Condenan a 24 años de cárcel al expolicía que trató de matar a su esposa por la espalda
La pena recayó en Rubén Abel Ortega (52), quien hirió gravemente de tres disparos a quemarropa a Marisa Ivana Astudillo (42) y usó la que era su arma reglamentaria, en una casa del barrio 9 de Julio
El ex integrante de la fuerza de seguridad que cumplía funciones en la Jefatura Departamental de Policía, Rubén Abel Ortega (52) fue condenado a 24 años de prisión por un caso de “tentativa de femicidio”, en perjuicio de su esposa.
Luego que un jurado popular en forma “unánime” lo declara “culpable”, el Tribunal Criminal Oral Nº 1 dio a conocer la sentencia para el acusado de dispararle tres veces a quemarropa y por la espalda a la que es la madre de sus dos hijos.
Al momento de aplicar la pena de reclusión, la jueza Mariana Giménez consideró que fue “gravísima la lesión causada al bien jurídico” por parte de quien era un servidor público y utilizó su arma reglamentaria para balear a Marisa Ivana Astudillo (42).
Giménez tuvo en cuenta al momento de la sanción la escala penal del hecho perpetrado por el ex policía, entendiendo que era tríplemente agravado, y se valoró el vínculo, el uso de un arma de fuego en un contacto de violencia de género.
El episodio se registró el 21 de abril de 2017, en la vivienda de calle 102 bis al 3900, del barrio 9 de Julio. La mujer habitaba la casa y Ortega ocupaba el quincho en la parte trasera y estaban separados desde hacía un tiempo.
Cabe recordar que tanto la Fiscalía Nº 10 especializada en la temática de violencia de género y el representante legal del particular damnificado, solicitaron en sus alegatos la pena máxima para Ortega, es decir, 26 años y 6 meses de cárcel.
El hombre condenado no asistió al Tribunal para escuchar la decisión final de la jueza y continúa alojado en un pabellón de la Unidad Penal Nº 15, de Batán.
La víctima, presente
La audiencia de ayer comenzó a las 11.29 en el recinto del Tribunal Criminal Oral Nº 1, en el mismo lugar donde se desarrolló el quinto juicio por jurado que concluyó con la declaración de “culpabilidad” del único imputado.
Segundos antes había ingresado a la sala de debate Marisa Ivana Astudillo, asistida por sus hermanos Silvana Sánchez y Matías Astudillo y los bastones canadienses que la acompañan desde hace tiempo en la etapa de recuperación física.
Luego de ello, la jueza Mariana Giménez aclaró a los presentes que Rubén Ortega no estaría presente en el encuentro y tampoco su abogado ni los colaboradores. Las partes pidieron que se lea la resolución y eso hizo en breves minutos la magistrada.
En tan sólo seis minutos, la suerte del acusado estaba echada y tras confirmarse la dura pena de 24 años de cárcel para el ex policía, Marisa Astudillo agradeció a la Justicia y sus ojos se llenaron de lágrimas.
Posteriormente, las personas que asistieron a escuchar la sentencia se acercaron a la víctima y se estrecharon en un fuerte y emotivo abrazo. Entre ellas, había integrantes del jurado popular que siguieron de cerca la decisión final de la jueza del Tribunal Criminal Nº 1.
Tratamiento psicológico
En el fallo que se dio a conocer antes del mediodía de ayer, se dispuso que el condenado Rubén Ortega continúe con el tratamiento psicológico en el ámbito del Servicio Penitenciario bonaerense, tal como le fuera recomendado por su médico tratante.
El propio imputado había manifestado en las audiencias de debate su interés por “curarse” al reconocer que fue el único culpable de la desintegración de la que era su familia.
Por tal motivo, en el dictamen judicial, Giménez consideró que el objetivo del tratamiento psicológico es para que Ortega “pueda desaprender esos comportamientos que perjudicaron, fundamentalmente, a su esposa como también al resto de la familia conviviente, a los fines que puedan continuar con sus vidas libres de violencia”.
El responsable de desmembrar a su familia
Rubén Abel Ortega decidió no comparecer en la última audiencia en el Tribunal Criminal y cada vez que le tocó declarar en la sala, pidió perdón por lo que hizo y reconoció que pretende “curarse” de su problema personal.
Durante el juicio se ventiló que el expolicía mantuvo durante más de 20 años una relación “conflictiva con su pareja debido a sus celos”. También se conoció el exceso de control sobre su mujer y reiteradas situaciones de “humillación”.
En las sesiones que mantuvo con el médico psiquiatra Mario Ignacio Dimauro, el hombre manifestó sentirse responsable que “la familia se hubiera separado, desmembrado de esa manera” y que tenía “miedo a ser engañado por su esposa sin motivos”.
A lo largo del debate oral se conocieron detalles de la personalidad de Ortega y se lo calificó como “un obsesivo, de desconfianza extrema, paranoide y con celos de un humano con comportamiento distorsionado”.
Conformidad
Tanto la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio Nº 10, especializada en la temática de violencia de género, como el representante del particular damnificado mostraron su “plena conformidad” por el resultado del juicio por jurado.
Se valoró que los miembros del jurado popular mantuvieron en pie la calificación legal con la que fue llevado a juzgamiento el exintegrante de la fuerza de seguridad, es decir, “tentativa de homicidio agravada por el uso de arma de fuego, el vínculo y en un caso de violencia de género”.