Una entidad «imprescindible»
Con el entusiasmo que en los últimos años ha impuesto su comisión directiva, el Centro Cultural Necochea se apresta a empezar su etapa más movida del calendario anual.
Un incentivo extra es que en mayo se festejará los 50 años del edificio de la entidad que también cobija a la Biblioteca Popular «Andrés Ferreyra». Una concreción que resultó clave para la evolución del centro.
Este presente ordenado, con un inmueble que se ha logrado mantener en buen estado, sirve para mostrar un poco más de tranquilidad en los dirigentes y principalmente los amantes de la lectura, que hallan alta oferta en el amplio catálogo que ofrece la Biblioteca, con una constante incorporación de ejemplares.
Sin embargo para llegar a esta actualidad ha sido fundamental el rol de las anteriores comisiones, que con ingenio y esfuerzo pudieron conseguir en complicados momentos económicos mantener en pie al Centro Cultural. Uno de esos complejos tiempos ocurrió con la reciente cuarentena a causa de la pandemia de Covid, en la cual la entidad debió permanecer cerrada por muchos meses, con ingresos flacos y cumpliendo con sus obligaciones, entre ellas el salario de sus colaboradores.
En estos momentos la masa societaria de la entidad apenas llega a 1.100 adherentes. Muy pocos para un distrito con más de cien mil habitantes y teniendo en cuenta que la categoría más fuerte, la de los activos, pagará $700 por mes a partir de marzo (hasta ahora venían abonando $500).
Los subsidios que se han conseguido de entes superiores en el mismo campo de las bibliotecas, en otros casos a través del Estado y el alquiler de la sede para eventos populares como la fiesta de la cerveza o la expo Tatoo, han sido algunas de las fuentes extra que han servido para mantener al Centro en pie y cumpliendo con su vital rol de transmitir cultura.
Estas realizaciones, a las que se agregan otras muestras, ferias y disertaciones, han tenido una notable respuesta por parte de la comunidad. Más de una tarde o noche las instalaciones de la calle 54 han estado colmadas de gente. El Centro Cultural se ha puesto de moda, en cierta forma.
Esas presencias han mostrado que el inmueble empieza a ser chico –hay que tener en cuenta que ya tiene espacios ocupados, por caso el museo del grabado y la propia biblioteca.
En ese sentido no pocos empiezan a soñar que algún día se haga realidad a construcción del tercer nivel, para el que existe un proyecto presentado en 2007.
La institución está impedida de hacer la enorme erogación que significaría la construcción de la tercera la planta; pero, por qué no empezar a idear caminos que lo puedan hacer realidad algún día. El rédito que proporciona el centro lo justificará ampliamente.
En tiempos en los que leer un libro, ver una obra de teatro o aprender parece ser una quimera para buena parte de nuestra juventud, actitudes que no son casualidad ante el desmedido avance de las redes sociales, un centro cultural como el de nuestra ciudad se transforma en «imprescindible». Ojalá su labor empiece a captar a esa franja joven con todo por descubrir y crecer.///