Vivir solo y sentirse libre
La demanda de departamentos para personas solas ha crecido notablemente en nuestro medio. Los beneficios de vivir solo, disfrutar de la soledad y darse gustos personales
En nuestra ciudad cada vez hay más personas que viven solas, tanto hombres como mujeres, entre los 35 y 60 años. Esta opción de vida aumentó considerablemente en el último tiempo, al igual que la demanda de departamentos para una sola persona. Ahora prefieren estar solos, disfrutar de la soledad, darse gustos personales y aprovechar el tiempo como quieren sin consultar a otro. Algunos se quieren independizar de sus padres y tener su propio espacio. Aunque también hay que señalar que no todo el mundo que vive solo es porque quiere y a menudo le gustaría estar acompañado, otros
viven solos porque no encuentran compañía, porque no saben convivir y prefieren aislarse antes que tener que esforzarse, o porque no se atreven a cambiar su situación por la de vivir acompañados porque les parece que no sabrán hacerlo, o porque no quieren.
Sin lugar a duda, convivir brinda la oportunidad de crecer como personas porque hay alguien, el otro, que pone límites, que nos señala qué le gusta y qué no de nosotros, y hay otras facetas que no se desarrollan viviendo solo.
Para muchos la idea de formar pareja representa un trabajo y un gasto de energía, sin embargo, no cierran las puertas de su corazón y no se niegan a mantener una relación.
También hay que tener en cuenta que las relaciones amorosas son cada vez más efímeras, pero además la independencia económica de las mujeres y las libertades que se han adquirido en las últimas décadas, se notan cada vez más. Ahora muchas mujeres trabajan por su cuenta, son exitosas en lo que hacen y no están obligadas a vivir en pareja.
En este sentido, vale mencionar a Sandra Proa, viuda hace 18 años, tiene a sus hijos adultos y al momento de describir su experiencia viviendo sola aseguró que se acostumbró a este estilo de vida, a manejarse sola.
“Lo que más disfruto, es llegar a mi casa y escuchar música, hacer los quehaceres”, indicó.
Sandra años atrás tenía un compañero y de repente quedó sola. En este sentido, dijo que llega un momento en que ese vacío se supera. “Uno quizás no quiere terminar sola, pero que alguien me espere en casa cuando llego no es primordial, uno se vuelve un poco egoísta”, reconoció.
Los beneficios de vivir solo son varios, se puede improvisar sobre la marcha, están quienes se permiten dejar el plato sucio, no limpiar durante días y planifican sus salidas sin tener que tener en cuenta los horarios de otro.
Al momento de hacer compras en el supermercado, resulta más sencillo y eligen todo lo que quieren, la sensación de libertad, dicen que es total.
En este sentido, decidir cuándo ir al mercado, organizar la comida o sustituir el hábito de la comida casera por la hecha en restaurantes, cumplir con los pagos mensuales, entre otras situaciones, dejan ver el nivel de autonomía, capacidad para decidir y la responsabilidad.
Sandra opinó al respecto que “entre los permitidos, puedo decidir no tender la cama, es decir, cuando estas sola te das cuenta de esa libertad y la disfrutas”.
Asimismo, dijo no tener horarios, “cuando convivís estas pendiente del horario del otro y en ese aspecto es genial, te podes atrasar con algo y no hay problema”.
Inclusive al momento de cocinarse, reconoció que prefiere las cosas simples, rápidas de hacer, como ensaladas y se da sus gustos.
En tanto, al momento de encontrarse con amigos prefiere salir para distraerse.
Visiones
Pueden destacarse varios grupos de personas que viven solas: las mujeres mayores, viudas; hombres y mujeres jóvenes, solteros, de nivel socio económico media; hombres jóvenes-maduros, separados o divorciados y profesionales.
La visión que se tiene respecto a las personas que viven solas varía según los expertos, por un lado señalan que la soledad está asociada a la capacidad de hacer y decidir lo que se quiera sin tener que dar explicaciones a nadie.
Otros creen que cada vez hay más mujeres que simplemente han decidido dedicarse a pleno de su carrera profesional y vivir solas.
También creen que esta tendencia crece por la individualización de la sociedad actual y el nuevo papel de la mujer.
Sin embargo, esto no es absoluto, es decir, todos dependemos de otros, no es tan habitual encontrarse con personas que no han intentado vivir en pareja. Por lo tanto, vivir solo responde a momentos de la vida de esa persona, desde el desengaño con una pareja unido a la independencia económica, a la búsqueda de identidad, de conocerse más a uno mismo “en un viaje al interior”.
Hay personas que después de haber estado en pareja, buscan un poco de soledad y ya no comparten un proyecto común, volviéndose más exigentes con la vida y con las posibles parejas.
Hay un dicho que dice que es muy mala la soledad, pero hay que saber diferenciar entre estar solo y sentirse solo. Hay personas que aun viviendo con más personas se sienten solas.
Vivir solo no implica la soledad, ésta es evaluada como peligrosa porque puede desencadenar cuadros de depresión y distanciamiento con el resto de las personas, pero todo depende de la actitud individual.
Experiencias
Por otro lado, al momento de buscar su lugar, su espacio, su casa, todos quieren sentirse cómodos, en departamentos confortables y un servicio que no puede faltar hoy en día es Wi Fi.
Sandra mencionó que “mi casa está a mi gusto, hago y deshago a mi gusto, me gusta cambiar de lugar las cosas, las reciclo, las pinto. Además me gusta porque es luminoso, está genial”.
Aunque recordó que al principio dudaba si se adaptaría a la vida de departamento. Por una cuestión de seguridad y tranquilidad, eligió esta opción.
“Me gusta la vida de departamento y tenía mis dudas en su momento porque en una casa tenes más distancia de tus vecinos y en departamento estamos uno al lado del otro, pero hoy, no lo cambio por nada”, recalcó.
Por otro lado, Mabel Lanzetti, quien estuvo casada durante 15 años, se divorció y hace 20 años que vive sola.
Con respecto a su lugar, su casa, su “refugio”, indicó que “alquilé un departamento en un fondo para no escuchar los ruidos de la calle, venia de vivir en un lugar muy ruidoso, y ahora que vivo en la playa, el silencio es total y en cuanto a la decoración estoy en cada detalle, es muy cálido, me gustan los colores, los aromas y perfumes”.
Mabel está muy aferrada a este estilo de vida, después de divorciarse nunca más formo pareja. “La verdad que es muy placentero, me gusta vivir sola, disfruto del silencio, la tranquilidad, y el tema de no rendir cuentas a nadie, no lo cambio por nada”, dijo.
Ella trabaja por su cuenta, maneja su agenda, hace deportes, comparte tiempo con sus nietos y trata de pasarla lo mejor posible.
“Cuando vivís sola no tenes exigencia de nada, creo que me costaría mucho convivir, salvo que sea alguien muy compatible y llevadero”, reflexionó.
Estando en pareja no vio cosas positivas, ahora que esta sola ve muchas más, por eso se siente cómoda, feliz, joven y vital.
Si de imprevistos se trata, le encanta viajar con nada programado, “eso me gusta, es lo más lindo viajar, llevar lo justo y necesario, además de las zapatillas para correr y la comodidad ante todo”.
Mabel en los últimos años decidió varios cambios, entre ellos volverse vegetariana. “Me encanta cocinarme y disfruto prepararme la comida, me hago hasta el pan”.
Vivir sólo no es malo, siempre y cuando eso genere bienestar y felicidad. Vivir solo es una buena oportunidad para aumentar la autonomía personal y un momento para independizarse, además hay más tiempo para pensar en lo que le sucede a uno mismo.
Sin pareja y sin hijos, una elección
Por Damián Cardoso (*)
Colaboración
Hoy en día es más frecuente ver que una persona decide irse a vivir sola y más aún, elije estar sin compromisos de pareja ni hijos. Existen diversas causas para ello, como la posibilidad de improvisar planes sobre la marcha o de tener mayor intimidad, o quizás realizar un camino y aprendizaje interno.
¿Está mal visto elegir una vida solitaria? Antes que nada tendremos que desmitificar la palabra soledad. Tengamos en cuenta que hay que quitarle las connotaciones negativas que puede tener; estar en soledad no es estar apartado del mundo, de las personas, ser ermitaño, no tener relaciones afectivas.
Tampoco es necesario relacionarla con algo depresivo, sino que habría que comprender que elegir la soledad puede ser también un camino, una elección y una alternativa para el encuentro con uno mismo, el contacto con esa parte nuestra que no logramos contactar o el desarrollo de aspectos personales que queremos mejorar.
Siguiendo con esta idea, sugerimos hablar de “cohabitar” como contrapartida a “vivir solos”, porque creemos que es la mejor forma de diferenciar un estilo de vida que no está marcado por “la soledad” sino por una propia decisión y una búsqueda.
Hay que tener en cuenta que las personas pueden optar por dedicarse a sí mismas, a desarrollarse profesionalmente, a tener viajes de negocios o de placer, incluso quizás a dedicarles horas extras al trabajo, todo esto sin tener que pensar en que, si hacen esto, podrían descuidar sus relaciones afectivas.
Digamos que hay una tendencia de las personas a descubrir su propia libertad sin estar atados a compromisos, realizar proyectos o tomar decisiones sin pensar por otros.
Está claro que el asunto no es generar una dicotomía: soledad vs. vida de relación, sino marcar la validez de la elección de “vivir solos” en determinados momentos de nuestra vida.
Nos referimos también a muchas personas mayores que necesitan y elijen dar este giro, y no sólo a los jóvenes que deciden vivir solos (y aclaramos que solos no es igual a “alejados del mundo” sino “habitándolo” solos).
(*) Psicólogo
Para tener en cuenta antes de ir a vivir solo
Mudarse para irse a vivir solo no es fácil y hay que aprender muchas cosas. A continuación unos tips para tener en cuenta.
- Decidí qué queres hacer
¿Querés irte solo? ¿Pensás trabajar, estudiar o las dos? ¿En qué zona te gustaría vivir? ¿Te arreglarías en un departamento chico o necesitás más espacio? ¿Por qué te interesa irte? Todas son preguntas válidas antes de tomar una decisión.
- Calculá tus ingresos
¿Vas a tener un ingreso fijo? ¿Tenés trabajo o te van a ayudar? ¿Vas a ganar lo mismo todos los meses o algunos meses sí y otros no? Si las cuentas no te dan, considerá pedir ayuda o vivir acompañado.
- Ahorrá
Si alquilás un departamento, necesitás tener dos meses de alquiler por adelantado. Eso sin contar las cosas que vas a tener que comprar, el costo de la mudanza y algún gasto eventual. También es importante tener una reserva para una emergencia.
- Hacé un presupuesto
Calculá cuánto vas a gastar por mes en alquiler, expensas, gastos fijos (celular, internet, etc) y servicios (electricidad, gas, agua). Lo que queda es lo que te queda para comer, moverte y salir.
5. Cuando vayas a ver un departamento
Pedí que te acompañe un amigo, o alguno de tus padres para mirar en detalle.
Que anden las canillas, el inodoro y la ducha, que no haya humedad y que todo funcione como tiene que funcionar.
6. Planificá la mudanza
Anotá todo lo que te vas a llevar y andá preparando todo la semana anterior.
7. Disfrutá
Vivir solo requiere tiempo, dinero y esfuerzo, pero vale la pena. Pocas cosas son tan satisfactorias como tener tu propio lugar.