Vacunas y planes por votos
Mientras tanto la Argentina no logra sacarse el barbijo
Hace tan solo 6 años se dijo: “A lo largo de los dos mandatos de Cristina, diversos actores políticos, económicos y sociales, medios de comunicación, gremialistas y la totalidad de la oposición, fueron acusados, en alguna o varias oportunidades de “destituyentes”. Esta acusación global de querer instalar un ‘clima destituyente’ le permitió a Cristina colocar a su gobierno y a su propia persona como encarnación o símbolo de la democracia. Cualquier acción de cierta envergadura en contra del Gobierno podría calificarse como ataque destituyente y ser sospechado de responder a un plan orquestado para deslegitimarla hasta hacerla caer”.
El “mecanismo” populista de perpetuación electoral es un patrón de conducta que se extiende como una telaraña a lo largo y a la ancho de nuestro entramado social. Se teje día tras día pacientemente por la araña, una trabajadora incansable y astuta que sabe manejar sus redes para que todo pase por ella. Es la propietaria del mecanismo, del poder de los votos, del inquilino del sillón de Rivadavia y por cierto también de la “palabra”. Es la voz principal del relato oficialista, de allí la importancia de sus silencios. Sabe que las elecciones se ganan con la heladera llena, y para quienes no tengan, con planes que le garanticen al menos comer una vez al día. Tan penoso y artero como real. Nada dice de la creciente pobreza nacional y popular, tampoco que, en su bastión, la Provincia de Buenos Aires, de cada cuatro criaturas solo una come a diario.
Atado con alambra
La virtud de quienes manejan el “mecanismo” es que han logrado extenderlo por todas partes, atraviesa transversalmente nuestra sociedad, principalmente desde el Estado Nacional, Provincial y Municipal, pero también en las zonas periféricas más necesitadas de la asistencia del Estado, y, por cierto, cuenta para amplificar el relato con la orquesta desafinada de Los Relatores del Relato, émulos de la Wallace Hartley Band del Titanic, en que se han convertido los medios cooptados por la coalición de gobierno, ahora también devenidos en formadores de listas negras. La “palabra” debe ser amplificada y el “enemigo” denostado.
Para que el “mecanismo populista” funcione, la araña tiene la necesidad de sostener toda su red funcionando, como sea, atada con alambre si fuera necesario, y para eso la caja y la maquinita de imprimir billetes son elementos de primera necesidad. La araña sabe que poner dinero en los bolsillos de los votantes resulta indispensable para cambiar el humor social, pero al mismo tiempo le es útil para crear la ilusión de un poder adquisitivo mejor.
En el “mecanismo” de perpetuación populista la grieta es también un elemento de primera necesidad. Tanto que no sería posible atribuir las culpas propias a otro, sino se tuviera un “enemigo” con el cual confrontar, a quien achacarle todos y cada uno de los males, olvidándose de las calamidades propias.
En la estrategia “votos por vacunas y planes” el aumento a los trabajadores del Congreso no es un error de cálculo. Fue una jugada de ajedrez, a partir de la cual se montarán las nuevas paritarias para incrementar el dinero en los bolsillos de los trabajadores. Una movida tan hábil como acertada en los tiempos, si solo se tienen en cuenta el único objetivo del mecanismo populista: ganar las elecciones de noviembre, y obtener la mayoría en las dos cámaras del Congreso, lo que le permitirá sacar todo tipo de leyes para gobernar a gusto y piacere.
Las paritarias, los planes, el control de precios, el fin del ajuste “Guzmán”, el freno a los aumentos de los servicios públicos, son todas medidas que tienen un solo objetivo: ganar, a como dé lugar y por la mayor cantidad de votos posibles las próximas elecciones de noviembre.
Vacunas como votos
Para el mecanismo de perpetuación populista también tiene importancia estratégica la Provincia de Buenos Aires, en la cual una elección triunfal le permitirá al economista devenido en Gobernador de la Provincia con mayor cantidad de pobres y miseria de nuestra nación, mejorar sus bancas en el Senado provincial donde actualmente cuenta con 20 de las 46 bancas totales. La importancia de la performance electoral en la provincia podría garantizarle al gobernador, además de subir un peldaño en el sueño presidencialista, entre otras cosas, la ocupación de los cargos vacantes en la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, y el reemplazo, entre otros, del procurador Julio Conte Grand, jurista de una gran labor, pero del signo político incorrecto a ojos del mandatario provincial.
Nuestro país, a consecuencia de la malograda gestión de la lucha contra la pandemia, no logra sacarse el barbijo. En ese contexto, la dueña de la voz del pueblo sabe que las vacunas son votos. El “mecanismo” en tiempos de pandemia tiene nuevas reglas, debe reinventarse, motivo por el cual más allá de la paupérrima y demorada gestión de las vacunas, éstas terminarán llegando a raudales, no porque hayamos sido exitosos, sino porque el mundo civilizado ya vacunó a una franja mayoritaria de su población y para seguir funcionando sabe que hay que vacunar al resto de los países pobres.
Como escuchamos decir en la campaña presidencial de 2019, vinieron para ser mejores, y claramente lo están logrando, pese a la pandemia, las vacunas VIP, el avión de Messi, la crisis económica, el intendente que se apropia de un respirador para su uso personal y a todas las trabas que la impericia y torpeza de los propios, cual fuego amigo, les ocasiona. Vinieron para ser mejores, y se van a quedar con la república entera, que ya no será una república, sino una autocracia más. Hacia ese objetivo apuntan todos los cañones del “mecanismo” y su tropa está dispuesta a avanzar con firmeza.
La grieta de la vacuna es también otro elemento del “mecanismo” de perpetuación populista que utiliza la araña para tejer su red. Por un lado, se dice desde el atril que no hay que hacer política con la vacuna, y por el otro, tan solo tres horas después, el titular del Poder Ejecutivo Nacional, el Jefe de Gabinete de Ministros y la Ministra de Salud son los actores principales en la recepción de un nuevo cargamento de vacunas, donde se filma, además, un spot publicitario que sale prácticamente en tiempo real.
En modo barbijo
La República Argentina está en modo barbijo. La crisis se evidencia a lo largo y a lo ancho de toda la nación. La educación pasó a ser una muestra más de las desigualdades que genera el propio mecanismo populista: mientras se cerraron las escuelas, los padres que pudieron, hicieron asistir a sus hijos por maestros particulares. La educación “blue” es una realidad más de nuestros días a consecuencia de los desatinos en el manejo de la pandemia y la estúpida disputa entre CABA y la Provincia de Buenos Aires que terminó en la Corte con un ejemplar fallo.
El mecanismo populista tiene -desde hace tiempo- al sistema de salud en la mira, sin entender que el sistema privado de salud emergió a consecuencia de que el sistema de salud pública estatal fracasó hace tiempo. El estado de los hospitales públicos habla por sí mismo, no hace falta mucho más que detenerse a verlos. Los particulares que eligieron el sistema de salud privado y lo pagan de su propio bolsillo vienen aportando hace largos años, con lo cual ahora corren el peligro de quedar a la deriva frente a un nuevo arrebato de tinte populista y electoralista. ¿Quién en su sano juicio va a invertir en comprar un tomógrafo en nuestro país? ¿Ni que hablar de hacer nuevos centros de salud privados? Con la paradojal situación de que quienes pretenden la colonización del sistema privado de salud son los mismos que se atienden junto a sus familias en esos centros “privados” bien lejos de los hospitales públicos.
Jorge Grispo, abogado, especialista en Derecho Corporativo, autor de numerosos libros y publicaciones