesa le gustaría que en el jardín de los cerezos, donde hay unos 25 ejemplares, se pueda implementar el mismo sistema que se utiliza en Japón y que atrae al turismo, donde se iluminan los árboles en su época de floración, permitiendo así que no solo se puedan disfrutar de día, sino también de noche.
“Al no tener una sede y una estructura grande, para nuestra colectividad el Parque es nuestro punto de encuentro y nuestra historia se concentra ahí, por eso queremos que las plantas crezcan sanas, que el lugar se vea bien y que pueda ser apreciado por toda la población”, indicó Ramón Yamamoto.
En cuanto a la posibilidad de poder plantar más cerezos y así tener un lugar más amplio con esas flores, explicó que ya hay “una superpoblación” ya en el lugar y que habría que destinarse otro lugar para plantarse porque “en su lugar de origen reciben mucha más cantidad de luz de la que reciben actualmente en el Parque”. “No habría problema si se quisieran poner en otro lado, porque las técnicas de reproducción de árboles son mucho más avanzadas y los injertos se hacen más fácil que cuando se trajeron de Japón las especies que hay en el parque Miguel Lillo. Hoy se pueden conseguir ejemplares similares en Buenos Aires”, contó.///