Una larga crisis agravada por la pandemia
En los últimos 40 años la ciudad perdió 104 establecimientos hoteleros. Llegó a tener 180 entre las décadas del 60 y 70 y en la actualidad sólo quedan 76
Cada vez que se habla de los motivos por los que Necochea ha perdido su lugar como el segundo balneario más importante de la Costa Atlántica, se indica que uno de los factores podría ser que la ciudad no cuenta con un hotel de 5 estrellas, lo que impide atraer a determinado perfil de turista.
Sin embargo, los números fríos de las estadísticas indican otra cosa. Sólo un dato demuestra que la hotelería no parece un negocio rentable en la ciudad: en los últimas cuatro décadas se cerraron 104 establecimientos hoteleros.
Según datos aportados por la Asociación de Hoteles de Necochea y Quequén, “según datos de catastro de 1896, Necochea tenía hoteles ubicados en el centro de la ciudad y cuatro en la zona balnearia”.
De esa fuente, en la zona céntrica funcionaban a fines del Siglo XIX el Liverpool, el Gran Hotel de la Amistad, el Vasconia y el España.
Mientras que en la zona balnearia se hallaban el hotel La Perla de San Sebastián, Victoria, Playa y Necochea.
En aquella época la zona en la que hoy se encuentra la Villa Díaz Vélez estaba cubierta de médanos y cualquier emprendimiento hotelero o turístico parecía una tarea imposible. El periodista español Antonio Noguera escribió en “Necochea, su historia, progreso y porvenir”, el primer libro sobre la historia de la ciudad que se conoce, la titánica labor del hombre que soñó con levantar el primer hotel en esa zona inhóspita.
En el librito publicado en 1888 Noguera apodaba “el loco de la costa” a don Julián Azúa, el propietario del hotel que más tarde se denominaría La Perla de San Sebastián.
“Este hombre, con su capital y energía propias de la raza vascongada a que pertenece, se propuso llevar a cabo, hace como cuatro años (1884), la empresa más temeraria que hasta hoy se haya concebido. ¿Quién era capaz de pensar en esa época, que pudiese mantenerse firme un edificio en la costa del Atlántico? ¿Con qué objeto?… Para baños, decía Azúa y los que lo veían afanoso y entusiasta, huían porque aquello era una locura; pero cuántas más decepciones recibía, más empeño demostraba y cuando más lo abandonaba, más fuerte se sentía”.
De acuerdo al periodista, la empresa parecía imposible. Pero para cuando se publicó el libro, Azúa había levantado su hotel y su balneario. “Hoy día es el paraje más concurrido, no sólo por los del pueblo, sino que de año en año ha ido aumentado el número de bañistas extranjeros que han quedado completamente encantados de esa mansión saludable y poética, que les ha proporcionado los más felices momentos de tranquilidad y bienestar”, describe el libro.
En pleno desarrollo
A fines de 1929 el Ferrocarril Sud publicó una guía de los “balnearios del sud” en la que se detallan los servicios turísticos ofrecidos por Mar del Plata, Miramar, Necochea y Quequén.
Según aquella publicación, en la ciudad funcionaban entonces trece hoteles.
Sobre la playa se encontraba el Hotel Necochea, propiedad de Luis Valicelli. En el balneario también funcionaba el Hotel París, que era de Fermín Roqués.
Además, el Hotel Playa, de Javier Chanois y el Royal, de Eduardo Grilli. Frente a la rambla se encontraba el Hotel Atlántico, de Dionisio Baldizzone.
Una publicidad promociona a este último hotel como “confortable establecimiento recientemente construido, ideal para familias”.
El edificio se encontraba frente a cien metros de la playa, frente a la rambla. Contaba con 100 habitaciones y “amplios departamentos completamente independientes de dos habitaciones y cuarto de baño con instalación de agua caliente y fría”.
Además contaba con una orquesta permanente, salón de fiestas, bar, billares y otras distracciones.
En el centro de la ciudad se encontraba el Hotel Vasconia, de Fermín Galparsoro, ubicado en avenida Alsina y Sadi Carnot (hoy 59 y 66).
El Liverpool Hotel, de Fernández y Faydella, se encontraba ubicado en avenida Alsina y 25 de mayo.
El Gran Hotel, de Ramón Galparsoro, se encontraba ubicado en Alsina y Gonzales Chaves, mientras que el Gran Hotel España, propiedad de Zubillaga y Zubigaray, se hallaba en 63 y 64.
El Hotel Progreso, de Avend Averhopf, se encontraba en Belgrano y Moreno y La Aurora, de Eliseo López, frente a la Estación de Trenes.
De esos hoteles no quedó ninguno. Todos fueron borrados por el progreso de la ciudad y cayeron bajo la piqueta. Fue el caso del imponente Hotel España.
Según una publicación de 1930, estaba “dotado de instalaciones modernas, cuenta con 33 habitaciones bien amuebladas y un salón comedor con capacidad para más de 120 comensales”.
El Vasconia, de 59 y 66, que había sido diseñado por el arquitecto ruso Salamandekov también fue destruido y aún hoy el lugar donde se encontraba es un terreno baldío.
En retroceso
Según la presidenta de la Asociación de Hoteles, Claudia Calvo, “la mejor época de nuestro balneario” fueron las décadas de 1960 y 1970, cuando el número de hoteles llegó a 180.
“En el año 1980 la ciudad tenía 12.000 plazas”, explicó. “Por distintas circunstancias se fueron perdiendo hoteles y en la década del ‘90 ya había 120 establecimientos”.
“Así llegamos al año 2020 con una disminución notable de hoteles. En la actualidad hay aproximadamente 76 establecimientos, más los complejos de campings y cabañas”, refirió Calvo.
“Muchos establecimientos han cambiado de rubro y se transformaron en geriátricos, juzgados, oficinas o edificios de departamentos”, precisó. “Otros no encuentran sostenimiento en su actividad y se ven obligados a cerrar sus puertas en forma definitiva”.
“El año 2020 fue desastroso para nuestra actividad, con un cierre total de casi 9 meses, sin poder trabajar, abonando sueldos, cargas sociales, servicios e impuestos”, agregó.
Y explicó que en “esta última temporada 10 establecimientos no abrieron sus puertas, ya sea por temor al Covid o porque el panorama no era muy alentador y no podían hacer frente a los gastos que ocasiona abrir un hotel”.
Señaló que “son muchas las razones y muy difícil el panorama para mantener abiertos establecimientos de gran envergadura, con poca ocupación, muchos gastos y cargas tributarias nacionales, provinciales y municipales”.
“Si Necochea quiere ser una ciudad turística, como antaño, hay muchas cosas que deben cambiar, caso contrario seguiremos perdiendo establecimientos y por ende puestos de trabajo”, opinó Calvo.
Camino a la demolición
Debido a los costos impositivos este año el empresario Gabriel Vázquez decidió cerrar el hotel que su familia explotó durante años frente al mar.
“Aquí se considera que un establecimiento hotelero es una mansión, porque se cobran impuestos por la cantidad de habitaciones y baños que tiene una construcción. Eso hace que los impuestos que deben pagar los hoteleros sean enormes”, dijo Vázquez el mes pasado en el programa radial El diálogo de hoy.
Explicó que hace varias décadas el gobierno provincial entendió esta problemática y modificó el cobro de los impuestos, pero esto no ocurrió en la ciudad, lo que se traduce en que cada vez haya menos hoteles en la ciudad.
“Hoy no sólo tenés que cerrar el hotel, además debés demolerlo para no tener que seguir pagando impuestos”, dijo Vázquez, que ve la posibilidad de convertir el espacio que ocupa su establecimiento en un estacionamiento.
Oscuro panorama
La hotelería es uno de los sectores más afectados a nivel mundial por las restricciones sanitarias por la pandemia de coronavirus. La crisis se visualiza en la Argentina con el cierre definitivo de más de 1.700 establecimientos, las clausuras temporales de otros y la pérdida de 170.000 empleos.
Así lo reportó la Asociación de Hoteles de Turismo (AHT), desde donde recalcan que se trata del peor momento en la historia de la actividad. El número de cierres definitivos en el último año, que engloba hoteles de todas las categorías, representa el 10% de la oferta total.
La situación derivó en la pérdida de un 25% de los puestos laborales que existían en la previa a la pandemia. De acuerdo con cifras oficiales, hay 170.000 empleos menos en el sector. Desde la AHT se alertó, además, que la situación se profundizará si se producen nuevas restricciones.///