Viernes 1 de junio de 1995
En la segunda semana de julio se iban a distribuir las tasas
Personal de la comuna trabajaba en la implementación del nuevo régimen de recuperación de deudas municipal.
Entre el martes 4 y miércoles 5 de julio de 1995 la Municipalidad de Necochea iba a proceder a realizar la distribución de los recibos de las tasas de Alumbrado, Barrido y Limpieza; Obras Sanitarias y Mantenimiento de la Red Vial Municipal, correspondiente al séptimo anticipo de 1995.
La demora en el reparto de estas gabelas se debía a las tareas de ejecución e implementación de la nueva moratoria municipal, que había sido sancionada la semana anterior por el Concejo Deliberante de Necochea, situación que había motivado una serie de modificaciones en el sistema de informática de la comuna. “Hay que adecuar un buen número de cosas”, se relataba.
Valía apuntar que en ese relevamiento y ejecución del plan de regularización tributaria se encontraban tanto los contribuyentes en mora con el municipio como los que estaban al día. “Teníamos que ser precisos y revisar partida por partida. Los que tenían deuda, se incluían en la moratoria y los que estaban al día, se les liquidaba la tasa en forma habitual”, se puntualizaba.
Con este sistema, las autoridades comunales estimaban tener una importante recaudación para hacer frente al pago de los salarios de junio, el medio aguinaldo y cancelar algunos compromisos impagos con proveedores.
El contador Alejo Ojeda, quien era el encargado de la Dirección de Rentas de la comuna, precisaba a “Ecos Diarios” que “si todo marchaba de acuerdo al plan de trabajo elaborado por el personal técnico de la comuna, entre el martes y el miércoles próximo se estarían distribuyendo los recibos”.
El mayor inconveniente se centraba en la certeza del cálculo de la deuda de cada contribuyente del distrito. Debido a este problema, se anunciaba que el personal del área de Informática, donde se imprimían además los citados recibos, trabajaba durante ese fin de semana en el tema.
Como se recordaba, el denominado “Régimen de recuperación de deuda de los contribuyentes” entraba en vigencia en el mes de julio, con la intención de regularizar los compromisos impagos de los vecinos que aportaban a las citadas tasas.
El cálculo de la deuda se establecía, como primer paso, determinando la cantidad de cuotas o anticipos mensuales emitidos no pagados por el contribuyente. Con ese dato, el municipio realizaba la actualización de la deuda al valor actual.
En cada recibo se incorporaba un adicional del 50% del valor de la tasa. Por ejemplo, si un contribuyente debía dos cuotas, la cancelación se realizaba en cuatro meses consecutivos.
En el recibo que se iba a distribuir en la semana del 4 y 5 de julio, se incluía el valor de la tasa más el 50% del monto, producto de la moratoria vigente. Tomando este caso, en cuatro meses se cancelaba la deuda, liquidándose a partir del quinto mes solo el monto de la tasa.
Factura diferenciada
La empresa prestadora del servicio de distribución de gas natural “Camuzzi Gas Pampeana” ratificaba que suspendía “por el momento” la facturación de la diferencia por el denominado “factor de presión”, aclarando que esto no significaba que aquellos usuarios que no hubieran abonado ese porcentaje no debieran efectuarlo en los meses venideros.
El ingeniero Fernando Pujals, de la Gerencia de Relaciones Institucionales de la firma, informaba que el adicional sería cobrado en el período estival, al tiempo que desmentía la versión en el sentido de que la suma sería devuelta a los usuarios que la hubieran pagado oportunamente.
El recargo se relacionaba con el cobro retroactivo –correspondiente al tramo comprendido entre diciembre de 1992 y septiembre de 1994– del llamado “factor de presión” que la distribuidora decía haber despachado a las redes y no contabilizado en su momento.
El funcionario de “Camuzzi Gas Pampeana” advertía que la decisión había sido adoptada por el Directorio de la empresa y comunicada posteriormente al Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS), insistiendo en que se trataba de una postergación y no de una “suspensión definitiva”.
Turismo Carretera
Luego de tres años de ausencia, el TC retornaba a la actividad oficial en el autódromo de Nueve de Julio, en lo que sería la clasificación con miras a la octava fecha del torneo argentino.
El citado escenario bonaerense había sido reconstruido en su totalidad. Su carpeta asfáltica se mejoraba, la que había sido muy criticada por los pilotos que giraron el jueves 29 y viernes 30 de junio, ya que habían aducido que era un “vidrio pulido” su recorrido y era difícil equiparar un registro de vuelta ideal, porque continuamente debían ir corrigiendo la posición del auto en pista.
Por su parte el necochense Daniel Bernardi, con su cupé Dodge, y el tresarroyense Eduardo Marcos, con Ford, eran los representantes zonales en esa oportunidad.
Marcos había practicado durante las dos últimas jornadas, buscando el equilibrio en su vehículo.
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