Veredas en mal estado
Una falencia que ha atravesado a las últimas administraciones municipales y que la actual aún no ha podido resolver, es el mal estado que presentan las veredas en todo el radio urbano, principalmente en la zona céntrica.
En varias oportunidades Ecos Diarios ha reflejado esta anomalía, que no solo afea la vía pública sino que se transforma en un peligro para los peatones, sobre todo los de la tercera edad o aquellos que tienen dificultades para movilizarse. Los accidentes de distintas consecuencias físicas suelen ser el resultado de las veredas en mal estado a causa del abandono.
Baldosas inexistentes o rotas, que a veces son utilizadas como «proyectiles» para las travesuras de algunos niños; raíces de árboles que siguen levantando las aceras y los pastos que emergen en veredas donde no hay viviendas, conforman un muestrario de la dejadez.
En el sector del microcentro son varias las veredas poco menos que intransitables. Las de calle 66 desde 59 hacia la 57, en el sector en el que hace muchos años estuviera el hotel «Vasconia»; la «bombardeada» acera de 55 entre 58 y 60, que da a la parte trasera del edificio de la Escuela Secundaria Nº 7; la de calle 62 entre 63 y 65, en inmediaciones del Banco Credicop, y de 55 entre 64 y 66, son algunos ejemplos.
Si bien el estado de las veredas compete a los frentistas, ya sea dueños de casas o terrenos, la Municipalidad debería exigirles a quienes las tienen en mal estado que las arreglen y en caso que no lo hagan, la comuna cuenta con herramientas para emplazarlos y sancionarlos si es necesario.
Relacionado a esta falta de control, también ocurre lo mismo con la extracción de árboles sin autorización del municipio. Es entendible cuando se trata de ejemplares añejos y con enormes raíces que levantan las veredas, como ser los plátanos en la parte más antigua de la ciudad; pero también las ordenanzas establecen que árbol que se saca debe ser sustituido por otro que justamente no genere enormes raíces.
Justo es decir que en los lugares de la vía pública que le compete, por caso las plazas, la Municipalidad ha llevado adelante el arreglo de las veredas, tornándolas cómodas para los peatones.
Pero paralelamente hay muchas cuadras en las que las aceras brillan por su ausencia. Algo que exige la normativa municipal, como el cerrado con paredones de los terrenos sobre calles asfaltadas.
Asimismo muchas de esas veredas se colman de mercaderías que comerciantes exhiben de manera antirreglamentaria, o son depositarias de los escombros sobrantes de obras. Ni que decir de la abundante presencia de materia fecal de perros, cuyos dueños sacan a hacer sus necesidades en la vía pública, sin levantar los deshechos como debería suceder para tener una mejor convivencia social.
Hace ya largo tiempo la mayor parte de la ciudad mostraba una unificación en cuanto al modelo y material de las baldosas. Pero con el correr de los años se dio vía libre a los frentistas, generándose un amplio muestrario de baldosas o lajas de todo tipo y tamaño. Claramente se puede observar que no existe un criterio unificado para la construcción y mantenimiento de aceras.///