Una escuela que trascendió la ciudad
Se cumplen 20 años de la primera experiencia federada del básquetbol femenino del Club Rivadavia, gestada por los entrenadores Alberto Pastrello y Leticia Arancón Ruiz. Un proyecto que sigue creciendo y va por más
Por Adrian Stolarczuk
En un año particular, en el que la crisis económica e institucional de país hacía dificultoso pensar en un proyecto a largo plazo y muchos menos en el deporte amateur, los entrenadores Alberto Pastrello y Leticia Arancón Ruiz decidieron apostar por el desarrollo del postergado básquetbol femenino local. En 2001, hace 20 años, el Club Atlético Rivadavia afiliaba sus categorías de básquetbol femenino a la Asociación Marplatense de Básquetbol iniciando un proceso en el deporte federado que aun hoy sigue generando frutos.
“Hasta ese momento jugábamos amistosos o competíamos en los (Juegos) Bonaerenses, pero cuando entré al club lo hice con el compromiso asumido de no quedarnos con eso. El deporte, para crecer, tiene que ser federado”, recuerda Pastrello.
No fue un capricho. Basta con entender el contexto de que por entonces no había torneo femenino en la Asociación de Necochea y que en la provincia la acción se dividía apenas en las asociaciones de Mar del Plata y Río de la Plata, con un puñado de clubes. Tampoco pertenecían a la Federación de Básquetbol de Buenos Aires, sino a la Federación Femenina de Básquetbol de la República Argentina (FEBRA), que nucleaba entonces la actividad nacional.
A pesar de la falta de equipos, en Mar del Plata no hubo recepción con brazos abiertos. Después de un par de respuestas negativas y frente a unos altos requerimientos económicos que no amedrentaron a los entrenadores, se dio el paso buscado.
“Aprendes a perder”
“A partir de ahí comienza un cambio. Nosotros no teníamos ni pelota, teníamos pelota de goma no de cuero”, reconoce Pastrello. La primera incursión fue con infantiles, cadetas y juveniles, y los resultados no eran alentadores. “En algunas categorías perdíamos hasta por 70 puntos. Pero nosotros estábamos tranquilos porque la idea era jugar, ir aprendiendo. Aprendes a perder y a partir de eso empezás a aprender a ganar. La primera camada con Candela Theiller, Marilú Ostryniuk, Florencia Pérez, Marianela Pérez, Karina Palmero, Natalia Portillo… a ellas realmente les fue duro porque tenían que abrir el camino”, recordó Alberto y Leticia apuntó que quizás los que más tuvieron que aprender de las derrotas fueron los padres: “No llegaban a entenderlo en ese momento”.
“Siempre decíamos que nos dejaran al menos cuatro años, después del cuarto año que nos empezaran a exigir resultados. Los proyectos llevan su tiempo. Se acostumbra a que si no ganas de entrada es un fracaso”, resaltó Alberto.
Crecer
Pero no todo pasaba por jugar, sino seguir abriendo caminos para las chicas. “Lo bueno de estar federados no era sólo tener competencia, era porque podíamos insertar a nuestras jugadoras en selecciones. En el segundo año Marilú Ostryniuk estuvo en la Selección de Mar del Plata y fue una de las primeras”. Y al tiempo, los resultados en Mar del Plata también se fueron dando: “La camada de Camila Pastrello, cuando comenzamos, era mini y nos pusimos el objetivo de pelear el primer puesto en infantiles y terminamos segundas. La camada de Fabrina Labarthé fue con la que por primera vez que le ganamos a Peñarol, también lograron salir campeón y son las que hoy están en Primera”, destacó Leticia.
Y no quedó sólo en viajar a Mar del Plata. Con el ímpetu de Alberto y Leticia, nació luego un torneo regional para sumar a aquellos clubes que no estaban federados e integrar a todo el sudeste bonaerense. Competían equipos de Punta Alta, Bahía Blanca, Olavarría, Coronel Dorrego y Tres Arroyos.
Otro paso
Otro punto de inflexión ocurrió hace 10 años, cuando la Confederación Argentina decidió “absorber” la FEBRA y desde allí alinear a las distintas federaciones provinciales con la rama femenina. Y por entonces Rivadavia ya se había hecho un nombre para sentarse en la mesa. “Me llamó una voz femenina, preguntó por mí y me dijo que me comunicaban con el secretario de la CABB…pensé que me estaban tomando el pelo, pero no. Me invitaban a una reunión en La Plata. Fuimos con gente de Junín y de Bahía Blanca. Y ahí se comenzó a hablar de este cambio que después bajó a la Federación de Buenos Aires, que por entonces no quería saber nada con el femenino, pero vino gente de la CABB a la reunión y allí se armó y arrancó todo”, recuerda Pastrello.
No era un cambio nominal. Hasta entonces para que una jugadora de Necochea pudiera integrar una selección debía representar a Mar del Plata. A partir de entonces se profundizó la estructura de los torneos zonales y provinciales de clubes y nació la selección de Necochea para el básquetbol femenino federado y la selección de Provincia. Y con ello, para Rivadavia y sus jugadoras, una nueva “excusa” de recorrer el país.
Para recordar
Entre muchos logros alcanzados desde entonces, por ejemplo, en 2012, tres jugadoras de Rivadavia fueron subcampeonas provinciales: Daiana Laterza con la selección Sub-18, Alessandra Quattrocchio fue subcampeona en U15 y Giuliana Quattrocchio en U17. En 2014, con mayoría de jugadoras de Rivadavia, la selección U17 de básquetbol de Necochea se consagró campeona provincial por primera vez. Siete jugadoras del plantel representaron al equipo de Buenos Aires en el Argentino que se disputó en Córdoba, que con la dirección técnica de Pastrello. Culminarían quintas entre las mejores del país.
Al año siguiente, en 2015, Rivadavia se transformó en el primer equipo femenino de Necochea en competir en el primer nivel nacional. Pasó dos etapas provinciales y se clasificó al Torneo Federal, consiguiendo un triunfo ante Hércules de Charata, campeón del Chaco. Fue anfitrión de una de las zonas y se dio el gusto de recibir a Unión Florida, campeón defensor. En 2016, en categoría U17, Rivadavia alcanzó las semifinales del Torneo Argentino de Clubes y culminaron entre los 12 mejores del país, tras ser campeonas zonales y en el Provincial. En 2017, la alera Fabrina Labarthe haría historia jugando la Liga Nacional para Peñarol de Mar del Plata. En 2018, la Selección mayor femenina de la Asociación de Necochea consiguió el triunfo más importante de su historia al coronarse campeona provincial, venciendo a San Nicolás en la final. Venían de ser campeonas zonales y lograron el pasaporte al Campeonato Argentino, donde Alberto Pastrello como DT y Fabrina Labarthe como jugadora representaron a la selección bonaerense.
Como pines en un mapa, podemos marcar viajes a La Pampa, Córdoba, Mendoza, Entre Ríos, Santa Fe, Neuquén, Río Negro, Chubut y hasta Uruguay…
“Buscamos más”
La mayoría de estos viajes se concretaron gracias al apoyo económico de los padres de las jugadoras y al empuje de Alberto y Leticia para golpear todas las puertas. “Nos reconocen porque vamos y hasta piensan que tenemos grandes sponsors, como que no puede ser, como que hay algo raro”, menciona entre risas Leticia. Actualmente mientras la Federación de Buenos Aires no propone torneos, entre la pandemia y la crisis institucional, tampoco se quedaron con los brazos cruzados. A la competencia local y en la Asociación Marplatense también le sumarán en breve una incursión a la Asociación de Tres Arroyos, en otra apuesta por darle partidos al centenar de chicas que entrenan semana a semana en el club. “Todo lo que hicimos fue sin pensar en un objetivo final, fue siempre buscando algo más”, apunta Pastrello.
Y las aspiraciones no se limitaron al Club Rivadavia, alentando a que jugadoras formadas por ellos emprendan el camino como entrenadores, incluso en su momento en otros clubes, para alentar una mayor competencia local: “Uno es un apasionado de esto y hemos tratado de volcarlo en las chicas. Camila (Pastrello), Yamila, Fabrina (Labarthé) y ahora Delfi Brost que está en su primer año en el curso de entrenadora”, resaltaron. Alcanzar ese triunfo de llegar a cada vez más chicas con el deporte y que no se ve en un tablero electrónico. ///