Videojuegos arcade, entre el olvido y la pasión
Un artículo de Ecos Diarios de 1995 refleja la popularidad de esos juegos en la ciudad en esos años. En la actualidad siguen teniendo adeptos, a pesar de que en el mundo existe preocupación por la falta de preservación de títulos que son parte de nuestra historia y cultura
El futuro ya llegó y no es como lo imaginamos. Esa podría ser la conclusión al sumergirse en el archivo y encontrarse con la nota publicada en el suplemento dominical de Ecos Diarios el 27 de agosto de 1995.
El artículo en cuestión habla precisamente de un tema que en ese momento era tendencia: los videojuegos.
El periodista entrevistaba entre juego y juego a niños y preadolescentes enfrascados en batallas espaciales en las hoy “obsoletas” máquinas arcade.
La nota nombre juegos hoy legendarios como "Star fighter" e incluso refleja cierta preocupación de los adultos por aquellos niños que se pasaban horas frente a las “maquinitas” gastando dinero en fichas.
“El lugar estaba atestado de público, y cuando caía la tarde comenzó a congregarse el selecto grupo de jovencitos que conoce al milímetro los secretos del abundante menú de opciones de juego”, escribía el enviado especial, que transmitía cierta inquietud ante el espíritu combativo y futurista de los pequeños “gamers” de la época.
¿Qué se jugaba en 1995?
La industria de los videojuegos de arcade estaba en pleno apogeo en 1995, y Argentina no fue la excepción. Los juegos más populares de la época incluían al Mortal Kombat II, un juego de lucha fue un éxito instantáneo, y sus gráficos sangrientos y violentos lo hicieron muy popular entre los adolescentes.
Esa versión de MK había sido lanzada en 1993 y era la secuela del primer videojuego de 1992. Tal era la popularidad que en ese 1995 se presentaron dos nuevos títulos de la franquicia: Mortal Kombat 3 y Ultimate Mortal Kombat 3.
Incluso se hicieron películas, series de televisión e historietas. Y la franquicia sigue vigente, el mes próximo se presentará la versión 12, que paradójicamente se llamará Mortal Kombat 1.
Pero volviendo a 1995, otro juego popular del momento era el Street Fighter II. Este otro clásico de la lucha también fue muy popular en Argentina, y sus personajes icónicos como Ryu y Ken se convirtieron en sinónimos de los videojuegos de arcade.
También estaba The House of the Dead, un juego de disparos en primera persona fue uno de los primeros juegos en utilizar gráficos 3D en 32 bits, y su atmósfera de terror lo hizo muy popular entre los jugadores mayores.
Para los nostálgicos de esa época, estaba el R-Type, un juego de disparos arcade que fue un éxito en la década de 1980 y que en 1995 lanzó una secuela con gráficos y jugabilidad mejorados.
Y además, estaba el Golden Axe, juego de acción y aventura que fue popular por sus gráficos coloridos y su jugabilidad.
Y no se debe olvidar otros videojuegos populares de la época como el querido simulador de conducción Daytona USA y los famosísimos juegos de disparos Galaga y 1942.
Maquinitas por todos lados
Muchos de esos juegos habían nacido en la década anterior. Los 80s fueron una época dorada para los videojuegos de arcade. Los juegos eran más grandes, más coloridos y más desafiantes que nunca antes, y los jugadores de todas las edades los amaban.
En Argentina, los videojuegos de arcade eran especialmente populares, y las salas de máquinas se llenaban de personas que querían jugar a sus juegos favoritos.
En Necochea, además de los dos salones que aún existen en la Villa Díaz Vélez, había maquinitas en algunos clubes de barrio.
En los 80, en el centro de la ciudad, el subsuelo del Club Rivadavia contaba con un bowling y salas máquinas que era muy concurrida por los niños y adolescentes que iban a los cines.
Entre los juegos más populares en Argentina a fines de los 80 y principios de los 90 (y que para 1995 eran clásicos), se encontraban el inmortal Pac-Man, uno de los primeros videojuegos de arcade, y todavía es popular hoy en día.
También Space Invaders, otro éxito de taquilla, que se basó en la invasión de la Tierra por parte de extraterrestres. Los jugadores controlaban una nave espacial que debía disparar a los extraterrestres antes de que pudieran llegar a la Tierra.
Por supuesto no se puede olvidar a Mario y allí es donde entra Donkey Kong, el juego de aventuras que tenía como protagonista al gorila del título y al querido fontanero que ya en esa época debía rescatar a la princesa Peach de las garras del mono tremendo.
Obviamente no se puede olvidar a Tetris, el juego de rompecabezas que se convirtió en un fenómeno mundial, y se basó en la creación de líneas de bloques cayendo.
¿En peligro de extinción?
Muchos de estos juegos han evolucionado y siguen vigentes en consolas y dispositivos. Otros se pueden jugar en emuladores o online, sin embargo, parece que la mayoría de los títulos de la época dorada, aunque no lo crean, se encuentran en “peligro de extinción”.
Esta expresión habitualmente destinada a la fauna, se aplica aquí a la desaparición de algunas tecnologías.
Imaginen que tienen que recuperar un archivo de vital importancia de un disquete (floppy) de 8”. Como seguramente no cuentan con una computadora tan vieja para leer este tipo de disco, deberían recurrir a un coleccionista o institución que cuente con una. ¿Pero qué pasaría si no existiera ninguna?
Precisamente a ese problema se refiere un estudio presentado el mes pasado en Estados Unidos por la Video Game History Foundation y la Software Preservation Network.
El estudio que se puede leer en la página web de la GameHistory.org indica que “el 87% de los videojuegos clásicos lanzados en los Estados Unidos están en peligro crítico”.
Esto se debe a que ya no existen prácticamente a la venta equipos que puedan reproducir estos juegos.
“Suena loco, pero esa es la realidad que vivimos con los videojuegos, una industria de $180 mil millones, mientras los juegos y su historia desaparecen”, señala el informe.
De acuerdo a esa investigación, “para acceder a 9 de cada 10 juegos clásicos, hay pocas opciones: buscar y mantener hardware antiguo, viajar por todo el país para visitar una biblioteca o lugar para reproducirlo o... piratearlo”.
“Ninguna de esas opciones es deseable, lo que significa que la mayoría de los videojuegos son inaccesibles para todos, excepto para los fanáticos más acérrimos y dedicados. ¡Eso es bastante sombrío!”, señala el informe.
También hay un llamado a tomar conciencia sobre esta situación que podría ser considerada propia de “nerds” pero que impacta directamente en la historia reciente de nuestra cultura.
“Aquí es donde deberían entrar las bibliotecas y los archivos. Cualquiera debería poder explorar, investigar y jugar videojuegos clásicos fácilmente, de la misma manera que puede leer novelas clásicas, escuchar álbumes clásicos y ver películas clásicas. Pero las leyes obsoletas de derechos de autor impiden que instituciones como la nuestra hagan su trabajo”, concluye el informe de la Video Game History Foundation.
Cosa de grandes
Hasta antes de la aparición del Covid-19 Gustavo Calderón se dedicaba a alquilar máquinas de videojuegos arcade para fiestas y eventos.
La cuarentena, con restricciones para realizar fiestas y eventos, obligó a Gustavo a vender todas las máquinas. Sólo le quedó una para uso personal.
“Mis chicos juegan más con la máquina que con las consolas que hay en casa”, afirmó.
Gustavo había armado él mismo las máquinas que alquilaba. Funcionaban con un emulador y un procesador Raspberry Pi
Eso permitía que cada máquina que alquilaba tuviera varios juegos clásicos que entusiasmaba más a los padres que a los chicos de las fiestas.
“Empezaban a jugar los chicos, pero después se enganchaban los papás”, dijo Gustavo y señaló que incluso sus padres, que también pertenecen a la generación que fueron niños y adolescentes en los 80 y 90, se sienten muy atraídos por ese tipo de juegos.
“Generan otro tipo de atracción”, dijo Gustavo y explicó que existe todo un mercado de coleccionistas de estas máquinas.
No sólo se venden máquinas originales cuyos precios pueden superar los 500.000 pesos, también hay un mercado de emuladores, microprocesadores e incluso fabricantes de muebles específicos para montar las máquinas.///
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