Una cuidadora de adultos mayores fue imputada por estafas reiteradas
Sustrajo $1.200.000 de las cuentas de las personas que cuidaba en Juan N. Fernández
Una mujer que se dedica a cuidar a adultos mayores fue imputada por 34 estafas en perjuicio de las personas que cuidaba. Mediante una burda maniobra se adueñó de $1.200.000.
La investigación comenzó el año pasado, cuando la hija de un hombre con alzheimer advirtió reiteradas extracciones de dinero de la cuenta de su padre.
La mujer realizó la denuncia en la Subcomisaría de Juan N. Fernández y debido a las características del hecho se dio intervención al gabinete de investigación de delitos informáticos de la Fiscalía.
En enero pasado la Policía realizó un allanamiento en el domicilio de la sospechosa, donde secuestró su teléfono celular y documentación.
Tras una pericia que demandó varios meses de trabajo, se pudo confirmar que se habían realizado 34 extracciones de las cuentas de las personas damnificadas, tanto a través de tarjetas de débito como crédito.
En total, el monto de dinero sustraído por la mujer ascendía a $1.200.000 pesos, confirmaron ayer fuentes judiciales.
La maniobra utilizada por la sospechosa es extremadamente burda y deja en evidencia la falta de conocimiento técnico de la tecnología.
La mujer simplemente realizaba envíos desde las cuentas de los damnificados a sus cuentas de dos billeteras digitales muy conocidas, tanto suyas como de su marido.
Por esta razón, no sólo la cuidadora fue imputada como autora de las estafas, su pareja quedó vinculado como partícipe necesario de los delitos.
Los estafadores no realizaron ninguna triangulación o uso de cuentas falsas, por lo que la “huella digital” dejada por la mujer fue fácilmente detectada por los investigadores, que pudieron comprobar cada una de las extracciones.
Mediación
Tras la conclusión de la etapa de investigación, la Fiscalía llamó a declarar a la pareja, pero ambos se negaron a declarar.
De esta manera, al no poder agregar más elementos a la causa, se dio por concluida la etapa de instrucción.
Ahora, desde la Fiscalía esperan que los imputados accedan a una mediación, de lo contrario la causa será elevada a juicio.
Las 34 imputaciones son por defraudación especial por la utilización de tarjeta de crédito o débito sin la autorización de su legítimo usuario, contemplada en el artículo 173 inciso 15 del Código Penal.
Se debe tener en cuenta que se trata de un delito grave y al tratarse de 34 hechos en concurso real, la pena podría ser muy abultada.
No obstante, cuando los imputados no tienen antecedentes se suele llegar a una mediación, con la cual se pretende que las víctimas puedan recuperar parte o todo el dinero sustraído y de esta manera reparar el daño económico.
Pero, de no existir acuerdo, los imputados podrían ser llevados a juicio y condenados a prisión de comprobarse los delitos.
Un sinsentido
A pesar de que toda transacción digital queda registrada, generando una huella fácil de seguir, el caso ocurrido en Juan N. Fernández no es el único registrado en los últimos meses en el distrito.
Según trascendió hubo al menos media docena de estafas con tarjetas de débito y crédito.
Una de ellas ocurrió tiempo atrás cuando un empleado judicial olvidó su tarjeta en el cajero automático. La persona que encontró la tarjeta realizó extracciones y compras por 300.000 pesos, pero fue fácilmente identificada.
Algo similar ocurrió con un policía que decidió utilizar la tarjeta de un compañero “sin permiso”.
A diferencia de las transacciones realizadas con billetes, todas las efectuadas por medios digitales son rastreables y pese a lo difundido del sistema, todavía muchas personas no son conscientes de ello, lo que las lleva a sentirse impunes.///
Cuidado con las tarjetas
Tras la irrupción de la pandemia, el crecimiento del dinero digital y la bancarización fue exponencial. Pero al mismo tiempo se desarrollaron nuevas formas de fraudes y estafas. Una de las más importantes es el robo de datos de tarjetas de crédito y débito.
Según el sitio web del Banco Provincia, una de las formas más simples de fraude es capturar una imagen del frente y dorso del plástico, algo que resulta muy simple de llevar a cabo con un celular. Con una foto de la tarjeta, cualquier persona puede realizar consumos fraudulentos.
Es muy común que a la hora de pagar un consumo con tarjeta débito o crédito en un bar o restaurante se lleven el plástico a la caja para realizar el cobro. En estos casos, se recomienda acercarse personalmente a la caja con la tarjeta, efectuar el pago en la mesa o bien realizar el pago con código QR a través de Cuenta DNI o desde otra billetera digital.
Otra forma de robar los datos es pasando la tarjeta por una terminal que copia su información para clonarla y utilizarla con otro plástico. Por eso siempre es fundamental no perder nunca de vista la tarjeta y controlar que el comercio la pase por un solo dispositivo.
Desde ya, nunca se deben compartir fotos de las tarjetas o datos del plástico ni del código de seguridad. Siempre que se realicen compras de forma no presencial se debe pedir un link de pago o realizar la operación a través de una web que cuente con las medidas seguridad necesarias.
Asimismo, es importante cotejar la veracidad de las páginas web y que en la barra de direcciones aparezca el ícono del candado que indica que la misma tiene protecciones de seguridad para los datos de pago a ingresarse.
Siempre que estas transacciones sean realizadas desde computadoras es importante tener el antivirus activado.
Los fraudes pueden llegar a tener formas más o menos elaboradas, pero en todos los casos se trata de estrategias con las que los delincuentes suelen hacerse de datos personales para robar dinero o hacer consumos con tarjetas.///
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